martes, 17 de septiembre de 2013
LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA
“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda
sabiduría e inteligencia” (Efesios 1:7-8).
Siento que nosotros, en la iglesia, ni siquiera hemos empezado a conocer la
superficie de la gracia. Tomamos unos sorbos de la taza de la gracia de vez en
cuando en nuestro caminar con Dios y luego poco a poco empezamos a confiar en
nuestras habilidades para el resto del camino.
No podemos elegir nuestras áreas de obediencia. Estamos obligados a hacer lo
que el Señor nos llama a hacer. Cuando Jesús dice que debemos nacer de nuevo,
tener fe, orar y buscar Su rostro, amar a nuestro prójimo, amar a nuestra
esposa como Cristo ama a la iglesia, todos Sus mandamientos son sí y amén.
Sin embargo, algunas iglesias prefieren ciertas áreas de obediencia sobre
otras. Enfatizan la evangelización, la justicia social, el activismo
político, el servicio a los pobres o la oración. Quizás ellos no lo admiten,
pero ven los énfasis de las otras iglesias como inferiores a los ojos de Dios.
Ninguna iglesia es agradable a Dios cuando ésta funciona con un solo cilindro
en lugar de ocho. Simplemente Él no nos permitirá ignorar algunos de sus
mandamientos. Lee Apocalipsis 3 para que tengas una idea de Su desagrado cuando
hacemos eso. Cualquier persona o iglesia que no está obedeciendo los
mandamientos de Dios está viviendo en desobediencia. Sin embargo, la
obediencia perfecta no está dentro de nuestra capacidad. La razón por la que
tendemos a enfatizar ciertas áreas de la obediencia en nuestras vidas es
porque son más fáciles de cumplir que otras. Puede que incluso seamos
recompensados por hacerlas. Pero así, se pierde completamente el
objetivo.
Tener una vida de gozo y de victoria no dependerá de si tenemos éxito o
fracasamos en obedecer los mandamientos de Dios, sino que tiene que ver con
cómo vamos a obedecer los mandamientos de Dios. A mí me enseñaron cuando era
niño en la iglesia que yo podría manifestar cambios espirituales por mi propia
voluntad. Los líderes juveniles nos decían: "Ustedes puede cambiarse a ustedes
mismos para que las tentaciones no vuelvan. Pueden librarse a ustedes mismos de
cualquier cosa”. No nos tomó mucho tiempo darnos cuenta de lo inútil que
esto es.
El punto es no hacer cambios en nosotros mismos. El punto es permitir que la
gracia de Dios nos dé el poder para la transformación, en nosotros mismos y
en nuestro mundo.
Gary Wilkerson
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