Dulces momentos, consoladores
Son los que paso junto a la cruz;
Allí sufriendo crueles dolores
Miro al Cordero, Cristo Jesús.
Veo Sus brazos de amor abiertos
Que me convidan a ir a El;
Y haciendo suyos mis desaciertos,
Por mí sus labios gustan la hiel.
De Sus heridas la viva fuente
De pura sangre veo manar;
Y salpicando mi impura frente,
La infame culpa logra borrar.
Veo Su angustia ya terminada,
Hecha la ofrenda de la expiación,
Su noble frente mustia, inclinada,
Y consumada mi redención.
¡Dulces momentos, ricos en dones
De paz y gracia, de vida y luz!
Sólo hay consuelos y bendiciones
Cerca de Cristo, junto a la cruz.
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