Una noche durante una reunión de oración, Dios me dijo algo acerca de nuestra
iglesia que yo no esperaba escuchar.
El Señor me susurró, “¡Esta iglesia necesita una sacudida! Muchos se han
vuelto satisfechos y complacientes. Ustedes se sienten a salvo de los vientos y
de las olas de falsas doctrinas que están barriendo sobre la tierra – ¡pero
ustedes no están listos para lo que viene!”
Amados, el mensaje de tener el testimonio del Espíritu funcionando en usted no
es una solicitud – ¡es un asunto de vida o muerte! ¡Si usted no tiene el
testimonio del Espíritu Santo en estos últimos días, usted no va a lograrlo!
¡Usted cederá al espíritu del Anticristo que viene!
Usted necesita el testimonio del Espíritu Santo cada día – en su trabajo,
en sus quehaceres, en el colegio. Usted necesita juzgar correctamente a los
políticos y líderes para no ser atraído en el sistema del anticristo.
Esto es lo que Jesús trataba de mostrarnos acerca de las vírgenes insensatas
a las cuales se les acabó el aceite para sus lámparas. Ellas tenían un
suministro del Espíritu Santo – pero no tuvieron su testimonio en el momento
final.
No termine usted como las vírgenes insensatas. Si a usted se le está acabando
el aceite – confiando en que su pastor o su iglesia guardarán su alma –
¡entonces arrepiéntase! ¡Humíllese y examine su corazón! Clame a Dios para
que eche fuera todo enojo y amargura. Confiese sus pecados y abandónelos. ¡Y
dependa de Dios nuevamente para todo!
Adquiera la paz de Dios en su corazón, para que usted pueda tener un
testimonio del Espíritu Santo. Y pídale al Padre que le dé más de su
Espíritu. ¡Invítelo a que él sea su testimonio y guía en todo!
Enfrentamos un costo para que Jesús sea todo en nuestras vidas, pero también
recibimos una recompensa: Es simplemente tener la bendición de que Cristo
esté con nosotros. Hay muchas otras recompensas también (vea Mateo 19:29),
pero yo menciono esta por que es todo lo que necesitaremos.
Cuando Pablo estaba prisionero en Jerusalén, todo el sistema religioso quería
matarlo. Lo acusaron de contaminar el lugar sagrado y de predicar doctrinas
falsas. Su vida estaba en peligro, aun los soldados tenían “temor de que
Pablo fuese despedazado” (Hechos 23:10). Así que lo llevaron a la fuerza y
lo encerraron en un castillo. La próxima noche el mismo Señor le habló a
Pablo, y qué palabra la que le trajo: “¡Anímate! ¡Todavía vienen más
problemas!”
El costo de seguir a Cristo era claro en las vidas de estos hombres de Dios –
y si vamos a ser como nuestro Amo, entonces debemos de abrazar el costo
también. Soportando el costo llega a ser un gozo por que Jesús promete estar
con nosotros en cada situación. Y podemos enfrentar cualquier cosa o a
cualquiera que sea cuando sabemos que el Señor está con nosotros.
Así que examinemos el costo y conozcamos que nuestra recompensa, en todas las
cosas, es la preciosa presencia de Jesucristo.
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