martes, 24 de abril de 2012
LA PARABOLA SOBRE EL ESTAR PREPARADOS
»A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo
compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió
la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa;
pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. Pero a cualquiera que me
oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que
edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron
vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su
ruina.»” (Mateo 7:24-27).
Jesús nos está diciendo que las únicas cosas establecidas en la roca
sobrevivirán la tormenta venidera. Un hombre construyó su casa sobre la roca
“...pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca.” (versículo 25)
Los constructores de estas casas representan a dos tipos de cristianos en los
últimos tiempos - los sabios y los negligentes. Ellos construyen dos clases de
casas donde la gente vivía cuando la tormenta cayó.
Por un lado, nos motiva saber que existirá un cuerpo de creyentes que no
caerán. Ellos serán capaces de pararse firmes ante ataques demónicos
provenientes del infierno cuando la tormenta golpeé. Con esta parábola Jesús
quiere que nosotros sepamos que una persona que construye sobre la roca
sobrevivirá todo lo que está por venir.
Sin embargo, tristemente habrá otro grupo de cristianos -gente sobre la cual
Jesús dice, “y cayó, y fue grande su ruina” (ver versículo 27). Esto
significa una total, completo y devastador colapso de todo. En este punto,
usted puede estarse preguntando, “¿Qué significa exactamente “construir
una casa”? Es importante saber que la casa a la que Jesús se está
refiriendo es nuestro caminar con Él . Nosotros estamos construyendo el
cimiento de conocer a Cristo, de comprender sus caminos. Nosotros estamos
construyendo sobre nuestra fe ciertas caracterísitcas que determinarán cómo
reaccionamos bajo presión.
DAVID WILKERSON
lunes, 23 de abril de 2012
LA PROXIMA TORMENTA
Cuando un niño dormido necesita ser despertado, un padre amoroso lo toma por
sus hombros y delicadamente lo agita. Si el niño no se despierta
inmediatamente, entonces la agitación es más firme. El padre insiste porque
sabe que el niño sufrirá si no se despierta a tiempo.
Esto es precisamente lo que Dios está haciendo ahora mismo -tanto en América
como en el mundo. Al principio, Él nos agitó gentilmente pero ahora su
agitación ha llegado a ser más violenta porque Él no ha tenido éxito en
despertarnos.
El Señor literalmente empezó a sacudir la tierra con sismos a finales de los
ochenta. Un temblor en Armenia casi destruyó una provincia entera. Un sismo en
Japón de casi 6.9 casi destruyó toda una ciudad. Posteriormente aconteció un
temblor horrible en San Francisco, con unos subsecuentes en el área. Sismos
golpearon constantemente la costa Oeste, desde el norte de California hasta San
Diego, y hasta México.
Isaías profetiza que Dios un día se va a levantar y sacudirá a toda la
tierra: “He aquí que Jehová devasta la tierra y la arrasa, trastorna su
faz...todo gozo se ha apagado, la alegría se desterró de la tierra...Porque
así será en medio de la tierra,en medio de los pueblos, como un olivo
sacudido, como rebuscos después de la vendimia.” (Isaías 24:1, 11, 13).
Dios va a sacudir la tierra como si fuera un árbol de olivo - hasta que cada
uno de sus frutos caiga.
Ezequiel dice que cuando la furia de Dios se levanta, Él agitará todo lo que
pueda ser agitado: “que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias
del campo, toda serpiente que se arrastra sobre la tierra y todos los hombres
que están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia. Se
desmoronarán los montes, los vallados caerán y todo muro se vendrá a
tierra... Entonces seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los
ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy Jehová.” (Ezequiel 38:20 y
23).
El autor de Hebreos dice: “Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha
prometido diciendo: «Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino
también el cielo.» Y esta frase: «Una vez más», indica la remoción de las
cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.”
(Hebreos 12:26-27).
¡Dios va a agitar todo lo que esté a la vista para que Él sea revelado como
el único poder inamovible!
DAVID WILKERSON
viernes, 20 de abril de 2012
¿ES LA ORACION UNA CARGA?
Tal vez la oración es para usted una carga. ¿Es para usted la oración
aburrida? ¿ Es un deber más que un placer?
Muy pocos cristianos entran en la presencia de Dios con deleite, por el simple
placer de estar en su compañía. Algunos piensan que la oración es
“trabajo.” Sin embargo, cuando nosotros convivimos con alguien que amamos
aquí en la tierra, ¿lo catalogamos como trabajo? No, ¡es un placer para
nosotros! Si usted está felizmente casado, usted no piensa en los tiempos de
intimidad con su cónyuge como “trabajo.”
Dios asemeja su relación con su gente como aquella entre un esposo y su
esposa, y en la Biblia encontramos que ¡Jesús se deleita en nosotros! Es un
hecho que el placer de un esposo en disfrutar intimidad no se basa en
satisfacer sus propios deseos. No, su placer verdadero se encuentra en saber
que su esposa goza de ese mismo deleite. Él dice en su corazón, “ella
realmente quiere estar conmigo. ¡Yo soy primero en su corazón- yo soy todo
para ella!”
Nosotros sabemos que el Señor se deleita en su pueblo. David dijo, “Me sacó
a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.” (Salmo 18:19). La
Escritura nos da una imagen del Señor y su exuberante deleite en nosotros.
Sin embargo, ¿ nos deleitamos nosotros en Él? La Biblia nos dice:
“Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu
corazón. (Salmo 37:4). Deleitarse en el Señor no significa simplemente estar
feliz en su presencia. Yo le pregunté al Señor qué significaba la palabra
“deleite” y El me contestó:
“David, el deleitarse en mí simplemente significa el ser capaz de decir:
‘Yo prefiero estar con Jesús que con alguien más en esta tierra. Prefiero
estar en su compañía que en la de mi esposa, familia, amigos. Yo lo prefiero
a Él sobre todas las celebridades, líderes mundiales, incluso sobre grandes
hombres y mujeres de Dios. El es mi deleite!’ ”
También significa el ser capaz de decir, “Anhelo encerrarme con Jesús
porque Él es el único que me satisface. Todos los demás me dejan vacía e
insatisfecha. Nadie mas que Jesús puede tocar mis necesidades más profundas y
me acerco a Él tan seguido como puedo.”
DAVID WILKERSON
jueves, 19 de abril de 2012
CUANDO NO TENEMOS ESPERANZA
Elíseo heredó de Elías el rol de profeta en la tierra. En 2 Reyes 4, Elíseo
se enfrentó a una de sus primeras grandes pruebas cuando se le acercó una
mujer sunamita cuyo hijo justo había fallecido. En desesperación, ella le
dijo a Elíseo, “Yo he orado y ayunado, he llorado y suplicado pero no he
recibido nada de parte del Señor. Con la partida de mi hijo, yo no tengo la
fortaleza para seguir adelante. Simplemente no sé qué es lo que Dios está
haciendo. Esto es más de lo que puedo soportar.”
Elíseo respondió haciendo algo inusual, “ Elíseo dijo entonces a Giezi [su
siervo]: —Ciñe tu cintura.” En otras palabras “ciñe tus entrañas.”
Entonces él continuó, “toma mi bastón en tu mano y ve. Si te encuentras
con alguien, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas. Luego
pondrás mi bastón sobre el rostro del niño.” (2 Reyes 4:29, RV 1995)
Prestando atención a la instrucción de Elíseo, Giezi fue a la casa de la
familia y puso el bastón sobre el rosto del niño muerto. No hubo señal de
vida, por tanto, Giezi regresó con Elíseo diciendo, “El niño no
despierta” (v. 31).
He aquí una pregunta para usted: ¿Qué hace usted cuando todo lo que intenta
no da resultado? ¿Hacia dónde se dirige cuando cada esfuerzo que usted hace
para salir adelante no logra su propósito?
Existen momentos cuando no tenemos otro recurso mas que Cristo. En esta
historia, Elíseo es un tipo de Cristo. Él fue con la familia sunamita se
acercó al cuerpo del niño muerto. Cuando él se tendió sobre el niño,
poniendo su pie sobre los del niño, su mano sobre la mano del niño, él le
infundió aliento. ¿Qué sucedió entonces? Las Escrituras dicen que el niño
estornudó siete veces (v. 35). ¡Él estaba vivo!
¿Qué produjo esta vida? Jesús mismo sopló vida en esta situación. Cuando
nosotros no tenemos esperanza, recursos, habilidades, Cristo respira vida
sobrenatural en nuestras circunstancias.
Haga suya esta oración: “Señor, yo no tengo nada pero tú tienes todo y te
necesito a ti ahora. Si tú no soplas sobre mi problema, no voy a salir
adelante. ¡Yo no puedo hacerlo, sólo tú, Señor!”
GARY WILKERSON
miércoles, 18 de abril de 2012
LA ORACION QUE LE ES GRATA AL SEÑOR
Yo creo que la clase de oración que más le agrada a Dios es muy sencilla y
fácil de comprender. Es tan simple que hasta un niño puede orar de tal forma
y agradarle a Él.
Los discípulos le dijeron a Jesús, “Señor, enséñanos a orar” (Lucas
11:1). Ellos no hubieran preguntado a menos de que quisieran aprender. Yo creo
que la mayoría de los que están leyendo este mensaje les encantaría ser
fieles en oración pero no saben cómo. Ellos simplemente no comprenden el
propósito de la oración y hasta que ellos entiendan este propósito vital,
nunca podrán mantener una vida de oración significativa y plena.
Muchos cristianos oran por obligación. Ellos ven a la oración como algo que
se “debe” hacer. Otros oran solamente cuando una tragedia acontece o cuando
una crisis les afecta, entonces ellos no oran de nuevo hasta que otra dificultad
les aqueja.
¡La oración no es solo para nuestro beneficio, sino para el deleite de
nuestro Dios! Nosotros no solamente estamos para interceder por las cosas que
necesitamos, sino para preguntar por las cosas que Él desea. A menos de que
ambos elementos estén juntos, nosotros no tenemos el fundamento para construir
una vida de oración. Ya sea que nosotros busquemos alivio o ayuda de parte del
Señor, Él desea pasar tiempo con nosotros -intimidad y comunión.
"No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.” (Mateo 6:25).
"Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas. Así que no os angustiéis por el día de mañana...”
(6:33-34).
"porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros
le pidáis.”(6:8).
Dios nos está diciendo: “Cuando vengas a mi presencia, enfoca tu atención a
pasar tiempo conmigo, a anhelar conocerme. No te enfoques en las cosas
materiales. Yo conozco cuáles son tus necesidades así que ni siquiera
necesitas pedir por ellas. Yo tengo cuidado de todas. Sólo búscame a mí.
¡Permitamos disfrutar de una dulce comunión!”
DAVID WILKERSON
martes, 17 de abril de 2012
LA SANGRE DE JESUS
La mayoría de los cristianos saben sobre la sangre que Jesús derramó por
nosotros. Cuando Cristo levantó la copa en la última pascua, Él dijo:
“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”
(Lucas 22:20).
Nosotros recordamos Su sacrificio cada vez que practicamos la santa cena. Pero
para la mayoría de los cristianos, este es el límite de su conocimiento
acerca de la sangre de Jesús. Nosotros solamente sabemos acerca de la sangre
derramada mas no acerca de su esparcimiento.
La primer referencia bíblica acerca de la sangre esparcida se encuentra en
Éxodo 12:22. A los israelitas les fue encomendado que tomaran un manojo de
hisopo (una planta purificadora), lo sumergieran en la sangre de un cordero
muerto, y que la rociaran en el dintel y en los dos postes de la puerta de
frontal. Esa noche, cuando el ángel de la muerte pasara y viera la sangre en
la puerta, este pasaría de largo.
Comprenda que mientras la sangre fuera dejada en el tazón ésta no tendría
efecto alguno, sería solamente sangre derramada. ¡La sangre solamente
tendría poder para salvar cuando ésta fuera sacada del tazón y fuera
rociada!
¿Por qué los Israelitas no pudieron simplemente dejar el tazón con sangre en
el umbral y decir, “No importa lo que hagamos con ésta. Después de todo, la
sangre es sangre”? Supongamos que ellos hubieran puesto el tazón en una mesa
cubierta de lino o en un pedestal justo en la parte interna de la puerta. Si
ellos hubieran hecho esto, el ángel de la muerte hubiera entrado a ese hogar.
La sangre necesitaba ser sacada del tazón y ser rociada en la puerta para
cumplir con el propósito de protección.
La sangre de Éxodo 12 se asemeja a la sangre de Cristo. La sangre que fluyó
en el Calvario no fue desperdiciada -no cayó en el suelo y desapareció. No,
la preciosa sangre fue recolectada por una fuente del cielo.
Si Cristo es el Señor de su vida, entonces sus puertas han sido rociadas con
Su sangre. Este rocío no es solamente para ser perdonado sino también para su
protección contra todas las potestades de maldad de Satanás. La sangre de
Jesús no ha sido guardada en un tazón sino ha sido derramada y rociada sobre
su corazón.
DAVID WILKERSON
lunes, 16 de abril de 2012
DIOS TIENE RECURSOS ILIMITADOS
Cuando su esposo falleció, una pobre viuda se enfrentó a una difícil
situación con dos niños a quien cuidar. Incapaz de responder a sus
obligaciones, ella fue amenazada por acreedores.
Esta mujer se encontraba desesperada y apeló a Eliseo: “Una de las mujeres
de los hijos de los profetas clamó a Eliseo diciendo: "—Tu siervo, mi
marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová. Pero el
acreedor ha venido para llevarse a dos hijos míos como siervos.” (2 Reyes
4:1, RV1995).
El hecho es que Dios utiliza nuestros dilemas para glorificar Su nombre. Por
esta razón, nuestra propia historia con Dios puede conformarse a través del
dolor y la demora. Uno de cada diez americanos está desempleado y los demás
han tenido una reducción en su salario. En algunos hogares los dos esposos
trabajan en dos empleos para no perder lo que poseen.
Tal vez usted ha meditado sobre su propio dilema, “Si no encuentro una
solución pronto, todo se acabará. Necesito un milagro para sólo
sobrevivir.” Yo me imagino a esta viuda teniendo esos mismos pensamientos.
Elíseo le preguntó: “—¿Qué puedo yo hacer por ti? Dime qué tienes en tu
casa.” (4:2, RV1995). Él no le estaba pidiendo que vendiera sus pertenencias
de valor para obtener dinero a cambio. Inclusive ella no tenía nada más de
valor. En esencia, Elíseo le estaba diciendo, “Dios puede encontrarte justo
donde estás. Si tienes fe, Él puede multiplicar hasta la más mínima cosa
que tengas.”
La viuda contestó, “Tu sierva no tiene ninguna cosa en la casa, sino una
vasija de aceite.” Nosotros sabemos que en las Escrituras el aceite
representa la bendición y la provisión de Dios. En este punto, Elíseo le dió
una rara instrucción: “Sal y pide a tus vecinos que te presten sus vasijas;
consigue todas las que puedas.” (4:3, NVI).
Ella hizo lo que el profeta le dijo. Entonces Elíseo exclamó: “Luego entra
en la casa con tus hijos y cierra la puerta. Echa aceite en todas las vasijas
y, a medida que las llenes, ponlas aparte.” (4:4, NVI). Una vez más ella
siguió las instrucciones de Elíseo. Ella derramó el aceite de su propia
vasija en otra prestada. Lo mismo hizo con las demás vasijas prestadas.
¡Había aceite sin límite!
Este es el punto: Cuando Dios nos dice que Él tiene el abasto que necesitamos,
esto no significa una cantidad mínima. Dios tiene todo lo que necesitamos. Su
habilidad para encontrarnos en nuestra necesidad es infinita.
Gary Wilkerson
jueves, 12 de abril de 2012
ARREPENTIMIENTO NO ES SOLAMENTE PARA PECADORES
Entre más camino con Jesús más me convenzo de que el arrepentimiento no es
solamente para pecadores sino también para los creyentes. No es simplemente
una cosa que se realiza una sola vez, sino algo al que el pueblo de Dios es
llamado a practicar hasta que Jesús regrese.
Cada cristiano que mantiene una actitud de arrepentimiento trae a su vida una
atención especial de parte de Dios. Incluso, el arrepentimiento abre algo que
nada más puede hacer. Si nosotros caminamos frente al Señor con un corazón
arrepentido, ¡seremos inundados de increíbles bendiciones!
Un corazón arrepentido es suave, tierno, flexible, es fácilmente moldeable
por el Espíritu Santo. Este responde a y actúa ante la corrección divina.
La característica número uno de un corazón arrepentido es el estar listo
para reconocer la culpa. Es el desear aceptar el haber hecho algo mal, y decir,
“Yo soy, Señor. ¡Yo he pecado!”
Si no se admite que se ha pecado, entonces no puede haber arrepentimiento:
“La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de
lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”
(2 Corintios 7:10) Si usted no está dispuesto a reconocer que ha hecho algo
mal, entonces usted está afirmando que no necesita arrepentimiento.
Antes de que Pilato entregará a Jesús en manos de los sacerdotes y ancianos
asesinos, él quería que el mundo supiera que no era su culpa. Él pidió una
vasija con agua, sumergió sus manos en ella y se declaró a sí mismo inocente
de la sangre de Cristo ante esta multitud iracunda:
“Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó
agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: —Inocente soy yo de
la sangre de este justo. Allá vosotros.
(Mateo 27:24).
Aquí la frase “Allá vosotros” significa, “Asegúrense de saber que mis
manos están limpias. Yo no he hecho nada malo y estoy limpio de culpa.”
Por supuesto que las manos de Pilato no estaban limpias. Él estaba a punto de
entregar al Hijo de Dios a asesinos. Este tipo de pensamiento impide cualquier
posibilidad de arrepentimiento. Si algún profeta se le hubiera acercado a
Pilato al día siguiente predicando, “¡Arrepiéntete o perece!” el
gobernante se hubiera aterrorizado. “¿Quién, yo?,” él hubiera
preguntado. “Yo no he hecho nada malo. ¿Cómo puedo arrepentirme si no he
pecado?”
Juan escribe: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos y la verdad no está en nosotros... Si decimos que no hemos pecado, lo
hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros. (1 Juan 1:8, 10).
DAVID WILKERSON
miércoles, 11 de abril de 2012
CRUZANDO EL JORDAN
Todos tenemos un llamado de parte del Señor. En algunas etapas de nuestras
vidas, Él pone frente a nosotros un plan predeterminado que debemos cumplir.
Dios promete que si actuamos en fe, Él permitirá que ese plan sea cumplido.
Sin embargo, esto no es siempre fácil. Como todo aquel que ha caminado con
Jesús por un tiempo largo sabe, el seguir su llamado significa que nosotros
enfrentaremos obstáculos. Uno de los obstáculos más comunes es la voz
escéptica. Conforme buscamos cruzar el río Jordán para llegar a la Tierra
prometida, nosotros escucharemos todo tipo de voz diciéndonos no vayas.
Josué escuchó esas voces mientras Dios lo incentivaba a que guiará a Israel
a cruzar el Jordán. El cruzar llevaba consigo la promesa de la gloria futura
de Dios por su pueblo en la tierra. Usted puede estar seguro de que por ningún
motivo ellos pudieron cruzar sin haber escuchado las voces de escépticos
tratando de disuadirlos.
Nuestro Dios quiere destruir toda voz escéptica que pueda evitar que
obedezcamos su dirección. Siempre cuando Él nos pide que tomemos un paso de
fe, Él nos está guiando a “traspasar” hacia una medida de confianza en
Él que nunca antes habíamos tenido.
Cuando los sacerdotes cargaban el arca se enfrentaron al río rápido, fue
entonces cuando Dios sobrenaturalmente dividió las aguas. Posteriormente, toda
cosa malvada que los escépticos habían precedido fue transformada para el
bienestar de la gente de Dios. Cuando el pueblo llegó a una gran ciudad
fortificada ocupada por su enemigo, ellos marcharon alrededor y las murallas
impenetrables cayeron.
¿Desea usted pararse frente al río? Dios puede estar diciendo, “Si tú
solamente te comprometes a poner tu dedo en él, tú me verás dividir el agua
por ti. Yo te cargaré para que cruces al otro lado. Yo ya he diseñado mis
planes para contigo y haré que se cumplan.”
Le exhorto a que confíe en que Dios lo guiará al cruzar el Jordán. Deje que
Él calle la voz del escéptico. Su plan para con usted no fallará -¡Él es
fiel!
GARY WILKERSON
martes, 10 de abril de 2012
UNA VISION MAS CLARA DE CRISTO
El libro de Daniel menciona diversos beneficios para aquellos que tienen un
corazón arrepentido. Inclusive, para todos aquellos que reconocen su pecado,
Dios hace lo más milagroso. Uno de esos beneficios es una nueva y más clara
visión de Jesús. Lea lo que sucedió después de la oración de
arrepentimiento de Daniel en Daniel 9:
“Alcé mis ojos y miré, y vi un varón vestido de lino y ceñida su cintura
con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, su rostro parecía un
relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de
color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una
multitud. Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. . . ." (Daniel 10:5-7).
¿A quién cree usted que Daniel vio en esa visión? ¡A Jesús! ¡Qué
magnífico beneficio hizo el Espíritu Santo en Daniel cuando él confesó su
pecado! ¡Le fue dada una clara visión de Cristo en toda su gloria!
Por favor comprenda que Daniel no estaba orando por esta visión. Todo lo que
él estaba haciendo era arrepentirse -confesando y lamentándose sobre su
pecado. Jesús tomó dicho acto para revelarse a Daniel -Él tuvo la
iniciativa. Usted ve cómo cuando nosotros nos arrepentimos y hacemos las cosas
rectas con Dios y los demás, no tenemos que buscar una revelación. Jesús
mismo nos la manifestará.
Daniel tenía amigos que también eran santos pues él caminaba solamente junto
a gente recta. Sin embargo, la Escritura nos dice que ninguno de ellos fue
testigo de la visión que Daniel recibió: “No la vieron los hombres que
estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor y huyeron y se
escondieron. Quedé, pues, yo solo ante esta gran visión...”(Daniel 10:
7-8).
Un corazón verdaderamente arrepentido nunca tiene que esconderse del Señor
porque no existe más ningún temor de juicio. Si usted reconoce sus pecados
con arrepentimiento santo y hace una restititución, usted puede ver
confiadamente la cara del Maestro. Usted no tiene que temblar por temor a
recibir la palabra fulminante de reprobación de parte de Dios porque usted
verá a Cristo en Su gloria.
DAVID WILKERSON
miércoles, 4 de abril de 2012
VINIENDO ANTE EL SEÑOR CON TRISTEZA
El Espíritu Santo me condujo al libro de Nehemías y mientras leía el
capítulo 2, observé algo que nunca antes había visto. Este capítulo
contiene una historia alentadora para todos aquellos que vienen ante el Señor
con un corazón contrito.
Nehemías era copero del rey Artajerjes. Él estaba encargado de degustar los
vinos antes de que éstos fueran traídos a la mesa del rey para asegurarse de
que éstos no estuvieran envenenados. Con el paso del tiempo, Nehemías llegó
a ser un siervo de confianza del rey.
Nehemías recibió un reporte de su hermano de que Jerusalén estaba en ruinas.
La población se encontraba bajo gran desesperación y su condición empeoraba
cada día. Esto quebrantó el corazón de Nehemías. Él amaba a Judá y a
Jerusalén, y su pena empezaba a tomar control sobre él.
Las Escrituras nos dicen que: “Sucedió... que estando ya el vino delante de
él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste
en su presencia, me dijo el rey: —¿Por qué está triste tu rostro?, pues no
estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces tuve un gran
temor.” (Nehemías2:1-2).
Comprenda que la gente tenía prohibido venir ante la presencia del rey con
tristeza, especialmente si eran empleados de la corte. Nehemías sabía que al
tener un semblante lúgubre le podría costar su cabeza y tuvo mucho miedo.
Cuando el rey vió la pena de Nehemías, él fue movido por compasión. Las
Escrituras nos dicen que él le dió a su siervo la oportunidad de ausentarse.
Y entonces, Nehemías recibió de parte del rey el deseo de su corazón -
¡permiso para ir a Jerusalén para reconstruir el templo y las murallas de la
ciudad!
He aquí mi punto: Si Nehemías pudo entrar a la presencia de un rey pagano con
un rostro triste y obtener favor y bendiciones más allá de su imaginación,
cuánto más el Rey Jesús mostrará compasión a cada uno de nosotros, sus
hijos, durante momentos de tristeza. Él está ansioso por quitar nuestras
cargas y suplir nuestras necesidades.
DAVID WILKERSON
martes, 3 de abril de 2012
CARTA DE AMOR PARA UN FRACASADO
Mi amigo Eric tuvo una niñez muy difícil. Su padre continuamente le decía,
“No eres bueno y nunca lograrás nada.”
Mientras Eric crecía se introdujo en el mundo de las drogas. “Fui un adicto
terrible,” Eric dice. “Yo combinaba todo tipo de sustancias que podrían
haberme matado. Incluso yo era malo como adicto. Mi aguja se rompía o tenía
poco dinero para satisfacer mi hábito. Me sentía como un fracaso total.”
La vida de Eric se convirtió en un total desastre. Su adicción le hizo perder
cada centavo que tenía, por lo que decidió robar una tienda para comprar más
drogas - pero falló nuevamente. Él sacó un arma y gritó, “¡Todos contra
la pared!” pero la tienda estaba tan llena de gente que ésta no podía caber
toda en la pared. Confundido, Eric huyó.
En desesperación, Eric eventualmente decidió dispararse a sí mismo con el
arma que había utilizado para el robo. Sin embargo, él tiró el arma al piso
y ésta se disparó sola, hiriéndose en el costado. Mientras Eric iba al
hospital pensó, “Soy un fracasado miserable, ni siquiera puedo matarme a mí
mismo.”
Después de haber sido curado de su herida, Eric caminó por las calles en
total desesperanza. En lo profundo de su ser, él estaba enojado con Dios y
clamó, “¿Acaso estás tú aquí? ¿Tengo alguna razón para preservar mi
vida?” Eric escuchó a una voz decir, “Te estoy enviando una carta de
amor.” De alguna forma Eric supo que era la voz de Jesús. Mientras se
encontraba sentado en la orilla de la acera, la corriente de agua proveniente
de la lluvia pasaba por debajo de sus piernas, cuando de repente, él notó un
pequeño folleto flotando. Lo recogió y vió que decía, “Hay esperanza para
el drogadicto.”
El folleto era publicado por un grupo llamado, Grupo de Alcance Victoria. Eric
encontró la dirección del lugar, acudió a este y rindió su vida a Jesús.
Pronto fue librado de su adicción. Él abandonó todo hábito -incluyendo su
creencia de que estaba destinado al fracaso. Jesús hizo de Eric una nueva
creatura en todos los sentidos.
Este hombre joven había pensado que su vida había terminado -pero aún había
empezado. Él había estado ciego a la vida- la vida de resurrección- que
Jesús había planeado para él desde hace tiempo.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el
Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y
una esperanza.” (Jeremías 29:11, NVI).
Gary Wilkerson
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