miércoles, 2 de marzo de 2011

UN MENSAJE PARA CREYENTES ABRUMADOS

Hablo ahora a aquellos creyentes que se ven abrumados por un cúmulo de
aflicciones. El salmista David nos cuenta de su propio ser angustiado por
problemas insoportables:
"Mi corazón está muy dolido en mi interior, todos los terrores de muerte
sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha
cubierto "(Salmos 55:4-5).

Si busca en las Escrituras, usted no encontrará ningún hombre de Dios que
hable tanto acerca de confiar en Dios como lo hizo David. Nadie habló más
sobre la búsqueda y la espera en el Señor como fortaleza en tiempos de
necesidad. Fue David quien declaró “no temeré… a pesar de que camine por
el valle de la muerte”, porque el Señor estaba con él.

Pero cayeron sobre David una serie de tribulaciones profundas y dolorosas que
sacudieron su fe. En uno de sus momentos más difíciles, cuando se encontraba
sin esperanza, gritó, "¡Todos los hombres son mentirosos!" Él estaba
hablando desde un corazón abrumado por gran pena y tristeza. Todas las
palabras de consuelo y esperanza no se habían cumplido, todo parecía como una
mentira.

David se encontraba bajo un ataque total a su fe. No estaba acusando a Dios de
mentir, pero venían voces contra él desde todos los lados. David estaba
desesperanzado. Él buscó una vía de escape "quien me diera alas como una
paloma, yo volaría lejos de toda esta desesperación y encontrar un lugar de
descanso."(Salmo 55:6)

Cuando hablo de estar abrumado, sé lo que digo. Mi hija Debi acaba de ser
operada de cáncer. Mi nieto de 29 años de edad, Brandon, está recibiendo
quimioterapia contra cáncer de categoría 4. David estaba en lo cierto: "Temor
y temblor caen sobre nosotros".

¿Qué hace el hijo de Dios en momentos de insoportable estrés? Hacemos lo que
hizo David.

"En cuanto a mí, voy a invocar a Dios, y el Señor me salvará. En la tarde,
al amanecer y al mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. El redimirá
en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque muchos estén en mi
contra"(Salmo 55:16-18).

Ore, deje todo aún lado y entre en la presencia del Señor. Incluso si lo hace
en silencio, grite su dolor y pida que la paz llegue a usted. Tenemos que hacer
algo más que confiar, debemos permanecer en la Palabra de Dios y clamar ante
El las promesas que nos ha dado.

Mi familia y yo estamos caminando en fe y confiando en la fidelidad de Dios a
su Palabra. ¡Dios es bueno!

David Wilkerson

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