miércoles, 30 de abril de 2014
NO LE DES A SATANÁS NI UNA PULGADA DE TERRENO
Jesús le dijo a sus discípulos: “Viene el príncipe de este mundo, y él
nada tiene en mí” (Juan 14:30). Él estaba diciendo, en esencia: “Cuando
Satanás viene a Mí, él no puede hallar un lugar. Estoy bajo la autoridad
total de Mi Padre”.
De igual manera, Satanás no puede entrar en el cuerpo o en el espíritu de
algún creyente que cuya vida esté completamente sometida a la Palabra de
Dios. A él se le debe dar un lugar para que pueda tener terreno. Y eso sólo
sucede cuando una persona sustrae del “precio de la heredad”. Déjame
explicar.
En Hechos 5 una pareja llamada Ananías y Safira vendió una porción de su
tierra y dio las ganancias a la nueva iglesia en Jerusalén. Pero, cuando
pusieron la cantidad a los pies de Pedro, el apóstol se quedó perplejo. Él
les preguntó: “¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? (Hechos 5:3). Tan
pronto como Pedro dijo estas palabras, Ananías cayó muerto ahí mismo y un
minuto después, su esposa.
¿Cuál es la lección que Dios quería enseñar a la iglesia a través de
esto? No creo que tenga nada que ver con el pedazo físico de terreno que
pertenecía a Ananías y Safira. Más bien, tenía que ver con el territorio
interno en sus corazones.
Esta pareja creía que podía ser 95 porciento obediente a Dios, pero
mantenerse desobediente en una pequeña área y sentirse seguros. Habían
escuchado la Palabra pura de Dios predicada, pero se rebelaron contra lo que
sabían que era cierto. Se convencieron así: “Podemos servir al Señor y
quedarnos con esto”. Esa era una mentira al Espíritu Santo.
Así, que la parte del precio con la que se quedaron no tenía que ver con
dinero, sino con un pequeño terreno de codicia en sus corazones. Era una
pequeña área lo suficientemente grande para darle a Satanás una fortaleza y
con su propia y terca desobediencia, permitieron que el enemigo llenara sus
corazones.
Por eso Pablo advierte: “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27). El
ejemplo de Ananías y Safira es claro: El precio de una vida vencedora no es
poca cosa. Significa sujetar nuestras vidas completamente a la Palabra de Dios,
sin lugares oscuros, deseos ocultos o rebeliones. No le des a Satanás ni una
pulgada de terreno. Eso es todo lo que él necesita para entrar y establecer
una base de poder.
DAVID WILKERSON
martes, 29 de abril de 2014
IRÉ CONTIGO
Pablo le dijo a Timoteo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando
fui a Macedonia” (1 Timoteo 1:3), pero Timoteo, que amaba a su mentor, dijo:
“Iré contigo”.
No sé por qué Timoteo quería ir con Pablo. Quizás era porque simplemente
amaba a Pablo o quizás porque se estaba empezando a frustrar en Éfeso.
Aparentemente, los efesios se habían enfocado en ellos mismos, viviendo un
estilo de vida de justicia propia y tratando de verse bien. Cuando uno se llena
de justicia propia, a menudo significa que estás engañado y te vuelves
angurriento, egoísta y ambicioso.
En ese momento había una hambruna en Macedonia y también en Jerusalén y las
iglesias que se encontraban ahí enfrentaban una pobreza extrema. Mientras
sufrían en Macedonia, en Éfeso, aparentemente, la economía seguía siendo
buena y ellos tenían muchos recursos que guardaban para ellos mismos.
Pablo le dice a Timoteo: “A los ricos de este siglo [los efesios] manda que
no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos,
generosos” (1 Timoteo 6:17-18).
En algunas traducciones, este versículo dice: “Manda a aquellos que son
ricos en el presente, que sean generosos”. ¿Por qué diría Pablo algo que
suena más bien ridículo? No parece natural mandar a la gente a ser generosa y
a no retener las cosas sólo para ellos, sino a repartir este generoso don de
Dios a los que les rodean. ¿Por qué mandaría Pablo a dar?
Cuando Pablo le dijo a Timoteo que “mande” a los efesios a dar, no era para
hacer que ellos sólo den, sino para que vieran que en sus vidas, les faltaba
una parte de la gracia.
La iglesia en Macedonia tenía lo que le faltaba a la iglesia en Éfeso. Es
cierto que la iglesia en Macedonia había sido golpeada por la pobreza en lo
natural, pero era increíblemente generosa, ya que no tan sólo daba, sino que
daba más allá de su capacidad (ver 2 Corintios 8:1-3). Leemos que los
macedonios les pedían “con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Corintios 8:4).
La iglesia en Macedonia, obviamente entendía la gracia. Ellos andaban en la
gracia y Timoteo quería verlo con sus propios ojos.
Pablo le dijo a Timoteo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando
fui a Macedonia” (1 Timoteo 1:3), pero Timoteo, que amaba a su mentor, dijo:
“Iré contigo”.
No sé por qué Timoteo quería ir con Pablo. Quizás era porque simplemente
amaba a Pablo o quizás porque se estaba empezando a frustrar en Éfeso.
Aparentemente, los efesios se habían enfocado en ellos mismos, viviendo un
estilo de vida de justicia propia y tratando de verse bien. Cuando uno se llena
de justicia propia, a menudo significa que estás engañado y te vuelves
angurriento, egoísta y ambicioso.
En ese momento había una hambruna en Macedonia y también en Jerusalén y las
iglesias que se encontraban ahí enfrentaban una pobreza extrema. Mientras
sufrían en Macedonia, en Éfeso, aparentemente, la economía seguía siendo
buena y ellos tenían muchos recursos que guardaban para ellos mismos.
Pablo le dice a Timoteo: “A los ricos de este siglo [los efesios] manda que
no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son
inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos,
generosos” (1 Timoteo 6:17-18).
En algunas traducciones, este versículo dice: “Manda a aquellos que son
ricos en el presente, que sean generosos”. ¿Por qué diría Pablo algo que
suena más bien ridículo? No parece natural mandar a la gente a ser generosa y
a no retener las cosas sólo para ellos, sino a repartir este generoso don de
Dios a los que les rodean. ¿Por qué mandaría Pablo a dar?
Cuando Pablo le dijo a Timoteo que “mande” a los efesios a dar, no era para
hacer que ellos sólo den, sino para que vieran que en sus vidas, les faltaba
una parte de la gracia.
La iglesia en Macedonia tenía lo que le faltaba a la iglesia en Éfeso. Es
cierto que la iglesia en Macedonia había sido golpeada por la pobreza en lo
natural, pero era increíblemente generosa, ya que no tan sólo daba, sino que
daba más allá de su capacidad (ver 2 Corintios 8:1-3). Leemos que los
macedonios les pedían “con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Corintios 8:4).
La iglesia en Macedonia, obviamente entendía la gracia. Ellos andaban en la
gracia y Timoteo quería verlo con sus propios ojos.
GARY WILKERSON
viernes, 25 de abril de 2014
LA VOZ DEL SEÑOR ES PODEROSA
La clave para entender cómo opera Satanás contra la iglesia de Jesucristo se
encuentra en la palabra rebelión. En sencillas palabras, rebelión significa
ir contra las normas y autoridad de la Palabra de Dios. Cuando Lucifer le
declaró la guerra a Dios, se estaba rebelando contra la palabra del
Todopoderoso.
Debes comprender que la palabra de Dios es Su poder. A través de ella, Él
hizo el mundo. Y a través de ella, el sol, la luna y las estrellas se
mantienen en su lugar. Su Palabra hizo todo lo que fue hecho y continúa
produciendo vida. Y por su Palabra, Dios quita reyes y levanta naciones. A
través de ella, Él bendice y salva, juzga y destruye. (Ver Salmos 29:3-9)
La meta de Satanás es siempre tentar al pueblo de Dios a que se rebele contra
Su Palabra. Él sembró pensamientos de rebeldía en Adán y Eva, haciéndoles
razonar: “Yo sé lo que Dios dijo, pero voy a actuar de acuerdo a mi propia
voluntad.” Esos pensamientos causaron la caída de la humanidad.
Satanás también tuvo éxito en sembrar semillas de rebeldía en la nación
escogida por Dios, Israel. El salmista dice que Israel era: “Generación
contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para
con Dios su espíritu.” (Salmo 78:8). Las Escrituras también dicen de
Israel: “Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato
de Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 1:26).
Nótese que Dios reveló su palabra claramente a todo este pueblo, y aún así
se rebelaron contra ella. ¿Por qué? Fueron seducidos por el maligno.
Satanás también tratará de tentarte para que te rebeles contra la palabra de
Dios. Él sabe que no lo logrará con tentaciones claras, así que inyectará
seducciones sutiles en tu mente al inundar tu vida con dolor, pruebas y luchas.
Y tratará de bloquear la bendición de Dios en tu vida, tal como estorbó a
Pablo en su ministerio.
Muchos han caído como presa a las seducciones sutiles de Satanás. El salmista
dice que tales creyentes: “moraban en tinieblas y sombra de muerte,
aprisionados en aflicción y en hierros, por cuanto fueron rebeldes a las
palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo.” (Salmo
107:10-11).
DAVID WILKERSON
miércoles, 23 de abril de 2014
¿QUE SIGNIFICA EL ARREPENTIMIENTO?
Algunos cristianos creen que el arrepentimiento significa simplemente “darse
la vuelta” e ir en la dirección opuesta. Pero la Biblia nos dice que el
arrepentimiento es mucho más que eso.
El significado completo y literal de la palabra “arrepentimiento” en el
Nuevo Testamento es “sentir remordimiento y tener sentimiento de culpa por
los pecados contra Dios; estar contrito, triste; querer cambiar de
dirección”. La diferencia en significado está en la palabra “querer”.
¡El verdadero arrepentimiento incluye el deseo de cambiar!
Además, sencillamente sentirse dolido no constituye arrepentimiento. Más
bien, la tristeza verdadera lleva al arrepentimiento. Pablo dice, “Porque la
tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no
hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios
7:10).
Pablo se refiere a una tristeza que es genuina, que se “adhiere” a la vida
de la persona arrepentida. Este tipo de tristeza que proviene de Dios produce,
en forma natural, un arrepentimiento que incluye odio hacia el pecado, un temor
justo hacia Dios y el deseo de arreglar los daños.
No nos debe sorprender, entonces, que Pablo predicaba arrepentimiento a los
creyentes. El entregó un mensaje fuerte de arrepentimiento a los cristianos en
Corinto. Los creyentes de Corinto habían sido ricamente bendecidos por Dios,
siendo enseñados bajo poderosos maestros de la palabra, sin embargo, su
congregación permanecía llena de pecado.
Primero, Pablo testifica a los Corintios, “Con todo, las señales de apóstol
han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y
milagros” (2 Corintios 12:12). Pero luego Pablo les dice muy directamente:
“Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero” (Versículo
20).
¿Cuál era el temor de Pablo? Era simplemente esto: “Que cuando vuelva, me
humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que
antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y
lascivia que han cometido” (Versículo 21).
Este pastor de corazón compasivo amaba a los creyentes de Corinto. Sin
embargo, el sabía que habían sido enseñados que era incorrecto vivir un
estilo de vida llena de pecados. Y les dijo: “Cuando vaya a visitarlos me
verán cabizbajo de pena. De mis ojos fluirán lágrimas, y mi voz gemirá de
dolor, si veo que continúan en pecado, fornicación y lujuria. Seré
totalmente quebrantado, porque el evangelio no ha hecho la obra en sus
corazones. Aún no se habrán arrepentido de su pecado, ¡y los llamaré
fuertemente a que se arrepientan!”
DAVID WILKERSON
martes, 8 de abril de 2014
¿QUÉ PASÓ CON EL ARREPENTIMIENTO?
¿Qué ha pasado con el arrepentimiento? Esta palabra casi no es mencionada en
la mayoría de las iglesias hoy. Los pastores rara vez convocan a su
congregación a quebrantarse y dolerse por las heridas de Cristo debido a sus
maldades.
Al contrario, el mensaje que escuchamos hoy desde los púlpitos es, "Solo cree.
Acepta a Cristo y serás salvo." El texto que usan para justificar este mensaje
está en Hechos 16:30-31. En este pasaje, el apóstol Pablo estaba encarcelado
cuando de repente la tierra tembló y las puertas de la celda fueron abiertas.
Inmediatamente, el carcelero pensó que todos los prisioneros se habían
escapado, lo cual significaba que él sería ejecutado. En su desesperación,
sacó su espada y estaba a punto de matarse, cuando Pablo y Silas lo
detuvieron, asegurándole que nadie había escapado.
Al ver esto, el hombre se postró delante de los apóstoles, y gritó:
"Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:30-31).
Al leer este pasaje, es importante recordar que el carcelero estaba al borde
del suicidio, con la espada en su mano. Él ya estaba en un momento de
arrepentimiento, de rodillas, quebrantado y temblando delante de los
apóstoles. Así que su corazón estaba realmente dispuesto para aceptar a
Jesús con una fe genuina.
En el evangelio de Marcos, Cristo les dice a Sus discípulos: "El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos
16:16). Se desprende, claramente, de lo que Jesús dice aquí, que la
salvación se encuentra simplemente en aceptarlo y ser bautizado.
Sin embargo, Jesús antecede Su declaración con esta palabra: "Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (versículo 15). Él está
diciendo, en esencia, que antes de que la gente pueda creer en Él, el
Evangelio debe ser, primeramente, predicado a ellos.
¿Y a qué evangelio se refiere Jesús? Es el evangelio que Jesús mismo
predicó, ¡el evangelio del arrepentimiento!
Piensa en ello. ¿Cuál fue el primer mensaje que Jesús predicó después de
salir de la tentación en el desierto? La Escritura dice: "Desde entonces
comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado" (Mateo 4:17).
DAVID WILKERSON
lunes, 7 de abril de 2014
CONFIANDO EN QUE DIOS DEMOSTRARÁ SU PODER
David nunca dijo: “Mi padre me pidió que fuera un pastor, así que decidí
ser uno bueno. Luché contra leones y osos, y nunca perdí una oveja.” Eso
habría sido un buen testimonio, pero no daría gloria a Dios. En realidad,
David hacía alarde de la siguiente manera: “Jehová, que me ha librado de
las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la
mano de este filisteo. (1 Samuel 17:37).
Como mayordomo en Babilonia, Nehemías arriesgaba su vida como copero del rey.
Pero Nehemías hacía alarde en Dios así: “Reconstruí una ciudad para
restaurar el honor del nombre de Dios.” Con el nombre de Dios escarnecido en
las calles de Jerusalén, Nehemías sintió un gran deseo de hacer algo al
respecto, y se dedicó a la reconstrucción de los muros.
El testimonio de Moisés no fue: “Yo vivía en el palacio del Faraón y
tenía gran autoridad.” Su manera de hacer alarde fue: “Dios me habló
desde una zarza ardiente; y me enfrenté a Faraón, diciendo: 'Deja ir a mi
pueblo.'” Su alarde fue oído en el Mar Rojo: “¡El ejército de Egipto se
ha ahogado en el mar!”
Los creyentes del Nuevo Testamento hicieron el mismo alarde. Esteban era un
diácono que distribuía alimentos a las viudas, un buen testimonio en sí
mismo, pero su testimonio digno de hacer alarde vino cuando predicó a una
multitud incrédula. Su sermón ungido provocó tanto a las personas, que
recogieron piedras para matarlo. El testimonio de Esteban tuvo dos efectos: Fue
el primer mártir de la Iglesia, y su sacrificio fiel impactaría más tarde un
fanático judío llamado Saulo.
Aun no he conocido a ningún cristiano que no se haya preguntado: “¿Acaso no
hay algo más en esta vida en Cristo? ¿Cuándo vamos a ver el poder de Dios
manifestado en esta generación?” Tal vez estás enfrentando algo que
requiere de la intervención de Dios. No es el momento de decir: “Voy a ir
mas seguido a la iglesia.” Es hora de decir: “Confío en que Dios
demostrará Su poder en mi vida. Él va a salvar mi matrimonio, rescatar a mis
hijos e impactar a mis compañeros de trabajo. Me dará un testimonio digno de
hacer alarde.”
Este mensaje no tiene la intención de generar remordimiento, sino que su
propósito es despertar pasión en nuestros corazones, pasión que con mucha
frecuencia es reprimida por el miedo y la duda. Algunos han postergado su fe
durante tanto tiempo que ya no creen que puedan tener un testimonio digno de
hacer alarde, pero la Palabra de Dios dice lo contrario.
GARY WILKERSON
viernes, 4 de abril de 2014
LIBRADO A TRAVÉS DE LAS ORACIONES DE LOS “AYUDANTES”
“Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación
que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de
nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la
vida” (2 Corintios 1:8). La palabra griega para “abrumados” en este
pasaje significa: “Cargados pesadamente, gravemente aplastados”. Pablo le
estaba diciendo a estos santos: “Nuestra crisis fue tan seria, que casi nos
aplasta horriblemente. Estaba más allá de mis fuerzas, más de lo que podía
soportar. Pensé que era mi fin”.
Cuando Pablo dice que estaba tan abrumado que perdió la esperanza de vivir,
podemos estar seguros de que realmente había tocado fondo. En otros pasajes,
él no le da importancia a sus sufrimientos. Recordarás cuando él simplemente
se sacudió la víbora venenosa que se le había prendido de la mano. También
sufrió naufragio tres veces, sin embargo, él menciona este hecho de paso,
para llegar a un punto. Pablo fue golpeado, robado, apedreado y encarcelado,
sin embargo, a través de todo, nunca se quejó.
En este pasaje, sin embargo, el apóstol estaba al punto de cansancio total. Yo
creo que lo que el soportaba era una fuerte angustia mental. No podemos saber
con exactitud qué era aquello que abrumaba a Pablo, pero 2 Corintios 7:5 nos
da una idea: “Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo
tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos;
de dentro, temores”.
Creo que Pablo se estaba refiriendo al dolor causado por las ovejas a las
cuales ministraba. Se habían levantado falsos maestros en Corinto y habían
tratado de poner al pueblo en contra de él. Ahora Pablo temía que su rebaño
rechazara su mensaje y siguiera a hombres que no tenían un genuino interés en
ellos.
Pablo fue consolado cuando Tito llegó, trayéndole buenas nuevas acerca de sus
“hijos amados” en Corinto. Pablo escribe: “Pero Dios…nos consoló con la
venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con
que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro
gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me
regocijé aun más” (versículos 6-7).
Yo he sentido este tipo de angustia en mi vida. A veces, las palabras de las
personas a quienes he amado y ayudado se sintieron como cuchillos en mi
espalda. Puedo decir con David: “Los dichos de su boca son más blandos que
mantequilla, pero guerra hay en su corazón; suaviza sus palabras más que el
aceite, mas ellas son espadas desnudas” (Salmos 55:21). En tiempos
abrumadores como éstos, es cuando más he necesitado las oraciones de los
“ayudantes”.
DAVID WILKERSON
jueves, 3 de abril de 2014
UN TIEMPO PARA REGOCIJARSE
Adán y Eva trajeron engaño a su matrimonio y luego agravaron su rebelión al
ocultarse de la presencia de Dios. Dios nunca se esconde, sólo el hombre lo
hace. Dios estaba totalmente involucrado con ese primer matrimonio entre el
primer hombre y la primera mujer y Él está igual de preocupado por todo
matrimonio cristiano de hoy.
Pocos matrimonios pueden lograrlo si ambos se esconden de Dios. Muéstrame un
matrimonio sin un cónyuge que esté cerca de Jesús y yo te mostraré un
matrimonio con pocas posibilidades de sobrevivir. Al menos uno debe estar
consultando diariamente al Señor. Lo mejor es que ambos cónyuges estén
hablando con Él, pero si uno de ellos está huyendo de Dios, es de vital
importancia que el otro sea capaz de correr al lugar secreto de oración para
pedir ayuda y dirección. Una esposa que ora, a menudo puede salvar su
matrimonio, al igual que un marido que ora.
El amor por sí solo no es suficiente para mantener un matrimonio sólido,
sólo el poder de Dios puede hacer eso. Ese poder está obrando ahora mismo,
sanando y guardando matrimonios. Donde Jesús reina, el matrimonio puede
lograrlo.
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin
mancha delante de su gloria con gran alegría…sea gloria y majestad, imperio
y potencia…" (Judas 24-25).
Sabemos que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (ver Nehemías 8:10), así
que, los matrimonios fuertes deben abundar en gozo. Cuando un matrimonio pierde
su gozo, se vuelve débil y vulnerable.
Sí, todos los matrimonios enfrentarán desafíos. Es posible que haya
enfermedad, problemas económicos, malos entendidos o dolor, pero la vida
continúa. Dios está en el trono y tiene todo bajo control. Agradezco a Dios
por una pareja que me quiere y planeo disfrutar de cada momento de mi vida y
mantener el gozo fluyendo. Hay un tiempo para llorar, pero también hay un
tiempo para regocijarse. ¡Lo bueno supera lo malo, así que levanta tus ojos y
vive!
DAVID WILKERSON
martes, 1 de abril de 2014
DIOS ESCONDE SU ROSTRO DE LA MALDAD
Dios "esconde su rostro" de toda la insensatez y burla (ver Jeremías 33:5).
Sin embargo, Él nunca se esconde de los que se encierran con Él. Le dijo a un
Jeremías que siempre oraba: "He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y
los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad" (Jeremías 33:6).
¡Estas fueron palabras asombrosas! Dios le estaba diciendo el profeta: "Lo
creas o no, Jeremías, voy a sanar a Mi pueblo. De hecho, ¡voy a llevarlos a
abundante paz y verdad! Estoy a punto de traer una gran limpieza, con
misericordias nuevas. Y ¡Mi Iglesia será una vez más un lugar de gozo y de
verdaderas alabanzas, donde se rompan todas las ataduras!"
Entonces, el Señor dio esta gloriosa promesa de pacto: " Así dice Jehová de
los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus
ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados"
(Jeremías 33:12). Él estaba diciendo: "Voy a establecer una multitud de
sacerdotes piadosos en todas las ciudades. Y ellos Me servirán en verdad,
¡haciendo que Mis ovejas se recuesten en reposo!"
En toda ciudad y pueblo, sea en montañas o valles, el norte o el sur, habría
un "redil" - un corral para el rebaño - con un pastor que los cuide. Y "aún
pasarán ganados por las manos del que los cuente, ha dicho Jehová" (33:13).
Este versículo habla de cuidado íntimo y personal para cada oveja. Dios
estaba diciendo: "¡Estos sacerdotes piadosos cuidarán de mi pueblo
individualmente!"
Entonces el Señor resumió su bendición de restauración, diciendo: "He aquí
vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he
hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá" (versículo 14). Esta "buena
palabra" sonaba casi demasiado buena para ser verdadera. ¡No sólo Dios
limpiaría a Su iglesia y restauraría a Su pueblo - sino que Él también les
proveería pastores piadosos!
Sólo el mismo Señor podría realizar un trabajo tan asombroso. Ningún
evangelista, maestro o nuevo movimiento podrían lograrlo. ¡Ocurriría
solamente por la promesa del pacto! ¡Creo que Dios se refería a nuestros
días cuando hablaba estas promesas a Jeremías!
DAVID WILKERSON
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