martes, 5 de junio de 2012
JESÚS SE DELEITA BENDICIENDO A SU PUEBLO
Muchos cristianos creen que Dios se deleita sólo castigándonos y
corrigiéndolos ¡No es así! La Biblia nos dice que Él no se place en
disciplinarnos. Por el contrario, Jesús dice: " No tengan miedo, mi rebaño
pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino" (Lucas 12:32).
Él nos asegura: "Te daré todo lo que necesitas porque mi corazón está
puesto en bendecirte."
En ninguna parte de la Biblia encontramos a Jesús maldiciendo a nadie (la
única cosa que maldijo fue una higuera). Ningún predicador, apóstol, profeta
o pastor en la historia bendijo personas más que Jesús mismo. Él pronunció
bendiciones en todas partes donde estuvo.
Considere el Sermón del Monte en Mateo 5. Jesús dijo: "Bienaventurados los
pobres de espíritu. Bienaventurados los que lloran. Bienaventurados los
mansos. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia.
Bienaventurados los misericordiosos, los pacíficos, los perseguidos, los
insultados". Dondequiera que Jesús estuvo dijo: "Bendito... bendito...
bendito."
Jesús tomó a los niños en sus brazos y los bendijo. Bendijo a los que
tenían banquete para los pobres, lisiados, cojos y ciegos: "Él levantó sus
manos y los bendijo" (Lucas 24:50).
Me conmueve profundamente que las últimas palabras de Jesús antes de dejar a
sus discípulos, fueron palabras de bendición. Lucas dice: "Entonces les
abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras" (Lucas 24:45). Y
luego ". . . los bendijo "(versículo 51).
En este punto, usted puede estar pensando, "Yo puedo entender cómo el Señor
bendice a los niños o a los nuevos creyentes, o incluso a cristianos en
países pobres que necesitan milagros sólo para tener alimentos. Podría ver
como Él bendice a creyentes encarcelados en el extranjero y, milagrosamente,
les proporciona revelaciones gloriosas de sí mismo. Pero ¿a mí? Bueno, yo
nunca me he considerado a la altura de la luz que he recibido y no me siento
digno de sus bendiciones."
Amado, yo espero que entienda ahora que usted nunca será digno de las
bendiciones de Dios. Nadie gana Sus bendiciones. Más bien, Él viene a
nosotros solamente por su gracia y misericordia y nos otorga bendiciones
espirituales más allá de nuestra comprensión.
DAVID WILKERSON
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