Señor, hazme conocer tus caminos;
muéstrame tus sendas.
Encamíname en tu verdad, ¡enséñame!
Tú eres mi Dios y Salvador;
¡En ti pongo mi esperanza todo el día!
Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
que siempre me has mostrado;
Olvida los pecados y transgresiones
que cometí en mi juventud.
Acuérdate de mí según tu gran amor,
porque tú, Señor, eres bueno.
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