lunes, 30 de diciembre de 2013
UN LUGAR DE PRUEBAS
Muchos creyentes llegan a lugares de pruebas. A veces el Señor nos lleva a
lugares similares a Mara, donde las aguas de la vida son amargas (ver Éxodo
15:22-23). Y una vez allí, nosotros también enfrentamos una sed insatisfecha,
preguntas problemáticas y dudas graves. Tú puedes protestar: "No, ¡no me
puedes comparar a esos israelitas idólatras y fornicarios! ¡No puedes decir
que soy como ellos!"
Pero los pobres israelitas no reconocieron estas cosas sobre ellos mismos; no
se dieron cuenta de lo que había en sus corazones hasta que llegó la hora de
la prueba. Creo que lo mismo es cierto para el pueblo de Dios hoy. El profeta
Jeremías escribe: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jeremías 17:9).
Recuerda que este es el mismo pueblo que más adelante, tembló delante del
Señor en el Monte Sinaí, después de oír Sus mandamientos, contestando
rápidamente: "Todo lo que Dios ha dicho, haremos. ¡Vamos a obedecer cada
orden!" Y los hijos de Israel fueron sinceros en cada palabra que decían.
Estaban llenos del temor de Dios y convencidos de que no fallarían en
honrarlo. Pero no tenían idea de lo que había en sus corazones; en realidad,
estaban en bancarrota espiritual.
Como ves, Israel vivía a través de la experiencia de su pastor y maestro,
Moisés. No tenían fe propia y cuando Dios quitó a Moisés de en medio de
ellos, ¡ellos apostataron en cuarenta días!
Lo mismo sucede con muchos cristianos hoy en día. Cuando oyen la Palabra de
Dios predicada, ansiosamente se comprometen a someterse a ella con todo su
corazón. Pero en realidad, están viviendo a través de la experiencia de
alguien más. Se alimentan de audios de enseñanza, seminarios, revelaciones de
sus pastores y no tienen su propia experiencia profunda con Cristo.
Amado, no puedes obtener la verdadera revelación de Dios a partir de alguien
más. Un predicador puede motivarte e inspirarte, y podrás aprender a recitar
preceptos bíblicos. Pero hasta que tengas tu propia experiencia con Jesús y
desarrolles una historia con Él, no podrás conocerlo. Su Palabra debe abrir
camino en tu corazón hasta que se vuelva una experiencia viva.
DAVDI WILKERSON
viernes, 27 de diciembre de 2013
DIOS HABLA EN SERIO
¿Te expones a una fuerte predicación que amorosamente descubre tu pecado? Si
es así, ¿permites que esa palabra te convenza de pecado? o ¿regresas a tu
pecado sin dolor en absoluto?
Si estás rechazando las advertencias de la restricción del Espíritu Santo,
desobedeciendo a Dios una y otra vez, sin ningún tipo de dolor de corazón,
entonces estás siendo reclutado para la secta del Anticristo. El diablo está,
silenciosamente, iniciándote en su “misterio de iniquidad", y cuando el
prometedor y milagroso Anticristo venga, ¡serás barrido por sus mentiras y
entregado a un engaño!
Escucha lo que Pablo dice sobre los creyentes transigentes, que ceden su
principios y rehúsan amar y obedecer la Santa Palabra de Dios: "A fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron
en la injusticia" (2 Tesalonicenses 2:12).
Aquí están los resultados ominosos de no creer ni actuar en la verdad de
Dios:
* El corazón se endurece por el engaño del pecado.
* Satanás obra en el corazón que se endureció por justificarse a sí
mismo, por lo que se le aligera de todo temor a la sanción.
* El creyente llega a ser cegado por la mentira que dice que no hay paga del
pecado, ni día del juicio y que puede salirse libre con su placer lujurioso.
* El creyente cae presa de doctrinas de demonios, pensando que lo malo es
bueno y lo bueno es malo.
* Eventualmente se aleja tanto de Cristo y de la verdad, que se vuelve ciego
a quién es el Anticristo, y acaba por servirle y adorarle como a un dios
* En el Día del Juicio, Dios le dirá a tal persona: "¡Apártate de mí,
hacedor de maldad!”
Amado, no tiene por qué ser así para ninguno de nosotros. Dios ha hecho una
promesa de pacto de eliminar todo engaño de nosotros y darnos la victoria
sobre el pecado, a través del poder de la cruz de Cristo. Todo lo que pide es
que le declaremos la guerra a nuestro pecado, diciendo: "No voy a hacer la paz
con este hábito. Me niego a mantenerlo. Líbrame, Padre, por Tu Espíritu".
Cuando Él escucha esta oración, enviará tal poder del Espíritu Santo y
gloria desde el cielo, ¡que el diablo no va a tener ni una oportunidad!
Ora ahora mismo para que Dios implante en ti una gran reverencia por Su
Palabra. Pídele que te ayude a ser disciplinado en tu lectura de las
Escrituras y pide al Espíritu que te ayude a tomar en serio lo que lees y
¡cree que Dios habla en serio!
DAVID WILEKRSON
jueves, 26 de diciembre de 2013
PARA AQUELLOS QUE NO OBEDECEN
A lo largo de las Escrituras, Dios nos da una idea clara de lo importante que
es obedecer Su Palabra. Vemos un ejemplo así, en la vida del rey Saúl. Dios
le dio a Saúl, instrucciones claras y específicas a través del profeta
Samuel: "Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos" (1 Samuel 15:3).
¿Acaso Saúl obedeció esta orden del Señor? La Escritura nos dice: "Y Saúl
derrotó a los amalecitas…Y tomó vivo a Agag rey de Amalec…Saúl y el
pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los
animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron
destruir" (versículos 7-9).
Dios había hablado a Saúl en términos clarísimos. Pero Saúl fue a la
batalla, obedeció al Señor sólo en parte. En vez de destruir a todos y a
todo, perdonó el rey Agag y conservó incluso algunos de los despojos de la
batalla.
El dolor por esto golpeó fuertemente a Samuel. Le dijo a Saúl: "Y Jehová te
envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles
guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová,
sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?"
(Versículos 18-19).
En este punto, la Escritura nos da una Palabra dolorosa, escalofriante: "Y vino
palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl,
porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras"
(versículos 10-11).
¿Describe esto tu vida? ¿Te ha dicho Dios sin lugar a duda que trates con
cierto hábito en tu vida, y sin embargo sigues aferrado a él, negándote a
renunciar a él? Su Espíritu puede estar hablándote ahora mismo, con una voz
suave, amorosa, diciéndote: "Tu pecado se interpone entre nosotros,
interrumpiendo nuestra comunión. Ya no puedo bendecirte mientras persistas en
ello. Confía que Mi Espíritu te ayudará, hijo mío".
Samuel le dijo a Saúl: "Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y
como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra
de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey" (versículo 23).
Dios rechazó a Saúl por su desobediencia.
Dios nos está diciendo a través de este pasaje, que Él habla en serio. Él
está diciendo: "Yo te estoy mostrando lo que siento acerca de tu obediencia a
mí. Quiero todo tu corazón, ¡no sólo una obediencia a medias!"
DAVID WILKERSON
lunes, 23 de diciembre de 2013
BOTAS DE VAQUERO
El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará" (2 Corintios 9:6).
Hace varios años yo estaba sirviendo como pastor asistente en la Iglesia Times
Square en Nueva York. Anteriormente, cuando vivía en Texas, había comprado un
par de botas originales de vaquero de Texas y ¡eran preciosas! Las llevaba
puestas en mi oficina cuando un indigente entró. Él había estado a la deriva
y pidiendo aventones por todo el país y tenía una mala actitud.
"No sé por qué estoy aquí", dijo. "Todas las iglesias son iguales. Gastan su
dinero en edificios y ustedes, los pastores ricos, tienen autos y esas cosas".
Luego miró hacia abajo y dijo: "Mírate, tienes esas hermosas botas de vaquero
y yo tengo estos zapatos viejos y rotos de lona".
"¿Te gustan estas botas?" pregunté. Y antes de que pudiera responder, ni
siquiera lo pensé dos veces. Simplemente me quité las botas y se las di, y
luego volví descalzo a mi casa.
Unos seis meses después, recibí una llamada telefónica de un amigo que
pastorea en Greensboro, Carolina del Norte. "Gary", dijo, "no vas a creer esto.
Tengo frente a mí a un tipo sentado en mi oficina que dice que hace seis meses
tú le diste un par de botas de vaquero. Él no puede olvidarse de ti ni de tu
iglesia. Él ha estado pidiendo aventones por todo el país durante seis meses
y mientras camina, sigue mirando esas botas y pensando en el amor de Jesús".
Este hombre entró en la iglesia de mi amigo y le dijo: "Oye, este pastor en la
ciudad de Nueva York me dio estas botas de vaquero. Fui a una iglesia llamada
“Times Square” y él era uno de los pastores asistentes".
Steve preguntó: "¿Se llamaba Gary?".
"Sí, ése es el tipo. Se llamaba Gary".
Mi amigo Steve le dijo al hombre: "Bueno, durante seis meses, el Espíritu
Santo ha estado detrás de ti. ¿Estás listo para darle tu vida a Cristo?"
El hombre respondió: "Es por eso que estoy aquí. Vine a esta iglesia a dar mi
vida a Jesús hoy".
Quiero animarte a que, incluso si sientes como si estuvieras en una hambruna,
busques oportunidades. ¿Estás en una hambruna en tu matrimonio? Busca una
oportunidad de servir, de amar, de bendecir a tu cónyuge. ¿Estás en una
hambruna con tus hijos? ¿Hay división y tensión? Busca una oportunidad de
amar, de servir, de ordenar tu casa según los caminos del Señor .
¿Tienes dificultades económicas? Busca la manera de ser de bendición a otros
en medio de la hambruna y encontrarás las ventanas de los cielos abiertas. Dios
derramará ricas bendiciones sobre tu vida.
gary wilkerson
viernes, 20 de diciembre de 2013
IMPEDIMENTOS PARA LA MANIFESTACION DE LA VIDA DE CRISTO EN NOSOTROS
Si tu impedimento es la ambición, Dios puede abrirte una tremenda puerta de
oportunidad. Puede ser el proyecto más grande y ambicioso de tu vida, y Dios
permitirá que te embarques en él, pensando: ¡Eso es! Al fin ha llegado mi
gran oportunidad.
Entonces el Señor permitirá que todo se desplome. Terminarás entre las
ruinas de tu sueño, llorando: ¡Señor, pensé que este proyecto era tu
voluntad! Pensé que tenía tu bendición. Oré fielmente a ti acerca del
asunto, y me dejaste llegar hasta aquí. ¿Cómo pudiste permitir que fracasara
tan miserablemente?
El fracaso de tu proyecto pretende ser la muerte a todo lo que impida que la
vida de Cristo se manifieste en ti.
Tu impedimento pueden ser las increíbles revelaciones que recibes de la
palabra de Dios. Te preguntarás: ¿Cómo puede ser que una revelación fresca
pueda ser un impedimento para un amante de Jesús? Un día te puedes estar
gozando por las nuevas verdades que te han sido reveladas, doctrinas profundas
que nunca antes habías visto. Tu confianza aumenta, porque constantemente
aplicas cada revelación nueva a tu caminar con el Señor.
De repente, sin ninguna razón aparente, tu alma entra en una etapa de sequía.
Pronto tu gozo y seguridad dan lugar a un sentir de fragilidad e inutilidad. Una
depresión inexplicable llena tu alma, y cada día se convierte en una carga
para ti.
Las Escrituras que una vez habían cobrado tanta vida en tu corazón ahora
parecen un libro cerrado. En lugar de recibir revelación, piensas si es que
alguna vez podrás volver a aprender algo, pero el problema no es tu intelecto.
Tu sequía pretende apresurar la muerte a toda confianza en tu carne. Es una
muerte a tu tendencia de gloriarte en la revelación que te ha sido entregada,
en vez de recibir tu gozo de Cristo.
El hecho es que la revelación tiende a producir orgullo. Esta es la razón por
la cual Dios permitió un aguijón en la carne de Pablo. Él estaba impidiendo
que Pablo se gloríe en sus muchas grandes revelaciones. Dios quería que su
fiel siervo se mantuviera humilde en todo.
Todo este proceso de tener que soportar “situaciones de muerte” puede
parecer cruel. Sin lugar a dudas, es uno de los aspectos más dolorosos de
nuestro caminar con Jesús. Pero si permitimos que la muerte termine su obra en
nosotros, la vida resucitada de Cristo fluirá libremente desde nosotros. Si,
por otro lado, resistimos la obra de la muerte, ¡nunca tendremos la vida de
Cristo en nosotros!
DAVID WILKERSON
jueves, 19 de diciembre de 2013
ENTREGADO A LA MUERTE
El apóstol Pablo escribe: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos
entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestra carne mortal.” (2 Corintios 4:11)
Cuando Pablo dice: “nosotros que vivimos”, está haciendo eco de las
palabras de Jesús en Apocalipsis 1:18 (NTV): “Yo soy el que vive”. Pablo
está hablando aquí de cristianos, aquellos que confían en Cristo y tienen Su
vida habitando en ellos. Sin embargo, Pablo está diciéndonos en efecto que
también hemos sido entregados a la muerte.
Así es, tal como el Padre entregó a su Hijo a la muerte, de igual manera Él
entrega a todos los que están en Cristo. Dios guía a cada uno de nosotros de
la mano a las mismas puertas de la muerte y dice: “Aquí, muerte, toma a
éste también. ¡Haz lo que tengas que hacer con él!” Y en ese momento, la
mano de Dios no nos protege, más bien, nos guía a las mismas fauces de la
muerte.
Te preguntarás por qué Dios haría esto. Él lo hace por la misma razón que
Él entregó su hijo a la muerte. Él sabe que la muerte, el dolor y la
tristeza no nos pueden envolver por completo ni destruir, ¡Porque tenemos
dentro de nosotros la vida de Cristo mismo!
Dios sabe que no hay riesgo para nosotros, como tampoco lo había para Jesús.
Y Él tiene un plan de victoria para nosotros, como también lo tuvo para su
propio Hijo. Sin embargo, esta victoria sólo puede lograrse en nosotros a
través de la muerte.
Pablo nos advierte: “Si tienes la vida resucitada de Cristo en ti, Dios te va
a lanzar a la muerte ¡todos los días de tu vida!
El apóstol añade: “Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo
el tiempo; somos contados como ovejas de matadero.” (Romanos 8:36). El
significado griego aquí es: “Todos los días somos entregados a la
muerte.” En resumen, Pablo está diciendo: “Todos los días confronto una
nueva situación de muerte.”
Quisiera que entendieras que Pablo no se está refiriendo a la muerte física
aquí, sino que a un tipo de muerte que nos sucede diariamente en nuestro
caminar con Cristo. Cuando él testifica: “…cada día muero.” (1
Corintios 15:31), se está refiriendo a tribulación, aflicción, persecución,
peligro y problemas de todo tipo.
En esencia, Pablo está diciendo: “Nosotros que tenemos la vida de Cristo en
nosotros somos entregados constantemente a una situación de muerte tras otra.
Todos los días, alguna nueva prueba nos golpea. ¡Pero tenemos la vida del
Hijo de Dios dentro de nosotros!
DAVID WILKERSON
miércoles, 18 de diciembre de 2013
BENDECIDOS PARA SER DE BENDICIÓN
Dios quiere bendecirte y favorecerte. Él quiere enriquecer tu matrimonio y tu
vida espiritual. Él quiere que seas sabio, que puedas discernir y tomar
decisiones inteligentes que te conduzcan a tener bendición en tu vida.
Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con las bendiciones de Dios. No
cuidadosos porque Él nos bendice, sino que cuidadosos con lo que hacemos con
esas bendiciones. Muchos de nosotros recibimos las bendiciones de Dios, pero
luego las convertimos en algo egoísta.
En Lucas 12:16-19, Jesús habla de un hombre que fue bendecido: “La heredad
de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí,
diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?”
Dios es generoso y ama a derramar bendiciones sobre sus hijos. El hombre de
esta historia fue bendecido en abundancia, pero al mirar de cerca el conflicto
en esta historia, vemos que da un giro en la dirección equivocada.
Vemos que el hombre bendecido “pensaba dentro de sí mismo”. Allí es donde
a menudo el problema comienza, mi amigo. Dios comienza a bendecirnos y nosotros
empezamos a pensar: “¿Qué voy a hacer con esto?” Cuando comenzamos a
preguntarnos qué hacer con nuestros recursos, el egoísmo suele brotar. Mira
el lenguaje aquí: “Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré,
porque no tengo dónde guardar mis frutos?”
¿De quién son los frutos (bendiciones)? Pertenecen a Dios: ¡Todo pertenece a
Dios! Así que la mente de este hombre se estaba volviendo egoísta. Estaba
empezando a ver los dones de Dios, las relaciones, los talentos, como cosas que
se podrían utilizar para su propio beneficio, y el egoísmo comenzó a penetrar
en la fibra misma de quién era.
“Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y
allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe,
regocíjate.”
Debemos ser muy cuidados cuando escuchamos predicar acerca de las bendiciones
de Dios. Nuestra percepción de Sus bendiciones es de vital importancia.
¿Queremos amontonar bendiciones para nosotros mismos y así crear un pequeño
capullo perfecto para nuestra comodidad y placer? ¿O queremos mirar a nuestro
alrededor y bendecir a los demás? Somos bendecidos desde el mismísimo
principio del pacto de Dios de bendecir a la humanidad: ¡Bendecidos para ser
de bendición!
GARY WILKERSON
Suscribirse a:
Entradas (Atom)