jueves, 9 de septiembre de 2010

CONOZCA CREA Y SIGA CONFIANDO EN SU AMOR

Cualquiera puede mantener su gozo cuando está en las alturas del Espíritu
Santo, sin ser probado ni tentado. Pero Dios quiere que nos mantengamos en su
amor en todo tiempo, especialmente en nuestras tentaciones.

El apóstol Juan nos dice de manera muy simple, cómo es que podemos
mantenernos en el amor de Dios: "Nosotros hemos conocido y creído el amor que
Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él" (1 Juan 4:16). En resumen, si nosotros
"permanecemos en el amor de Dios", nos mantendremos en Dios.

Acá, la palabra "permanecer", significa "quedarse en un estado de
expectación". Es decir, Dios desea que nosotros estemos expectantes de que su
amor se renueve en nosotros cada día. Debemos vivir cada día en el
conocimiento de que Dios siempre nos amó, y siempre nos amará.

En realidad, muchos de nosotros entramos y salimos del amor de Dios, según
nuestro estado de ánimo. Nos sentimos a salvo en su amor sólo si nos hemos
portado bien. Pero no estamos seguros de su amor cuando somos tentados o
probados, o cuando le hemos fallado. Ése es justamente el momento en el que
debemos confiar en su amor. Él nos está diciendo en estos pasajes: "No
importa la prueba que enfrentes, nunca debes dudar de mi amor por ti. Si estás
constantemente confiando en mi amor, entonces estás viviendo como yo quiero que
vivas".

Jeremías 31 ofrece una maravillosa ilustración del amor de Dios. Israel
estaba en un momento de caída. El pueblo había engordado y prosperado, y
consentían en toda clase de impiedades.

Repentinamente, sus deseos se tornaron amargos. Perdieron todo placer en
satisfacer sus apetitos sensuales. En seguida, clamaron: "Señor, estamos
perdidos. Necesitamos que nos vuelvas a ti". Dios oyó su clamor de
arrepentimiento, y Su amoroso corazón se dirigió hacia ellos. Él castigó a
su pueblo con su vara de corrección, e Israel clamó: "Me
azotaste…conviérteme, y seré convertido…después que me aparté tuve
arrepentimiento" (Jeremías 31:18-19).

Oiga las palabras de Dios en este punto: "Desde que hablé de él, me he
acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él;
ciertamente tendré de él misericordia" (v. 20). "Con amor eterno te he amado"
(v. 3).

Esto es lo que usted debe saber del amor de Dios: Dios le decía a su pueblo:
"He tenido que castigarles y hablarles duras palabras de verdad. Aun así,
pecaron contra mí, a pesar de la gracia y la misericordia que les extendí. Se
apartaron de mi amor, y me rechazaron. Sin embargo, mis entrañas de compasión
se movían profundamente para con ustedes, los recordaba en sus luchas;
ciertamente tendré misericordia de ustedes. Los perdonaré y restauraré de
pura gracia".


Cualquiera puede mantener su gozo cuando está en las alturas del Espíritu
Santo, sin ser probado ni tentado. Pero Dios quiere que nos mantengamos en su
amor en todo tiempo, especialmente en nuestras tentaciones.

El apóstol Juan nos dice de manera muy simple, cómo es que podemos
mantenernos en el amor de Dios: "Nosotros hemos conocido y creído el amor que
Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él" (1 Juan 4:16). En resumen, si nosotros
"permanecemos en el amor de Dios", nos mantendremos en Dios.

Acá, la palabra "permanecer", significa "quedarse en un estado de
expectación". Es decir, Dios desea que nosotros estemos expectantes de que su
amor se renueve en nosotros cada día. Debemos vivir cada día en el
conocimiento de que Dios siempre nos amó, y siempre nos amará.

En realidad, muchos de nosotros entramos y salimos del amor de Dios, según
nuestro estado de ánimo. Nos sentimos a salvo en su amor sólo si nos hemos
portado bien. Pero no estamos seguros de su amor cuando somos tentados o
probados, o cuando le hemos fallado. Ése es justamente el momento en el que
debemos confiar en su amor. Él nos está diciendo en estos pasajes: "No
importa la prueba que enfrentes, nunca debes dudar de mi amor por ti. Si estás
constantemente confiando en mi amor, entonces estás viviendo como yo quiero que
vivas".

Jeremías 31 ofrece una maravillosa ilustración del amor de Dios. Israel
estaba en un momento de caída. El pueblo había engordado y prosperado, y
consentían en toda clase de impiedades.

Repentinamente, sus deseos se tornaron amargos. Perdieron todo placer en
satisfacer sus apetitos sensuales. En seguida, clamaron: "Señor, estamos
perdidos. Necesitamos que nos vuelvas a ti". Dios oyó su clamor de
arrepentimiento, y Su amoroso corazón se dirigió hacia ellos. Él castigó a
su pueblo con su vara de corrección, e Israel clamó: "Me
azotaste…conviérteme, y seré convertido…después que me aparté tuve
arrepentimiento" (Jeremías 31:18-19).

Oiga las palabras de Dios en este punto: "Desde que hablé de él, me he
acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él;
ciertamente tendré de él misericordia" (v. 20). "Con amor eterno te he amado"
(v. 3).

Esto es lo que usted debe saber del amor de Dios: Dios le decía a su pueblo:
"He tenido que castigarles y hablarles duras palabras de verdad. Aun así,
pecaron contra mí, a pesar de la gracia y la misericordia que les extendí. Se
apartaron de mi amor, y me rechazaron. Sin embargo, mis entrañas de compasión
se movían profundamente para con ustedes, los recordaba en sus luchas;
ciertamente tendré misericordia de ustedes. Los perdonaré y restauraré de
pura gracia".

Cualquiera puede mantener su gozo cuando está en las alturas del Espíritu
Santo, sin ser probado ni tentado. Pero Dios quiere que nos mantengamos en su
amor en todo tiempo, especialmente en nuestras tentaciones.

El apóstol Juan nos dice de manera muy simple, cómo es que podemos
mantenernos en el amor de Dios: "Nosotros hemos conocido y creído el amor que
Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él" (1 Juan 4:16). En resumen, si nosotros
"permanecemos en el amor de Dios", nos mantendremos en Dios.

Acá, la palabra "permanecer", significa "quedarse en un estado de
expectación". Es decir, Dios desea que nosotros estemos expectantes de que su
amor se renueve en nosotros cada día. Debemos vivir cada día en el
conocimiento de que Dios siempre nos amó, y siempre nos amará.

En realidad, muchos de nosotros entramos y salimos del amor de Dios, según
nuestro estado de ánimo. Nos sentimos a salvo en su amor sólo si nos hemos
portado bien. Pero no estamos seguros de su amor cuando somos tentados o
probados, o cuando le hemos fallado. Ése es justamente el momento en el que
debemos confiar en su amor. Él nos está diciendo en estos pasajes: "No
importa la prueba que enfrentes, nunca debes dudar de mi amor por ti. Si estás
constantemente confiando en mi amor, entonces estás viviendo como yo quiero que
vivas".

Jeremías 31 ofrece una maravillosa ilustración del amor de Dios. Israel
estaba en un momento de caída. El pueblo había engordado y prosperado, y
consentían en toda clase de impiedades.

Repentinamente, sus deseos se tornaron amargos. Perdieron todo placer en
satisfacer sus apetitos sensuales. En seguida, clamaron: "Señor, estamos
perdidos. Necesitamos que nos vuelvas a ti". Dios oyó su clamor de
arrepentimiento, y Su amoroso corazón se dirigió hacia ellos. Él castigó a
su pueblo con su vara de corrección, e Israel clamó: "Me
azotaste…conviérteme, y seré convertido…después que me aparté tuve
arrepentimiento" (Jeremías 31:18-19).

Oiga las palabras de Dios en este punto: "Desde que hablé de él, me he
acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él;
ciertamente tendré de él misericordia" (v. 20). "Con amor eterno te he amado"
(v. 3).

Esto es lo que usted debe saber del amor de Dios: Dios le decía a su pueblo:
"He tenido que castigarles y hablarles duras palabras de verdad. Aun así,
pecaron contra mí, a pesar de la gracia y la misericordia que les extendí. Se
apartaron de mi amor, y me rechazaron. Sin embargo, mis entrañas de compasión
se movían profundamente para con ustedes, los recordaba en sus luchas;
ciertamente tendré misericordia de ustedes. Los perdonaré y restauraré de
pura gracia".

viernes, 20 de agosto de 2010

CAMINANDO CON DIOS

"Caminó, pues, Enoc con Dios" (Génesis 5:24). La palabra en hebreo, para
"caminó" implica que Enoc iba de arriba abajo, dentro y fuera, hacia y desde,
mano a mano con Dios, conversando continuamente con Él y acercándose cada vez
más a Él. Enoc vivió 365 años, o, un "año" de años. En él, vemos un nuevo
tipo de creyente. Durante 365 días, cada año de su adultez, él caminó de la
mano con el Señor. El Señor era toda su vida, tanto así que al final de su
vida, él no vio la muerte (ver Hebreos 11:5).

Como Enoc, que fue trasladado de esta vida, aquéllos que andan cerca de Dios
son trasladados, lejos del alcance de Satanás, llevados de su reino de
tinieblas y puestos en el reino de luz de Cristo: "El cual nos ha librado de la
potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (Colosenses
1:13).

Enoc aprendió a caminar agradando a Dios en medio de una sociedad malvada. El
era un hombre ordinario, con los mismos problemas y cargas que todos llevamos,
no era un ermitaño escondido en una cueva. El estaba involucrado en la vida,
con esposa, hijos, deberes y responsabilidades; Enoc no se estaba "escondiendo
para ser santo".

"Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios" (Génesis
5:24). Sabemos por Hebreos, que este versículo habla del traslado de Enoc, el
hecho de que no gustó la muerte. Pero también se refiere a algo más
profundo. La frase "y desapareció", tal como lo dice Génesis 5, también
significa "él no era de este mundo". En su espíritu y sus sentidos, Enoc no
era parte de este mundo impío. A medida que él caminaba cada día con el
Señor, se volvía menos enredado a las cosas de abajo. Como Pablo, él moría
diariamente a esta vida terrenal y era levantado en su espíritu a un ambiente
espiritual.

Aun así, mientras caminaba sobre esta Tierra, Enoc emprendió todas sus
responsabilidades. Se preocupaba por su familia: trabajaba, ministraba y estaba
ocupado. Pero "desapareció", no estaba atado a la Tierra. Ninguna de las
exigencias de esta vida impedía su caminar con Dios.

Hebreos 11:5 dice claramente: "Antes que [Enoc] fuese traspuesto, tuvo
testimonio de haber agradado a Dios". ¿Qué había en Enoc que agradó tanto a
Dios". Era que su caminar con Dios producía en él, el tipo de fe que Dios ama.
Estos dos versículos no pueden estar separados: "Antes que [Enoc] fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible
agradar a Dios" (Hebreos 11:5-6). A menudo oímos este último versículo, pero
rara vez en relación al anterior. Sin embargo, a lo largo de la Biblia y de
toda la historia, aquéllos que de cerca caminaron con Dios se volvieron
hombres y mujeres de profunda fe. Si la iglesia camina a diario con Dios,
teniendo comunión con Él continuamente, el resultado será un pueblo lleno de
fe, la verdadera fe que agrada a Dios.

Alrededor de Enoc, la impiedad de la humanidad aumentaba. Sin embargo, mientras
los hombres se volvían bestias salvajes llenas de deseos pecaminosos, dureza y
sensualidad, Enoc era cada vez más y más parecido a Aquél con quien él
caminaba.

"Por la Enoc fue traspuesto". Esta es una verdad increíble, casi más allá de
nuestra comprensión. Toda la fe de Enoc estaba enfocada en el único gran deseo
de su corazón: Estar con el Señor. Y Dios lo traspuso en respuesta a su fe.
Enoc ya no podía resistir el estar detrás del velo, él tenía que ver al
Señor.

Nuestro hermano Enoc no tenía Biblia, ni himnario, ni amigos, ni maestros, ni
llenura del Espíritu Santo, ni un velo rasgado con acceso al Lugar Santísimo.
¡Pero él conocía a Dios!

"Es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6). ¿Cómo sabemos que Enoc
creía que Dios era su galardonador? Porque sabemos que es sólo la fe, la que
agrada a Dios, ¡y sabemos que Enoc agradaba a Dios! Dios premia, remunera, es
decir paga bien por la fidelidad. ¿Cómo galardona Dios a los diligentes?

Existen tres galardones importantes que vienen al creerle a Dios y caminar con
Él en fe.

1. El primer galardón es, control de Dios sobre nuestras vidas. La persona que
descuida al Señor, pronto se sale de control a medida que el diablo aparece y
toma el control. ¡Si tan sólo se enamorara de Jesús, caminando y hablando
con Él! Rápidamente, Dios le mostraría que Satanás no tiene un verdadero
dominio sobre él y acto seguido esta persona le permitiría a Cristo
controlarla.

2. El segundo galardón que viene por fe es, tener "luz pura". Cuando caminamos
con el Señor, se nos premia con luz, dirección, discernimiento y revelación,
una especie de "saber" que Dios nos da.

3. El tercer galardón que viene con un caminar de fe es, protección contra
todos nuestros enemigos. "Ninguna arma forjada contra ti prosperará" (Isaías
54:17). El texto original en hebreo se traduce así: "Ningún plan, ni
instrumento de destrucción, ninguna artillería satánica te empujará o te
aplastará, sino que será eliminada".

DAVID WILKERSON

viernes, 6 de agosto de 2010

Dios lo ama

Una madre en nuestra iglesia viaja todo un día para ir a visitar a su hijo que
está en una prisión. Ella sube a un bus y viaja por horas, sólo para verlo
unos momentos. Esa madre mirará a su hijo en ese uniforme gris y verá la
agonía en sus ojos – y cada viaje, ella morirá un poco más por dentro.
Pero ella nunca lo abandona. ¡El es su hijo!

¡Esa es la clase de amor que el Espíritu Santo quiere que usted conozca que
Dios tiene por usted! El nos consuela diciéndonos, "Tú dijiste una vez que le
entregabas todo a Jesús. Le diste tu amor, y él todavía te ama. Y ahora, yo
tampoco te dejaré ir. ¡Yo he sido enviado por él para hacer un trabajo – y
continuaré haciéndolo!"

No hay ningún consuelo en esta tierra que sea verdadero, excepto el consuelo
del Espíritu Santo. Por eso es que usted necesita que el Espíritu Santo more
en usted. Sólo él puede acostarlo por las noches, en una cama tibia, y llenar
su corazón con una paz perfecta. Sólo él puede consolarlo en tiempos de dolor
y pena. El es aquél que le asegura, "Este consuelo no es sólo temporal –
¡es eterno!"


DAVID WILKERSON

lunes, 2 de agosto de 2010

UN PEQUEÑO SABOR DE CIELO

Un bocado de anticipo es un adelanto del sabor real. La Biblia lo llama arras
– “Es las arras de nuestra herencia” (Efesios 1:14). Significa que nos
dan a probar un bocado antes de que venga todo el festín. Nuestra herencia es
Cristo mismo – y el Espíritu Santo nos trae a su propia presencia como un
anticipo de sabor a lo que será ser recibido como su novia, disfrutando de un
amor y una comunión eterna con él.

Pablo, describe a unas personas de Dios que están “sellados con el Espíritu
Santo” (Efesios 1:13). Esto se refiere a personas especialmente marcadas por
el trabajo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha producido en ellos una
marca distintiva, un trabajo interior glorioso – algo sobrenatural que los ha
cambiado para siempre.

Ya no son creyentes ordinarios. Ya no son más “de este mundo” desde que
han colocado sus afectos en cosas de arriba, y no en las de esta tierra. No son
movidos por los eventos mundiales. En lugar de eso, son inamovibles. Ya no son
tibios ni a medias ganas. En lugar de eso, sus corazones claman día y noche,
“Ven pronto, Señor Jesús…”

¿Qué sucedió en ellos? ¿Qué hizo el Espíritu Santo en estos creyentes?
¿Qué los marcó y los selló para siempre como propiedad del Señor?
Simplemente esto: ¡El Espíritu Santo les dio un bocado de la gloria de su
presencia! El vino a ellos, les abrió el cielo – ¡y ellos experimentaron
una manifestación sobrenatural de su grandeza sublime! El nos da “un poquito
de cielo” para llegar al cielo con eso – para afilar nuestro apetito.

¿Qué clase de novia usted cree que el Espíritu Santo le presentará a
Jesucristo en ese día de revelación? ¿Una que está sin mucho ánimo? ¿Una
cuyo amor es tibio o frío? ¿Una que no es devota a Jesús? ¿Una que no
quiere intimidad con Cristo?

Si usted verdaderamente ama a Cristo, él nunca está fuera de la mente suya.
El está presente en cada momento que usted esté despierto. Algunos Cristianos
piensan, “Eso sucederá después de que yo muera. Cuando llegue al cielo, todo
cambiará. Yo seré la novia especial del Señor recién entonces”. No, ¡la
muerte no santifica a nadie! El Espíritu Santo está aquí hoy día. El está
vivo y trabajando dentro de usted – ¡para producir un amor apasionado por
Cristo en este lado de nuestra muerte!

Romanos 8:26 describe uno de los trabajos más poderosos del Espíritu Santo en
el corazón del creyente. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra
debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
La palabra traducida como “gemidos” en el Griego significa “un anhelo”
– un deseo vivo de tener más de Cristo. Usted puede anhelar tanto a Cristo,
que usted puede sentarse en su presencia y nada saldrá de la boca suya sino un
gemido profundo – algo que no puede ser pronunciado. Dice, “Jesús, tú eres
la única felicidad en este mundo. Yo he probado y he visto que tú eres bueno
– y quiero todo de ti.”

Esta es la marca de aquél que está caminando en el Espíritu. El tiene un
apetito insaciable por Jesús. Como Pablo, ¡ésta persona está ansiosa de
partir y estar con el Señor!


DAVID WILKERSON

lunes, 26 de julio de 2010

EN LA NOCHE SILENCIOSA

En la noche silenciosa;
cuando el Mesías nació,
con voces maravillosas
un coro eterno se oyó.

Se iluminaron los cielos
en los campos de Belén
y aquel paisaje tan bello
inauguro un nuevo Edén.

Nace el autor de la vida,
Se humana nuestro Hacedor,
Dios ante el hombre se humilla
para mostrarnos su Amor.

Viene a salvar al perdido,
viene a traernos la Paz,
viene a mostrar el camino,
de eterna felicidad.

En la noche silenciosa;
cuando el Mesías nació,
La Gracia maravillosa
de Dios, se manifestó.

jueves, 22 de julio de 2010

Reflexion

Mi alma esta desesperada por Ti, solo se acallara cuando pueda
recostarse sobre tu pecho en la eternidad.

miércoles, 21 de julio de 2010

ORACION

Señor, sumergenos en tus profundidades,solo Tu eres lo verdadero y eterno que da
plenitud a nuestra alma. Todo cae en tu presencia Rey !