martes, 5 de agosto de 2014
UN PEQUEÑO TERRENO
Santiago nos dice: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro
corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría
no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque
donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”
(Santiago 3:14-16).
Nota a quién Santiago se dirige aquí. En el versículo 13 dice: “¿Quién
es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en
sabia mansedumbre”. Él nos está diciendo: “Puedes tener gran sabiduría y
conocimiento espiritual. Pero si hay amargura en tu hogar, contienda en tu
corazón, envidia en tu trabajo, no pienses que eres espiritual de ninguna
manera. Estás bajo un fuerte engaño”.
Cuando Santiago habla de contienda y amargura, él se refiere a disputas y
críticas. Y él dice que todo esto es diabólico, sensual, que son obras de
maldad. En resumen, cualquiera que guarda amargura causa disputas, y peor aún,
abre su corazón a la posesión satánica.
¿Conoces personas a quienes la amargura las ha llevado a la posesión
satánica? Con el tiempo, su ser exterior comienza a manifestar las tinieblas
que tienen dentro. Con el tiempo su cuerpo comienza a decaer, enfermándose,
marchitándose y sufren desbalances mentales. Cuando se le entrega dicho
terreno al diablo, éste obra para la destrucción absoluta.
Así que, sigue adelante, retén tu rencor. Quédate con tu amargura. Continúa
buscando disputas. Si lo haces, estarás en total rebelión contra Dios y Su
Palabra y te abrirás a Satanás. Te volverás ciego espiritualmente y
endurecido de corazón.
Por el otro lado, si eres espiritual y obedeces voluntariamente la Palabra de
Dios, entonces no importa cuán herido estés, mostrarás la sabiduría
apacible de la gentileza al perdonar.
En un viaje a Jerusalén, observé un poderoso ejemplo de cómo Satanás puede
tomar una posición hasta en el terreno más pequeño. Mientras miraba la
Ciudad Santa desde el Monte de los Olivos, vi la tierra donde se asienta el
Domo musulmán de la Roca.
Ese pequeño pedazo de terreno es quizás una fracción de un acre. Sin
embargo, de alguna manera Satanás puso sus manos sobre él y construyó un
templo para sí mismo y ahora se ha convertido en la abominación de la
desolación, como se menciona en las Escrituras. El diablo ha logrado enfocar
sus poderes en el centro mismo del pueblo una vez escogido por Dios, Israel. Y
todo sucedió porque él obtuvo sólo un pequeño terreno. Este es un retrato
vivo de lo que Satanás hace cuando toma ventaja del más pequeño pedazo de
terreno.
DAVID WILKERSON
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