miércoles, 29 de febrero de 2012

TU LIBERACION ESTA A LA PUERTA

Dios le había dado a Moisés y a Israel promesas inquebrantables acerca de su
liberación. Por tanto. Moisés fue con el pueblo para darle las buenas nuevas.
Él hizo señales frente a ellos y las Escrituras nos dicen que ellos creyeron:
“Fueron, pues, Moisés y Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los
hijos de Israel. Aarón les contó todas las cosas que Jehová había dicho a
Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo. El pueblo creyó,
y al oír que Jehová había visitado a los hijos de Israel y que había visto
su aflicción, se inclinaron y adoraron.” ( Éxodo 4:29-31).

Era un tiempo de esperanza y regocijo. Todos gritaron, “¡Aleluya¡
¡Finalmente estamos libres! Dios ha escuchado nuestro clamor y nuestra
esclavitud ha llegado a su fin. ¡Alabado sea  Él!”

Sin embargo, ¿qué sucedió después? Cosas peores. La esclavitud de Israel se
volvió insoportable. No se  les daría más paja para hacer ladrillos, lo que
implicaría una labor extenuante para ellos. Inclusive, Faraón les gritaba a
los líderes de Israel, “¡Aléjense de mi vista! ¡Regresen a trabajar!”

Moisés no podía creer el cambio tan terrible de las circunstancias.  Él
clamó, “Dios, ¿por qué estás tratando a tu pueblo de esta manera? Tú no
nos ha liberado. De hecho las cosas parecen haber empeorado como nunca antes.
No has guardado tu Palabra y  tu promesa no está aconteciendo.”

Usted debe comprender que el diablo sabía que la liberación de Israel estaba
a la puerta. Entonces,  ¿piensa usted que él se iba a quedar sentado y no iba
a hacer un último atentado para agotar al pueblo de Dios? El empeoramiento de
la condición de Israel no estaba vinculada con lo que Dios estaba haciendo,
sino más bien con el enfurecido  Satanás que se apuró a obrar antes de que
la liberación del pueblo arribara. De la misma manera, cuando el diablo lo ve
a usted postrado,  Él sabe que su deliberación está por llegar y ¡él no se
va a quedar quieto durante esos momentos previos a la victoria! Por el
contrario, él va a intensificar sus tentaciones.  Él hará que gente se
levante en contra suya  y enviará espíritus de mentira para realizar
acusaciones en su contra.  Él le mentirá al decirle que Dios ha apartado a su
Espíritu Santo de usted como pago por sus pecados pasados.  Él vendrá con
todo tipo de sentimientos de culpa y condenación.
DAVID WILKERSON

sábado, 18 de febrero de 2012

¡APRENDIENDO A TRAVES DE LAS AFLICCIONES!

El salmista escribe, “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus
estatutos.” (Salmo 119:71). Usted. como yo, se preguntará, “¿Qué clase
de teología es ésta? ¿Acaso es bueno ser humillado?”
En este contexto, la palabra hebrea referente a aflicción significa
“rebajado, escarmentado, humillado, debilitado, deprimido.” Cuando usted
coloca estos significados en el versículo anterior, usted lee: “Es bueno
para mí ser rebajado, escarmentado, humillado, debilitado, deprimido - para
que pueda aprender los estatutos del Señor.” La palabra estatuto significa,
“ley grabada.” El salmista está diciendo, “Es bueno que yo haya pasado
por estos problemas porque en el proceso, Dios estaba grabando Sus leyes y
caminos en mi corazón.”
El Señor permite que tribulaciones lleguen a nosotros para probarnos, pero
éste no es el propósito primordial. Por el contrario, nuestras aflicciones
nos enseñan a caminar rectamente delante de Él. La Biblia nos dice: “Muchas
son las aflicciones del justo,. . .” (Salmo 34:19). De acuerdo con el
salmista, la finalidad de nuestras aflicciones es aprender de ellas.
Una de nuestras parejas misioneras nos escribió acerca de la situación que
vive una nación de Africa donde ellos están ministrando. Este es uno de los
países más pobres de la tierra. Su situación ha empeorado grandemente
gracias a la guerra civil.
Misioneros recientemente transitaron por dicho país en un camión junto con
otros cristianos de un país aledaño. Ellos estaban entregando recursos de
abastecimiento y planeaban asistir a una reunión por la noche en la zona
fronteriza. Apróximadamente cinco millas de la frontera, el camión empezó a
pararse. El conductor continuaba presionando el pedal del auto pero éste se
movía lentamente. El grupo de misioneros estaba desalentado al ver  que el
auto frente a ellos empezaba a alejarse.  Finalmente, ellos arribaron a la
frontera e instáneamente la máquina del auto murió. Simplemente dejó de
moverse. Todos se preguntaron, “Señor, ¿qué está pasando?” De repente,
los guardias fronterizos empezaron a gritar, “¡Hubo una explosión en la
frontera, no lejos de aquí! Una de las facciones en guerra explotó un carro
que acababa de pasar por aquí.” El grupo de misioneros se dio cuenta que el
carro que había sido atacado era justamente el que se  encontraba frente a
ellos. Si el carro de los misioreros hubiera funcionado correctamente, ellos
hubieran sido atacados.
A la mañana siguiente, el conductor del grupo misionero trató de encender el
auto - y éste arrancó de inmediado. De hecho, funcionó perfectamente durante
el resto del viaje. Ellos reconocieron que los propósitos de Dios habían sido
cumplidos a través de un aparente percance.
DAVID WILKERSON

viernes, 17 de febrero de 2012

Él SE DELEITA EN LA MISERICORDIA


“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino
de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de
ella han sido ejercitados.” (Hebreos 12:11).

Aquí Dios está hablando acerca de su propio corazón así como del nuestro.
Para Dios, el disciplinarnos no le produce gozo sino tristeza y dolor. Sin
embargo, cuando Él juega el rol de juez, Él permanece a lado de sus hijos
mientras los disciplina. Inclusive Él espera la más mínima señal de
arrepentimiento para terminar con su juicio y disciplina. Él anhela decir,
“Suficiente - no más. Me duele mucho corregirte.”

Amado, usted debe estar de acuerdo con este asunto sobre el dolor de Dios.
Cuando otros tratan de lastimarlo, usted debe traer sus pensamiento cautivos, y
decir, “¡O Dios, déjame orar por mis enemigos, por aquéllos que están
tratando de herirme.”

Dios ama al más malvado, al pecador más vil que vive en la calle, y si Él
ama a esa persona, ¿cuánto más Él ama al cristiano que lo hiere a usted y
que se ha hecho su enemigo?

Tal vez usted ya tiene idea de cuan lejos estamos del corazón de Dios.
Todavía tenemos mucho que aprender sobre Su corazón. No, Él no se deleita en
enjuiciar. Él no encuentra placer en la destrucción del malvado, ni en la
corrección de Sus hijos. Por el contrario, el hacer esto le provoca un
terrible dolor.

Déjeme decirle a usted en lo que el Señor se deleita:

"¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del
remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en
la misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará
nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados.”
(Miqueas 7:18-19).


DAVID WILKERSON

jueves, 16 de febrero de 2012

QUITARSE EL MANTO

En un conocido pasaje de Juan 13, Jesús toma su manto, una vasija y le limpia
los pies a sus discípulos.  Él les dice a ellos, “Pues si yo, el Señor y
el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies
los unos a los otros, porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho,
vosotros también hagáis.” (Juan 13:14-15).

Algunos cristianos devotos han tomado literalmente  este versículo. Ellos han
hecho como costumbre el ofrecer el servicio de “lavar los pies.” Esto es
loable, pero se queda como un mero ritual y se pierde el verdadero significado
de lavar los pies.

Después de que Jesús lavó los pies de los discípulos, Él  se puso de nuevo
su manto, se sentó y les preguntó, ¿Saben lo que yo he hecho por ustedes?”
En otras palabras, “¿Comprenden el significado espiritual de lavar los
pies?”

Yo creo que la pregunta del Señor es para nosotros también. ¿Comprendemos
nosotros la profundidad de lo que Él hizo al lavarles los pies a sus
discípulos? Sobre todo, algo muy poderoso y profundo está sucediendo. Cristo
les estaba enseñando a su iglesia una de las lecciones más importantes.

Jesús no estaba instituyendo una regla que debía cumplirse por la iglesia
durante siglos, como la santa cena o el bautismo en agua. De ser así, Él lo
habría instituído desde el principio del entrenamiento de los discípulos.
Él mismo se habría sometido al lavado de pies como lo hizo con el bautismo en
agua. Yo creo que Jesús nos estaba dando un ejemplo de manifestación física
de lo que Él  más desea, “quitarse el manto.”

Yo creo que si nosotros comprendemos lo que Jesús hizo al lavarles los pies a
los discípulos, entonces comprenderemos los conceptos de servicio y sumisión.
Lo anterior nos permite observar que el servirnos los unos a los otros en amor y
sumisión,  y con temor de Dios significa mucho más que recibir órdenes o
rendir cuentas a una autoridad mayor. Estas verdades gloriosas son expuestas
solamente en el contexto de “quitarnos el manto.”



DAVID WILKERSON


miércoles, 15 de febrero de 2012

AMANDO LA VERDAD

Pablo le agradece a Dios por un pueblo que permanece firme en los tiempos de
dificultad. Este remanente santo se levantará en contra del espíritu del
anticristo y se mantendrá firme. Dicho remanente nunca será vencido. Por el
contrario, ¡es pueblo que vencerá al mundo, a la carne y al maligno!

“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros... de
que Dios os haya escogido desde el principio para salvación... Así que,
hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habéis aprendido...Y el mismo
Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio
consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones y
os confirme en toda buena palabra y obra.” (2 Tesalonicenses 2:13-17).

Este remanente santo ama la verdad y no tiene miedo a ser desaprobado. Ellos se
examinan a sí mismos a la luz de la Palabra de Dios, dejando que ésta los
perfore hasta lo más profundo. Amado, si usted mantiene su corazón abierto a
la verdad- si usted continúa enamorándose de la Palabra de Dios - el Señor
se establecerá en usted.

“Los que confían en Jehová son como el monte Sión, que no se mueve, sino
que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre. No
reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos; no sea que
extiendan los justos sus manos a la maldad.” (Salmo 125:1-3).

El espíritu del anticristo tiene una vara que simboliza autoridad. Pero su
poder y dominio no estarán sobre usted porque es parte del remanente santo de
Dios.

“Os he escrito a vosotros, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece
en vosotros, y habéis vencido al maligno." (1 Juan 2:14).

“...porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4).

Deje que el espíritu del anticristo venga. Usted no será movido porque se
encontrará firmemente establecido en la verdad de la Palabra de Dios. Usted
será encontrado en la casa de Dios, alabándole con un corazón puro, y su fe
vencerá todo lo que el enemigo atente contra usted.
 DAVID WILKERSON

martes, 14 de febrero de 2012

¡UNA PENA DOBLE!

La primera parte de la “pena doble” de Dios se refiere a cuando nosotros
pecamos en su presencia en contra de su luz y amor. El pecado por sí mismo no
le afecta a Dios, pero sí el hecho de que Él conoce sus consecuencias. Dios
sabe que nuestro pecado nos producen dolor y miseria.

La segunda parte de la “pena doble” de Dios se refiere a que nuestro pecado
hace que Él tenga que cumplir Su Palabra sobre la necesidad de juzgarnos. Dios
se para frente a nosotros como un padre amoroso y escucha nuestro clamor
angustiante, al mismo tiempo que nos corrige -todo esto con el propósito de
producir en nosotros un carácter santo.

En alguna ocasión yo tuve una profunda crisis. Calumnias fueron dichas acerca
de mí y mientras éstas se esparcieron por algún tiempo, yo empecé a recordar
la Palabra de Dios:

 * “El testigo falso no quedará sin castigo, y el que dice mentiras
perecerá.” (Proverbios19:9).
 * “El malo presta atención al labio inicuo y el mentiroso escucha la
lengua detractora.”(17:4).

Después de un tiempo, yo clamé en desesperación: “¡Oh Dios, por cuánto
tiempo permitirás que esta situación continúe! Las mentiras siguen
cambiando. Ni siquiera sé de qué se tratan éstas ahora. Tú eres mi
defensor, Señor, y tú dices que tomas la venganza de tu pueblo. Pero yo no
veo que tú estés ejerciendo ninguna justicia.”

Mientras pensaba en todas las calumnias que venían en mi contra, recordé las
batallas peleadas por otros pastores y siervos. Hasta la fecha, ellos son gente
recta que ha soportado pruebas terribles, pues palabras malvadas han sido
proclamadas en su contra.

“¿ Por qué Señor?” oré. ¿Por qué permites que tu pueblo se duela?”

El Señor me contestó, “David, yo soy misericordioso, piadoso y tardo para
la ira porque me duele tener que ejercer mi justicia. Si tú pudieras sentir mi
pena, tú, nunca, jamás, desearías ver mi juicio caer. Tú comprenderías por
qué yo espero extensamente para ejecutarlo. Tú sabes cuán doloroso es
disciplinar a tus hijos. Lo mismo sucede conmigo. Me duele corregir a quienes
amo!”
DAVID WILKERSON

lunes, 13 de febrero de 2012

DIOS ESCUCHA NUESTRO CLAMOR

Las aflicciones nos enseñan a postrarnos  y a clamar al Señor cuando nos
encontramos en problemas y dificultades.

“Conozco, Jehová, que tus juicios son justos y que conforme a tu fidelidad
me afligiste.” (Salmo 119:75).  David está diciendo, “Señor, yo sé por
qué tú me afligiste. Tú viste que cuando todo marchaba bien, yo me alejé,
empecé a perder interés, y por tanto, permitiste que tribulación viniera a
mí. Tú sabías que ésta doblegaría mis rodillas y me quebrantaría. ¡Mi
aflicción  fue evidencia de tu fidelidad para conmigo!”

Conozco a mucha gente que ha tenido que pelear contra terribles ataduras en sus
vidas—drogas, alcohol, tabaco -y tentaciones diarias. Sin embargo, yo le digo
a toda esta gente: “Dios tiene cuidado de usted. Él  sabe la miseria por la
que usted está pasando y  solamente Él  puede librarlo.”

El Señor no le dice a usted constantemente, “Eres miserable por lo que has
hecho. Me has fallado y ahora estás pagando el precio.” ¡No! Usted no le
sirve a un Dios como ese. Usted le sirve a un padre amoroso que siente su dolor
desde el primer momento en que usted se afligió. No importa cómo usted inició
su aflicción, Dios se duele con usted y quiere librarlo.

Usted puede pensar que Dios no lo está ayudando para nada, pero desde el
primer momento en  el que Él escuchó su clamor, Dios entró en acción. Deje
mostrarle lo anterior:

"Dios oyó el gemido de ellos y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y
Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y conoció su condición.” (Éxodo
2:24-25). Aquí la palabra conoció significa, “Él empezó a actuar.” Dios
escuchó su clamor y empezó a tomar acción en su lugar.

"Claman los justos, y Jehová oye y los libra de todas sus angustias.” (Salmo
34:17). Toda vez que usted se postra sobre sus rodillas, Dios inmediatamente
obra en su lugar

.DAVID WILKERSON