jueves, 13 de febrero de 2014
¡PÍDELE AHORA!
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque
todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá” (Mateo 7:7-8). Curiosamente, casi al final de su vida terrenal,
Jesús también dijo: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16.24). Presta
atención a que Jesús estaba hablando a sus discípulos en la Última Cena,
por lo que, saber que no habían pedido nada hasta este momento debe haber sido
algo desconcertante en cierta forma para ellos. Después de todo, la esencia
misma del discipulado es una relación de maestro estudiante de pedir y
recibir. El hecho de que los discípulos hayan dejado sus redes y comenzaran a
seguir a Jesús era la base de la relación. Ellos preguntaban, y Él
respondía y les daba lo que necesitaban.
Lo que Jesús les estaba realmente diciendo, sin embargo, era que un tiempo de
dificultades sin precedentes era inminente. Tú y yo sabemos que Jesús estaba
a punto de ser tomado cautivo y, como resultado de eso, todos los discípulos
huirían. Él estaba diciendo en esencia, “Van a tener miedo, y una
sensación de pérdida y tristeza tratarán de llenar sus corazones, pero yo
estaré con ustedes para darles una fuerza interior que sólo está disponible
para aquellos que están dispuestos a hacer mi obra en la tierra”. Puedes ver
este pensamiento muy claramente presentado a los discípulos en porciones de los
capítulos 13 al 18 en el Evangelio de Juan. “Al caminar en la senda que les
he enseñado como Mi Cuerpo, van a tener esperanza, visión y gozo. Hasta el
momento no han pedido lo que ya es de ustedes, pero ahora, si están dispuestos
a pedir, recibirán todo lo que se necesiten”.
En Mateo 25:4-8, Jesús dio un ejemplo del día del regreso de Cristo. Las
cinco vírgenes prudentes tomaron aceite en sus lámparas, pero las cinco
vírgenes insensatas no tenían aceite. Cuando se desató la crisis, las
insensatas dijeron a las prudentes: “Ustedes parecen ver algo que nosotras no
vemos, pues están diciendo: ‘Aquí viene el Esposo’, pero nosotras no vemos
nada más que oscuridad y calamidad. ¡Dadnos de vuestro aceite!”. Sin
embargo, trágicamente, lo pidieron demasiado tarde.
Amados, es muy difícil conseguir los recursos que Cristo está dispuesto a
darnos una vez que la calamidad golpea. ¡Recuerda los días de Noé! Antes de
que llegara el diluvio, Dios cerró la puerta del arca y encerró a Noé con su
familia dentro. Imagínate cuando comenzó a llover y la gente afuera comenzó a
golpear la puerta. No podían entrar porque el arca había sido cerrada, el
tiempo de preguntar había terminado, el tiempo de conseguir la fuerza
necesaria había pasado.
¡Pídele a Jesús las cosas que necesitas ahora!
ACTOS DE FE
Después de que el apóstol Pedro fuera milagrosamente liberado de la prisión
(ver Hechos 12:7-11), fue a la casa de oración para dar el reporte del milagro
a los que habían estado intercediendo por él. Cuando Pedro tocó la puerta, el
grupo seguía orando fervientemente en el interior. No tenían idea de cuán
efectivas habían sido sus oraciones por su hermano. De hecho, la Escritura
dice que hacían oración "sin cesar", es decir, que se aferraban a Dios y sin
darse por vencidos. Este es el tipo de oración a la que Cristo llama a su
iglesia: Una oración persistente y apasionada en su deseo de ver a un ser
querido, a un amigo o incluso toda una ciudad ser liberada.
Pero algo interesante sucedió cuando estos creyentes se enteraron de que sus
oraciones habían sido respondidas: ¡No lo creyeron! Una muchacha les dijo que
Pedro estaba en la puerta. "…de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo
adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Y ellos le dijeron:
Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su
ángel!" (12:14-15). Al parecer, ellos creían que Herodes ya lo había matado.
Dios se dedica al negocio de la liberación. Él hace lo imposible con una sola
palabra y cuando libera a Su pueblo, éste es verdaderamente libre. Pero tal vez
has notado algo que sucede en tu propia vida cuando luchas con un problema. Es
decir, Dios abre las primeras puertas para ti y luego deja la última cerrada,
para que tú la abras por fe. Él abrió sobrenaturalmente las puertas a Pedro,
pero esta última requería la fe y la acción del hombre.
¿Por qué hace esto el Señor? Él sabe que, aun con nuestras oraciones más
fervientes, podemos seguir teniendo un pequeño rincón de incredulidad en
nuestros corazones. Sí, Dios es soberano en poder, pero Él quiere que Su
novia esté envuelta en Sus actos de redención. Cada mover genuino de Dios, a
lo largo de la historia, ha requerido que hombres y mujeres se pongan en pie y
digan: "Quiero ser incluido. Quizás sea débil o tímido, pero Dios honra a
los que actúan en fe".
Sí, todo comienza con la oración. La oración ferviente y eficaz mueve a Dios
a abrir las puertas de hierro y liberar a los cautivos. La historia de Pedro lo
deja claro. Pero esta escena también muestra que si nosotros no actuamos en fe
para abrir esa última puerta, algunos cautivos se quedarán parados afuera.
Así que aquí está la última parte de la oración ferviente: La acción
fiel.
Gary Wilkerson
miércoles, 12 de febrero de 2014
ELEGIDO PARA HABLAR
Al principio de mi caminar cristiano, Dios puso un amor irresistible por los
perdidos en mi corazón. Es verdad, hubo momentos en que enfrenté oposición e
incluso fui amenazado, sin embargo, simplemente no podía permanecer en
silencio, porque tenía una preocupación genuina por la gente que me obligaba
a hablar de Jesucristo. Los hombres y mujeres que me rodeaban estaban muriendo
en sus pecados, y alguien con la compasión de Dios tenía que hablar con
ellos. Este es el llamado que tiene cada uno de nosotros.
Pablo lo dijo con estas palabras: “…del cual yo fui constituido predicador,
apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto” (2
Timoteo 1:11-12). Pablo dijo: “Yo sufro, y soy un llamado, he sido
elegido”. De la misma manera, cada uno de nosotros ha sido elegido por Dios
para ser un testigo franco de la verdad. No hemos sido llamados a estar en
silencio en esta hora. Hemos sido llamados a defender aquello en lo que
creemos; para dar testimonio de cómo Dios nos ha transformado y continúa
trabajando en nuestras vidas. Hemos sido llamados a defender sin avergonzarnos
en lugar de ser acobardados por las burlas de la humanidad caída, y Dios ha
abierto un camino para que lo hagamos.
Previo a estos versos, Pablo dijo a Timoteo: “sino participa de las
aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó
con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los
siglos” (2 Timoteo 1:8-9). ¡Es según el propósito y la gracia Suyos! Es
como si Dios estuviera diciendo: “Te vi venir, y preparé un camino para ti.
Hice posible que te liberes de la necesidad de alabanza y aprobación humana.
Preparé el camino para que puedas cumplir con Mi santo llamado en tu vida, no
sólo en parte, sino en plena medida. Hice posible que ames a las personas con
un amor sobrenatural. Estoy dispuesto a llenarte con Mi Espíritu Santo, que te
dará valor para ser una voz para el reino de Dios. ¡No con tu capacidad, sino
con Mi Espíritu!”
Carter Conlon
lunes, 10 de febrero de 2014
SIN FE ES IMPOSIBLE OBTENER
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no
se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos” (Hebreos
11:1-2).
Uno de los más grandes privilegios de mi vida cristiana ha sido la alegría de
estar cerca y de conocer a grandes patriarcas de la fe. Algunos de estos
gigantes son muy bien conocidos, con ministerios internacionales que llegan a
millones; pero hay otros que, aunque mucho menos conocidos, han tenido un
impacto duradero en mi fe y mi ministerio.
He sido inspirado, estimulado a realizar buenas obras, motivado y conmovido por
los testimonios de estos hombres y mujeres de fe. Uno de esos hombres con
carácter de acero templado era el Pastor Bernard Sigouin. Oh, sí que lo sé,
lo más probable es que nunca hayas oído hablar de él, pero el infierno le
temía y el cielo celebra su fe.
El Pastor Bernard estaba entre aquellos creyentes que se convirtieron al
cristianismo en los años cincuenta, cuando ardían severas persecuciones en la
provincia francesa de Quebec, que en ese momento estaba sumida en la oscuridad
espiritual. Se convirtió en creyente en una de las primeras oleadas de
quebequenses que respondieron con fe al llamado de Dios para el ministerio en
nuestra nación. Él era un pastor amado y valeroso, como también fundador y
formador de muchas iglesias en esta parte de Canadá, que aun sigue siendo
considerada una de las áreas menos evangelizadas del mundo. Tuve el honor de
servir con este amado pastor cuando entró en el otoño de su ministerio y su
vida.
El Pastor Bernard y yo nos hicimos amigos, y un año antes de su muerte yo
estaba sentado con él en un restaurante desayunando; como pastor joven me
encantaba pasar tiempo con este querido pastor. Nuestra iglesia estaba cuidando
de él y yo quería hacer algo especial, quería bendecirlo. Le dije: “Pastor
Bernard, nos gustaría hacer algo por usted y su esposa. ¿Le gustaría irse de
viaje y ver el océano o algo así?”. Yo sabía que él había pasado toda su
vida en la obra de Dios y no había hecho mucho en cuanto a actividades de
recreación.
Él agarró mi mano y mirándome directamente a los ojos me dijo: “Si quieres
hacer algo por mí, ora para que Dios me dé un año más para servirle”. Eso
era todo lo que quería.
“¡Por la fe que agradaron a Dios y por la fe obtuvieron un testimonio!”
Claude Houde
viernes, 7 de febrero de 2014
POCO TIEMPO
“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con
gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. (Apocalipsis 12:12).
Este pasaje nos dice que Satanás ha declarado una guerra sin cuartel sobre los
santos de Dios. También menciona que el diablo tiene poco tiempo para cumplir
su obra: “...sabiendo que tiene poco tiempo”.
Como seguidores de Jesucristo debemos estar constantemente alerta, porque el
diablo busca destruirnos. Por eso, Pablo dice que necesitamos conocer tanto
como sea posible las tácticas y planes del enemigo: “para que Satanás no
gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2
Corintios 2:11).
Pedro nos advierte: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1
Pedro 5:8). Esto no quiere decir que el diablo está flotando en alguna parte
del cosmos, dándole órdenes a sus huestes satánicas. Sabemos que Satanás
fue lanzado a la tierra, cuando Cristo lo venció en la cruz. De este modo, el
reino del diablo está limitado al aquí y el ahora.(Ver Apocalipsis 12:9)
Contrario a lo que piensan algunos cristianos, Satanás no posee un poder
omnipotente. El fue vencido por Jesús y toda autoridad le fue quitada. Tampoco
es omnisciente, lo que significa que no puede leer los pensamientos. Ni tampoco
es omnipresente, no puede estar en todo lugar al mismo tiempo. El está
limitado físicamente a un lugar a la vez.
Pero Satanás tiene principados y potestades posicionados a través de la
tierra, y sus huestes de demonios le informan cada vez que lo pide. Ellos te
escuchan cuando oras, y observan tu obediencia a Dios. ¡Y eso es lo que
provoca la ira de Satanás en contra tuya!
La referencia en Apocalipsis 12:12 que dice que el diablo sabe que tiene poco
tiempo, no se trata del tiempo que le queda antes del regreso de Cristo. Más
bien, se trata de plazos continuos, una serie de tiempos cortos en los cuales
el diablo tiene que llevar a cabo su trabajo. ¡Se trata de los breves momentos
que tiene para hacer la guerra contra los santos de Dios!
DAVID WILKERSON
miércoles, 5 de febrero de 2014
¿A QUIÉN CREEREMOS?
Un hombre cristiano con toda sinceridad me hizo la siguiente pregunta: “¿A
quién creeremos? A través de los años he leído obras de ministros que
estaban convencidos que el fin estaba cerca. No obstante, se han equivocado una
y otra vez. Hoy me doy cuenta que algunos sólo estaban tratando de vender sus
libros. Pero otros creían sinceramente que Dios les estaba diciendo que el fin
estaba sobre nosotros. Así que, ¿a quién creeremos?”
A veces me he quebrantado completamente ante Dios acerca de estas cosas,
clamando a él a toda voz: “Oh Señor, he estado predicando por años que el
juicio está a las puertas. He escrito libros y he dado advertencias acerca de
una crisis económica venidera y sin embargo, solo veo que sucede lo contrario.
Veo como América prospera y sigue su camino alegremente. Nuestra nación está
matando a más de cinco mil bebés a la semana. Estamos resbalando dentro de un
foso de suciedad increíble y estamos sacándote de toda institución. ¿Hasta
cuándo, Señor?”
Siento como si estuviera expresando el mismo clamor de frustración que
Jeremías elevó ante Dios. Él pasó años profetizando fielmente eventos que
no parecían cumplirse. Él clamó: “Me sedujiste, oh Jehová, y fui
seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido
escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces,
grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para
afrenta y escarnio cada día.” (Jeremías 20:7-8).
Pero Jeremías no podía dejar de avisar al pueblo de Dios, aunque sus
profecías no parecían tener fundamento, él seguía profetizando. Siento el
mismo fuego que sintió Jeremías en mi alma. Y estoy más que convencido que
nuestra nación será lanzada en una devastadora depresión económica. No
importa cuán alto suba la bolsa de valores, no importa cuán increíblemente
se recupere, América aún está al borde de una fuerte caída. ¡Dios ha
puesto su rostro contra esta nación por su derramamiento de sangre y
arrogancia contra Su nombre, y Su juicio vendrá!
Sin embargo, le doy gracias a Dios por todas las promesas que nos ha dado en Su
palabra acerca de su protección y bendición para Su pueblo en medio y a
través de todas las tormentas.
El pueblo de Dios que ora no tiene nada que temer, ni debemos preocuparnos ni
inquietarnos. Nuestro Padre celestial tiene todo bajo control. A pesar de que
veo que sus juicios vienen sobre esta nación, me regocijo porque sé lo que el
Señor ha prometido en su palabra.
“El juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud. Jehová
será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán
los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los
que te buscaron.” (Salmos 9:8-10)
DAVID WILKERSON
lunes, 3 de febrero de 2014
FUERA DEL HOYO
Cuando era adolescente, pasaba mis veranos ayudando en un rancho en el este de
Texas. El administrador del rancho, Jimmy, era un tipo grande y fornido que
tenía la vista limitada, pero que sabía hacer todo tipo de cosas. Él me
enseñó, por ejemplo, a cortar y transportar heno.
Un día estábamos sacando tierra de un hoyo de seis pies de profundidad para
un pozo. Durante un descanso para tomar agua, Jimmy calculó mal donde estaba
el hoyo y dio un paso hacia el. Mi boca estaba demasiado llena de agua para
advertirle, ¡y cayó dentro! Tenía miedo de que pudiera haberse quebrado una
extremidad por la profunda caída e instantáneamente fui corriendo a ayudar.
Pero cuando miré, Jimmy estaba saliendo indiferente del hoyo, como si nada
hubiese pasado.
Así era la vida de Jimmy. Era un tipo que enfrentaba muchos hoyos a diario,
pues no sólo estaba perdiendo la vista, sino también la audición. Sin
embargo, Jimmy salía de cada hoyo en el que caía y seguía avanzando. Para
mí, él es un ejemplo de fe para todos en el cuerpo de Cristo. Todos tenemos
hoyos en los que caemos, así es la vida, pero la Palabra de Dios nos muestra
que, como cristianos, debemos de enfrentar nuestros hoyos a través de los ojos
de la fe.
Tal vez estás atascado en un hoyo en estos momentos. Podría ser una relación
difícil, un hoyo financiero, una enfermedad, algo en lo que has estado atrapado
desde hace tiempo, y te preguntas si alguna vez serás capaz de salir de ahí.
Tu alguna vez cercanía con Cristo parece un sueño lejano. Pero Dios tiene
algo poderoso que decirte acerca de tu actual hoyo.
Una clase de hoyo es aquel que creamos por nosotros mismos. Podemos volver a
caer en una vieja costumbre pecado o un patrón de vida poco saludable que nos
mantiene yendo en círculos. Nos encontramos a la deriva, perdidos,
alejándonos cada vez más de la vida abundante que Dios ha provisto. Pero no
importa en qué tipo de hoyo nos encontramos. Nuestro misericordioso Señor nos
saca de cada uno de ellos.
“¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en
un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?” (Mateo 12:11).
Jesús está diciendo: “No importa si tú has creado tu hoyo. Ni siquiera la
ley me detendrá de venir a sacarte de ahí.”
GARY WILKERSON
Suscribirse a:
Entradas (Atom)