lunes, 5 de noviembre de 2012

HAY DE LOS QUE DESCIENDEN A EGIPTO

“¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su
esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son
valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! (Isaías 31:1)

El profeta Isaías advirtió a Israel que no había posibilidad de victoria
para ellos si intentaban luchar contra su adversario en su propia fuerza.
Isaías 31 describe un cuadro perfecto de la futilidad de tratar de hacer
batalla con el enemigo en nuestra capacidad humana. Yo creo que este capítulo
es un tipo y sombra de la falta de efectividad de nuestros esfuerzos actuales
para derrotar deseos, hábitos y pecados que nos acosan, confiando en ideas y
ayudas humanas.

En el momento en que Isaías escribió este mensaje de advertencia, el Rey
Senaquerib y el ejército Asirio ya habían marchado a través de Judá.
Habían capturado la mayoría de las ciudades a su paso, y ahora planeaban
sitiar Jerusalén. En Hebreo, la palabra Senaquerib significa “exitoso” y
Asiria significa “pecado en aumento”. En conjunto, estas dos palabras nos
proveen una imagen de un enemigo malvado que estaba teniendo gran éxito contra
el pueblo de Dios.

En efecto, Asiria representa a todo espíritu demoniaco y lujurioso que nos
ataca. Y Senaquerib es el diablo mismo, convencido de que tendrá éxito en
derrotarnos y llevarnos a la desesperación. Yo creo que Dios quiere
demostrarnos por medio de este capítulo como el diablo y sus huestes
demoniacas están trayendo olas de tentaciones contra la iglesia, con creciente
intensidad y mucho éxito.

Este capítulo también es un ejemplo de cómo el pecado aumentará en los
últimos días. La Escritura dice que la sociedad ira de mal en peor (Véase
2ª Timoteo  3:13) y que la iglesia será inundada con engaños y doctrinas de
demonios. Yo creo que estamos viendo esto suceder ahora mismo. Huestes
demoníacas se han infiltrado en todos los medios de comunicación y en toda
forma de tecnología, inundando nuestra cultura con sensualidad, desnudos y
perversiones de todo tipo. Como fue profetizado en Apocalipsis 12:15, Satanás
“arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río.”
DAVID WILKERSON

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