Que se levante Dios,
que sean dispersados sus enemigos,
que huyan de su presencia los que le odian.
Que desaparezcan del todo,
como humo que se disipa con el viento;
que perezcan ante Dios los impíos,
como cera que se derrite en el fuego.
Pero que los justos se alegren y se regocijen;
que estén felices y alegres delante de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario