viernes, 31 de enero de 2014
CONTEMPLANDO LA GLORIA DE DIOS
Dios permitió que Moisés viera Su gloria para que el fuera cambiado por ella.
Y lo mismo se aplica a nosotros hoy. ¡Dios nos revela Su gloria para que, al
verla, seamos cambiados en Su propia imagen!
Hoy, Jesucristo es la imagen explícita de quien Dios es. Cuando nuestro
Señor se hizo carne, fue una revelación plena de la misericordia, gracia,
bondad y disposición a perdonar del Padre celestial. Dios envolvió toda su
naturaleza y carácter en Jesús, y cualquier revelación de Su gloria es para
cambiarnos y hacer de nosotros una expresión de Cristo.
El apóstol Pablo entendió muy bien el propósito y efecto de ver la gloria de
Dios. Él la vio como poder para cambiar a aquel que la contempla, para
revolucionar la vida de todo seguidor de Cristo. “Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor” (2 Corintios 3:18).
Pablo nos dice, "Una vez que recibas esta revelación de la gloria de Dios, de
su amor, misericordia, gracia, paciencia y disposición a perdonar, el
Espíritu Santo abrirá tus ojos continuamente para que aprecies más de estos
aspectos de Su naturaleza y carácter. ¡Tendrás una revelación de Dios
siempre en aumento, en la forma en que Él quiere ser conocido por ti!"
Entonces Pablo dice en un tono mucho más fuerte: “Que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado,
y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios
1:17-18).
Amado, Dios nos quiere decir, “Moisés entendió mi gloria, y ahora quiero
que tú la entiendas. Quiero abrir tus ojos por mi Espíritu para mostrarte
quien soy. No soy tan sólo un Dios de ira y juicio. ¡Mi naturaleza es
amor!”
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,
arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con
todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:17-19).
DAVID WILKERSON
UN CIMIENTO ADECUADO
En 1977 la cantidad de personas que intentaba ubicarse en los bancos de la
iglesia Brooklyn Tabernacle los domingos por la mañana y por la noche superaba
el espacio disponible. A menos de una cuadra de distancia había una YWCA
(Asociación Cristiana de Señoritas) que tenía un auditorio con capacidad
para cerca de 500 personas y pudimos alquilar el salón los domingos.
La reunión en la YWCA fue una solución provisional a la falta de espacio.
Adquirimos un terreno que estaba enfrente con la esperanza de erigir algún
día una iglesia de verdad. Se requería un gran paso de fe, pero Dios proveyó
los fondos.
Programamos una ceremonia de iniciación de la construcción, entusiasmados con
la idea de empezar a levantar un nuevo edificio, un hogar permanente. ¿Podrás
creer que ese domingo especial, llovió con tanta fuerza que no nos fue posible
salir para meter una pala en el suelo? Desilusionados, esa noche volvimos a
amontonarnos en el auditorio de la YWCA. Pero en esa reunión Dios nos habló
con claridad diciéndonos que no era precisamente el terreno de enfrente que
É1 quería romper. En vez de eso, quebrantaría nuestros corazones y sobre ese
cimiento edificaría la iglesia.
El diluvio resultó ser providencial. Unos meses después, un gran teatro con
capacidad para 1.400 personas en una avenida principal que recorre Brooklyn de
norte a sur, fue puesto a la venta. Pudimos vender el terreno obteniendo una
ganancia. Todavía necesitábamos vender el deteriorado edificio de la avenida
Atlantic para poder comprar el teatro, así que en una reunión de oración del
martes por la noche presentamos el problema delante de Dios.
El miércoles por la tarde sonó el timbre de la iglesia. Bajé para contestar
y allí estaba un desconocido bien vestido, que resultó ser un hombre de
negocios de Kuwait. Entró y recorrió el lugar examinándolo mientras yo
contenía mi aliento por temor a que mirara en forma muy detenida las paredes
torcidas, los baños sucios y la plomería cuestionable.
- ¿Cuánto pide por este edificio? - preguntó.
Me aclaré la garganta y le di una cifra con voz débil. Hizo una pausa y luego
dijo: “Es un precio justo. Dile a tu abogado que llame al mío. El pago será
en efectivo”. Y diciendo eso, se fue. Nuestra oración había sido
respondida de una manera sorprendente.
Jim Cymbala
Dios había formado un núcleo de personas que deseaban orar, que creían que
nada era demasiado grande para que Él se hiciera cargo. No importaban las
obstrucciones que se nos presentaran en el camino, Dios todavía podía cambiar
a las personas y librarlas del mal. Él estaba edificando su iglesia en un
barrio difícil, y mientras su pueblo siguiera invocando su bendición y ayuda,
Él estaba totalmente comprometido a responder.
jueves, 30 de enero de 2014
¡ÉL QUIERE QUE TÚ CREAS EN SU PALABRA!
Al considerar las luchas que Israel tuvo que pasar, uno podría estar tentado a
decir: "Dios, ¿no esperas demasiado? Ellos tienen miedo, y con razón. ¿Cómo
podrían estar tentándote cuando tan sólo están clamando debido a su
necesidad?"
Pero, recuerda que estas personas han sido bien alimentadas y bien enseñadas,
sumergidas en las señales y los milagros. No eran novatos espirituales ni
estaban sin un pastor que los cuide. Todos los días tenían una nube visible y
protectora, como prueba de que Dios estaba presente con ellos. Y cada noche
tenían el resplandor reconfortante de un fuego en el cielo. Cada mañana
encontraban maná en el suelo, fielmente enviado desde el cielo. ¡Dios había
provisto a Israel de todo lo que necesitaban para construir su fe!
Nuestro Señor no habla a la ligera, cuando advierte: "Sin fe no puedes
complacerme. Tú debes realmente creer que YO SOY y que siempre voy a
galardonar la fe. Por lo tanto, ¡espero que mis hijos bien alimentados y bien
enseñados confíen en Mí!"
¿Qué hay de la prueba que has estado enfrentando? ¿Qué quiere Dios de ti en
tu momento difícil? ¡Él quiere que creas Su palabra, Sus promesas! Él quiere
que confíes plenamente que Él está contigo en tu lucha. No importa si todo el
infierno viene en contra de ti, Su presencia nunca te será quitada, aun en
medio de tus miedos y lágrimas. Ningún dardo del diablo, ningún ataque
poderoso contra ti te destruirá. Tu Padre ya tiene un plan de liberación
preparado.
Dios está esperando que te aferres de Él con una confianza ciega. Él quiere
que sea capaz de hacer frente a todas tus feroces tentaciones, y digas:
"Quizás no entienda esto, pero sé que mi Señor no me abandonará. ¡Estoy
confiando que Él me guiará a través de esto!"
Tu batalla sólo terminará cuando vengas a una plena confianza en el Señor,
creyendo que Él está contigo en poder y en amor. Así que deja a un lado todo
pensamiento de que Dios ha cerrado Sus ojos a tus circunstancias. Eso lo tienta
y lo pone en una prueba para demostrar Su fidelidad. Sin embargo, ¡Él ya la
ha demostrado muchas veces!
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1
Corintios 10:13).
Dios está diciendo: "No te estás derrumbando, ¡Yo estoy contigo en todo
esto! Si sólo buscas Mi rostro, y confías en Mí, yo te llevaré al otro
lado, ¡porque yo estoy siempre contigo!".
DAVID WILKERSON
miércoles, 29 de enero de 2014
MOISÉS ADORÓ
Cuando Moisés vio la revelación de la gloria de Dios, que Él es bueno,
amoroso, solícito, lleno de gracia y perdonador; cayó de rodillas y adoró.
“Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró”
(Éxodo 34:8)
La revelación de la naturaleza de Dios sobrecogió a este hombre. El vio cuan
misericordioso y paciente es Dios con sus hijos, incluso con un pueblo terco,
idólatra, y que le había ofendido. ¡Moisés fue tan conmovido por esta
revelación, que salió de la hendidura de la peña, se postró a tierra y
adoró!
Es importante notar que esta es la primera vez que se menciona a Moisés
adorando. Antes de esta revelación de la gloria de Dios, lo encontramos orando
e intercediendo, gimiendo y rogándole a Dios por Israel; y hablando con Él
cara a cara. Le oímos cantando alabanzas de victoria al Señor al otro lado
del Mar Rojo y después, clamando al Señor en las aguas amargas de Mara.
Escuchamos su clamor desesperado a Dios en Refidim, cuando el pueblo estaba
preparado para apedrearlo por no proveer agua. Pero, esta es la primera vez que
leemos las palabras: “Moisés adoró”.
Creo que este verso dice mucho a la iglesia hoy en día. Dice que un cristiano
puede orar diligentemente sin haber adorado nunca de verdad. De hecho, es
posible ser un guerrero de oración y un intercesor, y todavía no ser un
adorador de Dios. Puedes pedir por tus hijos inconversos, orar por las
necesidades de la iglesia completa, ser santo y humilde en busca del corazón
de Dios… ¡y sin embargo nunca adorarle verdaderamente!
Ahora bien, no quiero añadir definiciones a las muchas que ya existen de lo
que significa adorar. Ya se han publicado muchos libros sobre varias técnicas
de adoración. Pero, en resumen, diré esto: ¡la adoración no puede ser
aprendida!. Es un brote espontáneo, un acto de un corazón lleno de la
revelación de la gloria de Dios y Su increíble amor por nosotros.
La adoración es una expresión de gratitud que reconoce que deberíamos haber
sido destruidos por nuestros pecados hace mucho tiempo, mereciendo la ira de
Dios por nuestras fallas y culpas, pero en lugar de eso, Dios llegó a nosotros
con una gran revelación: “Aún te amo!”.
A este punto, Moisés ya no estaba intercediendo por los pecados de Israel, ni
le estaba pidiendo dirección al Señor; no estaba pidiéndole a Dios un
milagro de liberación, o poder, o sabiduría. ¡El estaba maravillado por la
revelación de la gloria de Dios!
DAVID WILKERSON
martes, 28 de enero de 2014
UN LUGAR DE PRUEBA
“Te probé junto a las aguas de Meriba” (Salmos 81:7).
En verdad no sabemos lo que hay en nuestros corazones (ver Jeremías 17:9). No
importa cuántos años hayamos caminado con el Señor, cuántas horas hayamos
orado o cuánto conocimiento bíblico hayamos adquirido. Si Dios ve en nosotros
algo que no es de fe, un área que no le hemos confiado para que nos dé el
poder para vencer, Él nos llevará a Meriba (un lugar de prueba). Nos pondrá
en una situación que es humanamente imposible y seremos severamente probados.
Puede ser que tú honestamente creas que tienes un corazón amoroso hacia todos
tus hermanos y hermanas en Cristo. "El Señor me ha dado la capacidad de amar a
todos", testificas, pero Él sabe que tienes un problema en un área. Pierdes
los papeles cuando alguien abusa de tu amor o de tus actos de bondad. Cuando
esto sucede, tú llevas un continuo dolor y resentimiento por dentro, sin
embargo, continúas diciendo que amas a esa persona.
¿Cómo trata Dios con ese tipo de hipocresía en ti? Él te lleva a un lugar
de prueba. Él permite un medio, ¡un cristiano, en tus propias narices! De
repente, te encuentras orando: "Señor, ¿por qué trajiste a esa persona a mi
vida? ¡Es un aguijón en mi carne! He tratado de servirte con fidelidad,
¡pero lo único que obtengo a cambio es este abuso!"
¡El Señor te tiene en Meriba! Él está tratando de perfeccionar algo en ti.
Él quiere que tú seas capaz de levantarte en tu situación y gritar: "Yo sé
que mi Dios está conmigo. Mis pasos son ordenados por Él ¡y Él me llevará
a través de todo mi dolor y angustia!"
Dios te ha traído a Meriba, pero no es el final. Él no te ha abandonado, así
que, ¡no te rindas, no dejes de agarrarte! El Señor está buscando fe, quiere
saber lo que hay en tu corazón. Él sabe cómo satisfacer tus necesidades.
¡Él sólo quiere que confíes en Él!
DAVID WILKERSON
lunes, 27 de enero de 2014
¡LO QUE DIOS ESTÁ ESPERANDO OÍR!
Un ser humano puede pasar semanas sin comida, pero sólo unos pocos días sin
agua. Cuando Israel llegó a Refidim, no había agua a la vista (Éxodo 17). Al
poco tiempo, los niños lloraban y las familias se estaban debilitando por la
sed. Era una situación crítica.
Moisés entendía los caminos del Señor y sabía exactamente lo que estaba
pasando con Israel. Él se dio cuenta de que Dios estaba dejando que Su pueblo
sea dilatado más allá de medida. ¿Por qué? Porque Él quería que ellos se
abandonen por completo a Su cuidado. Él anhelaba ver que ellos se levanten en
fe y digan: "¡Dios es capaz!" Luego, la Escritura nos dice: "[Moisés] llamó
el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de
Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre
nosotros, o no?" (Éxodo 17:07).
Las palabras "Masah" y "Meriba", ambas significan lo mismo: "Un lugar de
prueba". Moisés corrió por el campamento gritando: "¡Esto es Masah: una
prueba! No es el final. Dios no nos ha abandonado, ¡por tanto, no se rindan!
El Señor está buscando fe, Él quiere saber lo que hay en nuestros corazones.
¡Él sabe cómo saciar nuestra necesidad y sólo quiere que confiemos en Él!"
Trágicamente, Israel no confió en el Señor, así que Dios instruyó a
Moisés a que tome su vara, vaya a Horeb y golpee allá una roca. Cuando
Moisés golpeó la roca, el agua salió a borbotones para saciar la sed de
Israel. El Señor demostró una vez más que Él estaba con Su pueblo, a pesar
de la incredulidad de ellos.
¿Cómo tentó Israel al Señor en este episodio? ¿En su ira hacia Moisés?
¿En su murmuración? o ¿en su fornicación idólatra? Ninguna de estas cosas
fue el verdadero asunto. Acá vemos cómo tentó Israel a Dios: "…tentaron a
Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?"
Dios tenía guardada esa agua todo el tiempo. Él se la pudo haber provisto a
Israel en los primeros dolores de su sed, pero Él esperó. Su corazón
anhelaba que Su pueblo especial, escogido, reconozca Su amor por ellos y se
abandonen en Sus fieles brazos. Pero, otra vez, ¡fracasaron!
Por lo tanto, Dios los probó una vez más, esta vez, dejando que tengan
hambre. Moisés dijo más tarde: "Jehová tu Dios…para probarte…te
afligió, y te hizo tener hambre" (Deuteronomio 8:2-3).
Acá vemos otra prueba de fe. ¿Podría Israel mantener sus estómagos vacíos
y esperar a que Dios les envíe pan? ¿Se alentarían unos a otros a la fe?
Todo lo que Dios quería, era oírlos decir: "Dios, Tú abriste el Mar Rojo
para nosotros y endulzaste las aguas amargas de Mara. Confiamos en que Tú nos
darás de comer. ¡Vivos o muertos, somos Tuyos!"
¡Eso era todo lo que Dios estaba esperando oír!
DAVID WILKERSON
viernes, 24 de enero de 2014
ÉL ESTÁ EN CONTROL DE TODO
Cuando le das tu corazón a Jesús, ganas una gran batalla. Los poderes del
infierno son derrotados, despojándosele a Satanás el botín que tomó de ti
cuando gobernaba tu vida. Pero después, mientras estás aun brillando con la
victoria espiritual y la libertad, dos reyes te esperan - los mismos dos reyes
que esperaban a Abram en Génesis 14:17-24.
Abram enfrentó una tentación tan fuerte, como pocos seres humanos han
experimentado. Delante de él había una oferta de riquezas, bienes materiales
y fama, pero él no tuvo que pensar dos veces acerca de su decisión. Su
respuesta a la oferta del rey de Sodoma fue un rápido y claro “NO”. ¿Por
qué? Porque lo que más le importaba a Abram era preservar la reputación de
Dios, no la suya. En efecto, él le estaba diciendo al rey de Sodoma: "Voy a
dejarte todas estas cosas para ti - el pueblo, las riquezas, todo, porque, de
todas formas, mi Señor es dueño de todo. Si Él decide hacerme rico, que así
sea. Pero no quiero que llegues a jactarte de haberme hecho rico".
¿De dónde obtuvo Abram tal desprendimiento del mundo, tal independencia, que
fue capaz de rechazar de plano la oferta del diablo de las bendiciones
materiales? Queda claro por la Escritura que Abram obtuvo su fuerza de una
revelación fresca de quién es Dios. Melquisedec había abierto los ojos de
Abram a una asombrosa visión del carácter de Dios: "[Melquisedec] le bendijo,
diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo…que entregó tus enemigos en tu
mano" (Génesis 14:19-20).
Incrustado en este versículo, está un nombre para Jehová: El Elyon. Esto
significa, literalmente: "Dios Altísimo, creador y poseedor de los cielos y de
la tierra". Melquisedec estaba declarando a Abram: "Tu Señor no es sólo Dios
por encima de todos los demás dioses, Él es el creador de todo el universo.
Todo lo que hay dentro de éste, le pertenece a Él - toda la riqueza, todo el
ganado y todas las posesiones. Él está en control de todo lo que ves a tu
alrededor".
DAVID WILKERSON
Suscribirse a:
Entradas (Atom)