jueves, 26 de mayo de 2011

ENCONTRANDO NUEVAS FUERZAS

¡Cuán rápido olvidamos las grandes liberaciones de Dios en nuestras vidas!
¡Cuán fácil tomamos por sentado los milagros que Él obró en nuestras
vidas! Sin embargo, la Biblia nos dice vez tras vez: “Recuerda tu
liberaciones”.

¡Somos tan parecidos a los discípulos! Ellos no entendían los milagros de
Jesús cuando sobrenaturalmente alimentó a miles con tan sólo unos cuantos
panes y peces. Jesús hizo este milagro dos veces, alimentando a 5,000 personas
en una ocasión y a 4,000 en la siguiente. Pocos días después, estos eventos
desaparecieron de la memoria de los discípulos. Ello sucedió cuando Jesús
les advertía sobre la levadura de los fariseos. Los discípulos pensaron que
Él había dicho esto porque ellos se habían olvidado de traer el pan para el
viaje. Pero Cristo les respondió: “¿No entendéis aún, ni os acordáis de
los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de
los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?” (Mateo
16:9-10).

Según Marcos, Cristo estaba impresionado de cuán rápido habían olvidado los
discípulos. Jesús dijo: “¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis
endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no
oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes entre cinco mil,
¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis?” (Marcos 8:17-19).

¿Qué nos dicen estos pasajes? Es claro que ninguno de los discípulos se
detuvo a considerar lo que estaba llevándose a cabo mientras las milagrosas
multiplicaciones de pan sucedían. Intente imaginar a estos hombres caminando
entre las multitudes llevando canastas, repartiendo los panes y los peces que
fueron multiplicados milagrosamente frente a ellos. Uno pensaría que dichos
discípulos caerían postrados clamando: “¿Cómo puede estar sucediendo
esto? Es simplemente asombroso. Esto va más allá de toda explicación humana.
Oh Jesús, verdaderamente Tú eres Señor”. Me los puedo imaginar animando a
la gente que servían: “Tomen, deléitense en esta comida milagrosa, enviada
de la misma gloria. Jesús la ha provisto”.

Los discípulos vieron estos milagros con sus propios ojos, no obstante, su
relevancia no quedó registrada en ellos. Los discípulos no entendieron los
milagros, así como nosotros olvidamos los prodigios de Dios en nuestras vidas.
Las liberaciones de ayer son rápidamente olvidadas ante la crisis de hoy.

A través de ambos Testamentos, podemos leer: “Recuerden el brazo del Señor,
poderoso para obrar milagros a favor de ustedes. Recuerden todas sus
liberaciones del pasado”. Consideren la exhortación de Moisés a Israel
después del milagro del Mar Rojo: “Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de
este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues
Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte…” (Exodo 13:3).

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