miércoles, 3 de septiembre de 2008

Orando Salmos

Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo;
tú eres mi gloria;
¡tú mantienes en alto mi cabeza!
Clamo al Señor a voz en cuello,
y desde su monte santo él me responde. Selah

Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
No me asustan los numerosos escuadrones
que me acosan por doquier.


Tuya es, Señor, la salvación;
¡Envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah

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