jueves, 31 de mayo de 2012

LA BENDICIÓN DE ABRAHAM

Pablo escribe: "Así que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham" (Gálatas 3:9). ¿Cuál es la bendición de Abraham? Santiago nos dice: "Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia" (Santiago 2:23). Abraham creyó que podía estar delante Dios, a pesar de que todavía estaba siendo santificado. Amados, la bendición de Abraham es el conocimiento de que somos justificados por la fe. "Que la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles por medio de Jesucristo, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe" (Gálatas 3:14). Esta bendición habla del conocimiento de que Jesús pagó con su sangre para borrar todos nuestros pecados. El Padre atribuye justicia de Jesús para nosotros y somos hechos justos a sus ojos, no tenemos que tratar de trabajar para ganar el favor de Dios; en cambio, hemos de confiar y creer en la obra terminada de Jesús en la cruz. A pesar de que todavía luchamos, tenemos derecho a permanecer con Él mientras continuamos con fe y arrepentimiento. David entendió esto y pudo disfrutar de la bendición de Abraham " David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras: « ¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados! ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!» (Romanos 4:6-8). Cuando somos bendecidos por Dios con la bendición de Abraham, nuestra fe comienza a expandirse; pronto vemos y creemos que el mismo Cristo que nos justifica nos da poder para vencer el pecado. Dios nos dice, "¡Vamos a trabajar en tu santidad y santificación, pero debes entender que, mientras tanto, estás seguro en mí. Tú eres mi hijo y yo también te guardaré de caer!" ¿Reposa ya la bendición de Abraham sobre Usted? Si ha aceptado plenamente la justicia de Cristo por fe, entonces Usted es bendito con los creyentes Abraham y David. De hecho, usted es una de las personas más bendecidas sobre la tierra. DAVID WILKERSON

martes, 29 de mayo de 2012

UNA VICTORIA DE ÚLTIMO MINUTO

El rey de Siria llevó a su ejército a Samaria para sitiarla (ver 2 Reyes 6:24). El ejército sirio detuvo estratégica mente todos los alimentos que iban para Samaria y pronto las condiciones eran desesperantes. La gente vendió todo lo que tenía para conseguir cualquier resto de comida. El rey de Samaria estaba horrorizado por lo que estaba aconteciendo, le echó toda la culpa a Elíseo y envió un mensajero para matarlo. Cuando llegó el mensajero, amigos de Elíseo le negaron la entrada a la casa del profeta. Durante el enfrentamiento el mensajero gritó a Elíseo: "El rey dijo: "Este desastre viene del Señor. ¿Por qué debería esperar en el Señor por más tiempo?'"(6:33, NVI). En pocas palabras, el rey no tenía fe. Estaba convencido de que Dios había abandonado a Samaria y que tenían que actuar por su cuenta. ¿Cuál fue la respuesta de Elíseo? "Oíd la palabra del Señor" (7:1). Este es un consejo sabio para cualquier cristiano frente a la crisis. Si su situación ha ido más allá de su control es necesario recordar la Palabra de Dios. Elíseo le dijo al mensajero: "Por este tiempo mañana, un seah [cinco cuartos] de harina se venderá a un siclo [media onza de plata] y dos medidas de cebada por un siclo en la puerta de Samaria" (7:1). En otras palabras: "¡No se rindan! El alimento vendrá en tal abundancia, que con una pequeña moneda van a comprar todo lo que puedan comer". El mensajero se burló con incredulidad: "Mira, incluso si el Señor abre las compuertas de los cielos, ¿como puede suceder esto?"(7:2). Él sabía que el rey de Samaria estaba dispuesto a rendirse. Pero Elíseo sabía que Dios ya estaba en movimiento en su favor y que deseaba convertir la incredulidad en fe. En ese momento, cuatro leprosos sentían morir de hambre en Samaria y se dijeron unos a otros, "¿Por qué sentarnos aquí y morir? Vamos a ir al campamento de los sirios para mendigar comida. O nos matan o tendrán piedad de nosotros." Al acercarse al campamento de los sirios, los leprosos se dieron cuenta que el enemigo había huido y había dejado atrás todas sus provisiones. Los leprosos disfrutaron de un banquete y después de estar satisfechos, corrieron a Samaria para decirle al rey. Increíblemente, el rey no les creyó. Pensó que era una trampa tendida para una emboscada pero la gente dentro de la ciudad se enteró y actuó en fe: "El pueblo salió y saqueó el campamento [de los sirios]" (7:16). ¡Piense en ello! El rey de Samaria estaba a un día de rendirse a su enemigo, sin embargo, Dios ya había ganado la victoria para él. Usted puede estar al borde de la derrota, pero Dios quiere cumplirle sus promesas. Manténgase en Su Palabra con fe. Gary Wilkerson

lunes, 28 de mayo de 2012

JESÚS TODAVÍA ORA POR NOSOTROS

Zacarías 3 describe a un sumo sacerdote llamado Josué parado delante del Señor y a Satanás a su mano derecha oponiéndosele. También presenta a un ángel, que debe ser Cristo porque los ángeles no juzgan. Josué representa acá a un hombre de verdad, no un tipo de Cristo. Él era el sumo sacerdote durante la época de Esdras y Nehemías. En Esdras 10:18 parece que Josué se había casado con una mujer pagana; en ese momento, la peor manera en que un Judío podría contaminarse era casándose con un gentil. "Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel" (Zacarías 3:3). Josué estaba de pie ante el trono con sus vestiduras viles, y el diablo estaba a su lado acusándole. Satanás argumentó: "Este hombre ha roto Tu ley y ha pecado contra ti." Las acusaciones del diablo eran correctas: Josué había pecado y ahora Satanás reclamaba para sí a Josué. Amados, esto es exactamente lo que sucede con nosotros. Satanás se presenta ante el trono de la gracia acusándonos. Nos señala y dice: "Tú sabes todas las cosas, Dios, tu ves cuan comprometida está la vida de éste. Si eres justo, tienes que darme su alma." En Apocalipsis 12:10 a Satanás se le llama "el acusador de nuestros hermanos" y se presenta ante Dios en este momento para oponerse a usted y a mi, nos acusa de pecado. Es entonces cuando Jesús, nuestro Abogado, se levanta y dice: "Es cierto, Padre el ha fallado, pero hay fe en su corazón, fe en el poder de mi sangre que he pagado por cada pecado que ha cometido o cometerá alguna vez." Jesús entonces se vuelve a quien le espera ahí en frente y le dice: "Quita tus ropas sucias y pon mi manto de justicia sobre tus hombros." Jesús dijo a Satanás: "El Señor te reprenda, oh Satanás... ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?" (Zacarías 3: 2). ¡Qué cuadro! El diablo se vio obligado a salir con un sonido de reproche y Josué se marchó con un indulto, una prenda nueva y una corona de justicia en la cabeza. "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el Justo" (1 Juan 2:1). Jesús ha estado en la gloria estos 2.000 años orando por nosotros y sigue orando por nosotros. DAVID WILKERSON

miércoles, 23 de mayo de 2012

TOTALMENTE PAGADO

Una vez al año, el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por los pecados de Israel. Después de su santificación – un buen baño (purificador)- llevaba en las manos la sangre de un becerro y un incensario de oro (o copa) sostenida por tres cadenas. Luego el sacerdote tomaba algunas brasas del altar, las ponía en el incensario, tomaba un puñado de incienso y entraba en el Lugar Santísimo. Dentro del Lugar Santísimo estaba el arca. En lo alto estaba el propiciatorio y en ambos lados había dos querubines de oro con sus alas extendidas por encima. El propiciatorio representaba la misma presencia de Dios, al Señor sentado en su trono. El sumo sacerdote tomaba un puñado de incienso y lo arrojaba al fuego en el incensario. De repente, un hermoso aroma llenaba el tabernáculo. El sacerdote agitaba el incensario delante del arca hasta que el propiciatorio era envuelto en una nube de incienso aromático, dulce. Amados, este es un ejemplo perfecto de lo que Jesús ha hecho por nosotros y lo que continúa haciendo ahora mismo. En primer lugar, significa la muerte y ascensión de Jesús al Padre celestial como nuestro Sumo Sacerdote. En segundo lugar, esta escena de la expiación significa aún más, el momento en que Jesús comenzó a orar por nosotros, intercediendo ante el Padre en nuestro favor. El trabajo inicial de la intercesión de Jesús fue el derramamiento de su sangre por cada “bono” y deuda que debíamos. Un bono es "una nota sellada de deuda u obligación que ata al deudor y sus herederos." El diablo, una vez lo reclamó a usted por cuanto “estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Debe haber una caverna en algún lugar de las entrañas del infierno que contiene una montaña de expedientes y registros de deudas, incluyendo la suya y la mía. Las notas dicen: "Usted tiene que pagar con su vida y el precio es la condenación eterna." Pero ¡a Jesús se le entregaron las llaves de la bóveda del infierno! Nuestro Sumo Sacerdote fue a lo más profundo del mismo lugar de los registros y abrió la bóveda. Empezó a hojear a través de los registros y sacó nuestras notas: todas las obligaciones, deudas y bonos de aquellos que creen en Él y que han de creer todavía. Jesús reunió todos esos registros y los llevó a la gloria. Allí, en presencia del Padre, Él roció su sangre sobre ellos, anunciando: "Estas deudas se pagan en su totalidad por mi propia sangre." DAVID WILKERSON

martes, 22 de mayo de 2012

NUESTRO SUMO SACERDOTE

Dios el Padre designó a Su Hijo para ser nuestro Sumo Sacerdote. Jesús está en la gloria ahora mismo - tanto como Hombre como Dios - de nuestra parte. Él está vestido con las vestiduras de sumo sacerdote y Él está ante el Padre intercediendo por nosotros, incluso mientras escribo. Sin duda, el Padre se complace en tener a su hijo a su diestra, sin embargo, la Biblia no dice, que Jesús ascendió por su Padre. Tampoco dice que ascendió a recuperar su gloria. No, la Escritura dice que Cristo ascendió al cielo en nuestro favor - como un Sumo Sacerdote: "Cristo... entró en el cielo... para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros" (Hebreos 9:24). Juan tuvo una visión de Jesús en su ministerio como nuestro Sumo Sacerdote en la gloria. Él escribe que Jesús se apareció en medio de los siete candeleros (representación de su iglesia) ministrando entre ellos con un atuendo particular: "... vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro" (Apocalipsis 1: 13, NVI). En el Antiguo Testamento, Dios nos dio un sermón ilustrado del ministerio del sumo sacerdote (ver Éxodo 30). Todo lo que ilustró es el trabajo y ministerio de Jesús en la gloria. Entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo había un velo y justo antes de la entrada del lugar santísimo estaba un altar de oro de 90 cm de altura, 45 cm de ancho y 45 cm de largo. El incienso era puesto en el altar y se quemaba en todo momento. Al sumo sacerdote se le mandó a cuidar de las lámparas y los pábilos. Cada mañana, cuando entraba en el Lugar Santo para iluminarlo, él ponía incienso en el altar. El altar debía tener brasas de fuego siempre, así el fuego nunca se apagaba; el incienso en la Biblia representa la oración y el incienso siempre encendido en el altar. En el Lugar Santo representa las oraciones de Jesús mientras estuvo en la tierra. No hubo un día en su vida que Jesús no orara por sus discípulos. "Le he dado a ellos las palabras que me diste.... Yo ruego por ellos.... guárdalos en tu nombre aquellos que me diste" (Juan 17:8-11). Jesús oró constantemente - en la mañana y por la noche; de hecho, Jesús dijo que Él no hizo nada sin escuchar primero a su Padre - en oración. DAVID WILKERSON

miércoles, 16 de mayo de 2012

DIOS PERMITE A LOS DÉBILES ESTAR POR ENCIMA DE TODAS LAS PROBABILIDADES

La poderosa nación de Siria iba a atacar a Israel, pero Dios le reveló a Elíseo cada movimiento que Siria estaba a punto de hacer. Debido a esto, el profeta fue capaz de advertir el ejército de Israel y mantenerlo fuera de peligro. El ejército sirio se componía de poderosos batallones, inmensos carruajes y las mejores armas del momento; sin embargo, fue frustrado en cada movimiento debido a Elíseo, esto enfureció al rey de Siria quien, finalmente, renunció a sus ataques contra Israel y volvió todo su ejército sobre Elíseo: "—Pues entonces averigüen dónde está —ordenó el rey—, para que mande a capturarlo." (2 Reyes 6:13, NVI). Elíseo se estaba quedando en Dotan. El rey de Siria envió "...un destacamento grande, con caballos y carros de combate. Llegaron de noche y cercaron la ciudad." (6:14). A la mañana siguiente, el siervo de Elíseo se despertó y presa del pánico al ver las fuerzas enemigas, gritó a Elíseo: "¡Oh, mi señor, ¿qué haremos?" Como el siervo de Elíseo, ¿Sintió Usted alguna vez pánico? "¡No hay manera de salir de este problema, es muy grande! ¿Qué puedo hacer?" En esos momentos, nuestras oraciones se pueden convertir en sesiones de preocupación llenas de ansiedad; nos decimos, "No hay manera en que Dios me puede sacar de esto". Elíseo respondió a su criado: "No tengas miedo.... Los que están con nosotros son más que los que están con ellos" (6:16). Elíseo oró por su siervo diciendo: "Señor, abre sus ojos para que vea" (6:17). De repente, el siervo de Elíseo vio lo que era invisible a simple vista: "Él miró y vio que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Elíseo" (6:17). Ahora mismo, en su crisis, las probabilidades en contra suya pueden ser de 10.000 a 1. Sin embargo, como muestra la historia de Elíseo, 10.000 es un número escaso si se compara con el número infinito de ángeles al servicio de Dios. Usted puede sentirse abrumado y superado en número pero Dios nunca pierde, Él nunca se retira y nunca negocia. Él está con Usted en medio de su batalla para librarle de forma sobrenatural. Usted puede preguntar como lo hizo el siervo de Elíseo, "¿Qué haré?" En la historia de Elíseo Dios ya le ha contestado: "Confía en el Señor" Cuando todo lo demás parece fallar, cuando siente que no hay esperanza y que está a punto de caer en la derrota, Dios entra y lo transforma todo. Aquí está el resultado final: "Los sirios dejaron de incursionar en territorio de Israel" (2 Reyes 6:23). Fue una nueva lección para levantar la fe de Israel. Elíseo estaba mostrando al pueblo de Dios que "Contar con el Señor de tu lado es mejor que tener el ejército más poderoso del mundo. ¡Confía en Él!" GARY WILKERSON

martes, 15 de mayo de 2012

NUESTRO MISERICORDIOSO SUMO SACERDOTE

Amado, no importa lo que usted esté pasando. Jesús ha estado en sus zapatos y eso lo hace a Él un sumo sacerdote misericordioso. Usted no tiene que decirle a Él acerca de todo su dolor. Jesús conoce su sufrimiento pues Él mismo lo ha padecido. “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Hablemos acerca de un preciado hombre que se encuentra preocupado pues ha caído en gran tentación. Él ha pecado gravemente en contra de Dios y siente que su corazón se está enfriando. Este hombre piensa, “¡No puedo lograrlo! Soy demasiado inconsistente y Satanás está echando todo el infierno sobre mí. He sido dominado por mi tentación en muchas ocasiones, pero aún amo a Jesús. ¡Señor, yo quiero ser libre y limpio!” Este hombre está agotado, sin esperanza, y el diablo se para a su lado acusándolo: “Dios, él ha caído en pecado. Él no puede resistir la tentación. Su manto está manchado, sucio.” Pero el Abogado entra en escena y se coloca entre el hombre y el acusador, y dice: “Padre, yo conozco lo que este hombre está padeciendo. El diablo también me condujo por el desierto y me tentó severamente. Yo fui tentado a blasfemar, a caer y a adorar a Satanás. Yo conozco esta tentación así como el corazón de este hombre. Existe una chispa de fe todavía en él, una pizca de amor por mí.” “Padre, ve a este hombre como justo por mi sangre. Libéralo del poder de las tinieblas y del malvado. Yo quiero que él sea acepto, perdonado, restaurado, y que le sea dado poder de lo alto para resistir al diablo. Yo clamo por su liberación.” Al siguiente día, este hombre toma su Biblia y lee una verdad poderosa que nunca antes había visto. Él se postra en sus rodillas y Dios viene a él para liberarlo -porque el sumo sacerdote ha orado. DAVID WILKERSON