Pedro dijo, “…sois guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para
alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
final” (1 Pedro 1:5). A través de esta profecía observo que en estos
últimos tiempos Dios va a revelar a su pueblo una vez más su poder guardador.
Cristo oró al Padre concerniente a sus discípulos: “Cuando estaba con ellos
en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé y
ninguno de ellos se perdió” (Juan 17:12). Los discípulos no se guardaron
ellos mismos en la voluntad de Dios, ellos fueron guardados por un grandioso
poder fuera de ellos mismos. Ellos no pudieron haber terminado ningún día sin
el poder guardador de Cristo.
Qué gloriosa oración Cristo oró a nuestro favor: “No ruego que los quites
del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
En el Griego, la palabra guardar es muy expresiva. En 1 Pedro 1:5, ésta
significa:
• Establecer un puesto militar.
• Guardar, resguardar, proteger con una guarnición.
• Establecer una fortaleza con una línea militar completa, con
todas sus armas militares.
• Reconocer al enemigo por adelantado y proteger del peligro.
El Señor no es solamente una torre fuerte, sino también establece en nosotros
un puesto militar resguardado por un ejército completamente equipado.
Actualmente, nos convertimos en un poderoso puesto militar con ejércitos de
soldados, caballos, carros listos para el combate, y con un centinela que ve
venir al enemigo muy por adelantado.
Jesús oró, “…que los guardes del mal” La palabra guardar significa:
• Liberar de un efecto o influencia de cualquier cosa mala, malvada,
cruel, perjudicial, lujurioso, malicioso, o perverso.
• Liberar del mismo Satanás y de todo lo que es corrupto o enfermo.
Si resume todo lo anterior parecería demasiado bueno para creerlo. Somos un
puesto militar de Dios, protegido por una armada espiritual equipada
completamente con innumerables caballos, carros y soldados armados para la
batalla, completamente informados de cada plan y artimaña del enemigo –
totalmente resguardada contra Satanás y todos los poderes demoniacos en el
universo. Ahora tal vez podamos entender lo que las Escrituras quieren decir
cuando proclaman, “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo” (1 Juan 4:4).
David Wilkerson
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