Tesoro incomparable, Jesús amigo fiel
Refugio de los que huyen del adversario cruel:
Sujeta compasivo a Ti mi corazón,
Pues para rescatarme sufriste la pasión.
Cristo, eres para mi alma, mi pan de eternidad,
Del cual yo me alimento en mi necesidad:
En mi flaqueza extrema se cumple tu virtud,
Y en medio de mis males me ofreces la salud.
Dirige a mí tu rostro, Jesús, radiando amor,
Sol puro de justicia, bendito Salvador.
Pues sin Tu gracia santa la vida es un morir;
Gozar de Tu presencia, sólo esto es el vivir.
Jesús, riqueza mía, mi amante Salvador,
En mis flaquezas eres mi fuerte protector.
Mi paz el enemigo no turbará jamás;
Por más que lo intentare no lo permitirás.
Al mundo de falacias no pertenezco ya;
El cielo es mi morada, donde mi Señor está.
A donde Cristo habita con ansia quiero ir,
Y en sempiterno gozo con El también vivir.
SALOMON LISCOVIUS
(1640-1680)
jueves, 19 de junio de 2008
TESORO INCOMPARABLE
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