jueves, 5 de septiembre de 2013
HEREDEROS SEGÚN LA PROMESA
“No tengas temor de ellas...” (Deuteronomio 7:18). Para Israel, “ellas”
representaban las imponentes y bien armadas naciones impías que enfrentaron en
la tierra prometida. Para nosotros hoy en día, “ellas” representan todo
problema, tribulación y dificultad abrumadora que enfrentamos en la vida.
¿Por qué no debemos temer? ¡Porque Dios lo dice! No se necesita ninguna otra
explicación. Dios es todo poderoso, todo suficiente y está consciente de las
fortalezas satánicas que enfrentamos. Conoce cada trampa, prueba y tentación
que serán lanzadas contra nosotros, y nos ordena: “¡No temerás a ninguna
de ellas!”
Abraham estaba viviendo en un país extranjero, rodeado de reyes poderosos, sin
saber donde terminaría. Sin embargo, la primera palabra de Dios para él fue,
“No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera
grande.” (Génesis 15:1).
El significado de esta última frase es, “Yo seré una pared alrededor tuyo,
tu protector, tu defensa.” En esencia, Dios estaba diciéndole a Abraham,
“Vas a enfrentar dificultades, pero te protegeré a través de todas
ellas.” Abraham respondió creyendo la palabra de Dios para él: “Y creyó
a Jehová, y le fue contado por justicia.” (Versículo 6)
Esta misma palabra vino al hijo de Abraham, Isaac. Él también vivió en un
ambiente hostil, rodeado por los filisteos que lo odiaban, lo acosaban y lo
querían fuera de su tierra. La Escritura dice que cada vez que Isaac cavaba un
pozo para suministro de agua, los filisteos lo tapaban: “los filisteos los
habían cegado y llenado de tierra.” (Génesis 26:15)
Adonde quiera que Isaac iba, tenía el mismo problema. Incluso llamó a un pozo
“Esek,” que significa “rencilla” (Véase Génesis 26:20). Aparentemente,
Isaac no sintió más que disputa en su vida. Debe haber pensado: “¿Cómo
alimentaré a mi familia y daré agua para mi rebaño? ¿Y cómo puedo criar a
mis hijos sin temor, cuando los filisteos pueden saquearnos en cualquier
momento, sin problema? Dios, ¿Por qué me has establecido aquí? ¿Cómo
podré vencer?”
Mientras esta nube de duda se formaba sobre Isaac, Dios le dio la misma palabra
que le había dado a Abraham: “Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas,
porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por
amor de Abraham mi siervo.” (Versículo 24).
Somos hijos de Abraham y Dios nos hace la misma promesa que hizo a Abraham y a
su descendencia: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham
sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29).
DAVID WILKERSON
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