Una vez escuché a un ministro decir a una audiencia, "El Antiguo Testamento no
es relevante para nuestro tiempo así que no hay necesidad de estudiarlo más."
¡Qué equivocado estaba! Una razón por la que me encanta leer el Antiguo
Testamento es porque explica el Nuevo Testamento en términos claros y
sencillos. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, Israel es un tipo de la
iglesia y Egipto representa el mundo. El viaje de Israel por el desierto
representa nuestro trabajo espiritual como cristianos. Además, el árbol que
sanó las aguas de Mara es un tipo de la cruz de Cristo y la roca que produjo
agua en el desierto es un tipo de nuestro Salvador.
La Escritura deja claro que todas las batallas físicas de Israel reflejan
nuestras batallas espirituales de hoy: " Todo eso les sucedió para servir de
ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha
llegado el fin de los tiempos." (1 Corintios 10:11). Incluso el tabernáculo y
su mobiliario son ejemplos de las cosas celestiales: "los cuales sirven a lo
que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido
por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira,
haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte"(Hebreos
8:5).
Todos estos ejemplos del Antiguo Testamento tienen la intención de no dejarnos
caer en la incredulidad, como hizo Israel. El autor de Hebreos escribe:
"Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante
ejemplo de desobediencia" (4:11). En otras palabras, "¡Estudia el Antiguo
Testamento y aprende del ejemplo de Israel. No cometas los mismos errores que
ellos!"
Cuando no entiendo una verdad del Nuevo Testamento, me dirijo al Antiguo
Testamento para encontrar que ha sido ilustrada de alguna manera. Por ejemplo,
digamos que quiero aprender a derribar muros espirituales que el diablo pueda
haber acumulado en mi vida. Entonces, voy a la historia de Josué para ver
cómo los muros de Jericó se derrumbaron. La batalla física entre Israel y
los muros me proporciona una imagen y un modelo que me ayuda a entender cómo
puedo derribar todos los muros que me impiden alcanzar la plenitud en Cristo.
DAVID WILKERSON
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