viernes, 10 de mayo de 2013

DOS ABSOLUTOS

Cuanto más vivo para Cristo, más difícil es para mí el aceptar las
soluciones fáciles que dicen que todo lo curan. Pero en mis propias luchas, he
encontrado un gran alivio y ayuda en dos absolutos maravillosos.

El primer absoluto es: DIOS VERDADERAMENTE ME AMA. Dios no se dedica a condenar
a Sus hijos, con o sin fracasos. Él es un Padre amoroso, que sólo desea
levantarnos de nuestras debilidades.

Recientemente pude vislumbrar un poco de ese amor mientras caminaba por el
bosque alrededor de nuestro rancho. En ningún momento dejé de considerar las
aves que volaban por ahí, libres y saludables. Pero de pronto, justo delante
de mí, un pajarillo inválido agitaba sus alas. Luchando al intentar volar, el
pajarillo bebé solo podía mover sus alitas en medio del polvo sin éxito. Me
incliné para recogerlo, entonces una escritura familiar vino como un
relámpago a mi mente: “…ni uno (pajarillo) de ellos cae a tierra sin
vuestro Padre” (Mateo 10:29).

Pensaba que ese versículo decía: “Ni un pajarillo cae a tierra sin que
vuestro Padre lo sepa”. Pero la versión de Mateo declara: “…ni uno de
ellos cae a tierra sin vuestro Padre”.

Dios está con nosotros, aun cuando caemos. El Padre no cae en nuestro pecado,
pero sí se inclina a nuestra condición caída. Él no nos abandona en nuestra
caída. Ya que, como puedes ver, nosotros somos esos pajarillos.

A veces, sólo podemos ver Su gran amor cuando tocamos fondo. Habrás ganado
una gran victoria si puedes estar convencido de que Dios tea ma incluso cuando
estás herido, inválido. Su amor eterno renueva nuestras fuerzas. Sólo reposa
en ese amor maravilloso. No entres en pánico. Vendrá la liberación.

El segundo absoluto es: ¡LO QUE MÁS LE AGRADA A ÉL ES MI FE! “…sin fe es
imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Dios considera nuestra confianza en
Él como justicia. “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”
(Romanos 4:3).

Quizás no entiendo por qué al parecer Él se toma demasiado tiempo para
intervenir, pero yo sé que Él cumplirá Su Palabra en mí.

DAVID WILKERSON

jueves, 9 de mayo de 2013

SANA MI INCREDULIDAD


"Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda
del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No
piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor." (Santiago
1:6-7).

El mundo está lleno de cristianos que no guardan la Palabra de Dios. Piensan
que es algo inocente sentarse a la mesa en la casa de Dios y murmurar y
quejarse, como si Dios no oyera. ¡Dios sí oye nuestras murmuraciones!
Acusaciones que dicen que Él no se preocupa, insinuaciones que Él te ha
abandonado.

Dios me ha advertido de no dar lugar a las dudas y temores persistentes, sea
que vengan de mi esposa, de mis amigos, de mis seres queridos o de mis colegas.
Dios dice que tome esas dudas a la cruz y diga: “Jesús, sana mi incredulidad,
llévatela”.

Israel pasó cuarenta años en el horno, murmurando, quejándose, llenos de
amargura y celos. ¡Qué existencia tan miserable llevaban ellos, mientras
decían ser hijos de Dios, creyéndose santos!; pero éste era el testimonio de
ellos, no de Dios.

Debemos llegar al lugar en el que confiemos en Él. Si lo aprendemos ahora, la
siguiente vez que venga una crisis, ¡cantarás y gritarás alabando a tu
Libertador! ¡Oh! la victoria estará ahí, pero hay algo más importante:
habrás dado un golpe mortal a toda duda, temor e incredulidad.

¿Dónde comienzas? Mirando directamente al espejo de la Palabra de Dios.
Considera tus palabras y acciones de los últimos treinta días: ¿Has estado
murmurando quejándote?; quizás respondas: “sí, ¡pero no he murmurado
contra Dios!”; ¡Oh, sí que lo has hecho!, no importa dónde o de quién te
quejas, siempre está dirigido a Dios.

En cada lugar que busco en mi Biblia, veo: “Confía en mí y te ayudaré.
Sólo encomienda tus caminos a mí”. ¿Qué se necesita?; simplemente esto:
Estar quietos y ver la salvación del Señor. Tu preguntarás: “¿Pero qué
si nada sucede?” Esa pregunta refleja duda y temor.

Amado, tórnate a Dios hoy y dile: “Señor, he hecho todo lo que sé hacer en
mi situación, de todas formas, sé que no hay nada que pueda hacer para
arreglar el problema. Confiaré en Ti y esperaré Tu victoria”.

Que Dios haga de ti, un testimonio para el mundo, un testigo de Su fidelidad.
Ámalo con todo tu corazón ahora mismo. ¡Entrégale todo tus problemas, toda
tu fe y toda tu confianza!

DAVID WILKERSON

miércoles, 8 de mayo de 2013

SIN TENER DAVID ESPADA EN SU MANO

“Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo
mató, sin tener David espada en su mano… Y cuando los filisteos vieron a su
paladín muerto, huyeron. Levantándose luego los de Israel y los de Judá,
gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las
puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino…”
(1 Samuel 17:50-52).

Cuando David mató a Goliat, hubo un giro tan dramático que Israel hizo huir a
los filisteos que tropezaban. Lo más importante en este pasaje es esta corta
frase: “sin tener David espada en su mano”. Dios demostró su fidelidad a
través de la confianza de David – y esto llenó de fe a cada soldado
israelita. Toda la burla y la vergüenza se fueron y la confianza de los
israelitas volvió, una confianza en que su Dios pelearía por ellos.

El profundo efecto de ver el poder de Dios obrando a favor de nosotros es que
nuestra confianza es renovada para enfrentar el combate. La batalla es de
Cristo, quien nos hace el llamado: “Vengan, vean mi mano victoriosa. “¡He
cortado la cabeza de tu acusador!” Ahora estamos en capacidad de seguir
adelante, diciendo: “Señor, tú no me has abandonado. Tú has permitido todo
esto, cada revés, incluso las burlas. Y lo hiciste con misericordia, para que
yo pueda creerte”.

Aun así, muchos nos preguntamos: “¿Cuándo se moverá el Señor a favor
mío?” La respuesta a ello es que ¡Jesús ya lo hizo! Tu victoria fue
establecida hace 2,000 años en la cruz. Su triunfo en la cruz es la misma
victoria que hace huir a todos los gigantes en nuestras vidas. Puede ser que tu
matrimonio esté sufriendo, pero Cristo ha derrotado las potestades de las
tinieblas preparadas en contra de ti y de tu esposa. Quizás tu economía no
está en orden, pero tu Señor te ha preparado un futuro y una esperanza. Puede
ser que tus hijos no sigan la vida piadosa en la que tú los guiaste, pero
Jesús ha comprado su salvación. Podemos tener batallas en  muchos frentes,
pero Cristo ha asegurado nuestra victoria.

¿Estás ahora dispuesto a ver a tus enemigos derrotados? Piensa en todas las
voces acusadoras que oyes. Puedes responderle a todas ellas: “Éste es tu
final, demonio, La victoria de Jesús te ha enviado a volar lejos. Mi victoria
ya fue sellada y ganada. Cuando Él lo desee, mi Héroe manifestará esa
victoria y el mundo lo contemplará en toda Su gloria. Todos sabrán que la
batalla no se gana con lanza y espada, sino con el Señor”.


Gary Wilkerson
 

martes, 7 de mayo de 2013

SUS TESOROS DE INCALCULABLE VALOR

Dios ha determinado lograr sus metas aquí en la tierra a través de hombres
con flaquezas.

Isaías, el gran guerrero de oración, era un hombre al igual que el resto de
nosotros. David, el hombre conforme al corazón de Dios, era un asesino
adúltero que no tenía ningún derecho moral a ninguna de las bendiciones de
Dios. Pedro negó al mismo Señor Dios del cielo, maldiciendo a Aquel que más
lo había amado. Abraham, padre de naciones, vivió una mentira, utilizando a
su esposa como una garantía para salvar su propio pellejo. Jacob era un
conspirador. Adán y Eva transformaron un perfecto arreglo matrimonial en una
pesadilla. Salomón, el hombre más sabio de la tierra, hizo algunas de las
cosas más estúpidas jamás registradas en la historia. José se burló de sus
hermanos en casi infantil alegría, hasta que el juego casi se volvió en contra
de él. Jonás despreció la misericordia de Dios para con un pueblo arrepentido
y quería ver arder a toda una ciudad para justificar sus profecías en contra
de ella. Lot ofreció a sus dos hijas vírgenes a una turba de sodomitas
enloquecidos por el sexo.

La lista sigue y sigue, hombres que amaban a Dios, hombres que fueron usados
grandemente por Dios, casi se fueron al suelo por sus debilidades. Sin embargo,
Dios siempre estaba allí diciendo: “Yo te llamé y estaré contigo.  ¡Voy a
cumplir mi voluntad pese a ello!”

Una de las escrituras más alentadoras de la Biblia es 2 Corintios 4:7: “Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros”. Luego Pablo continúa describiendo los vasos de
barro: hombres moribundos, atribulados en todo, perplejos, perseguidos,
abatidos, e incluso así nunca desamparados o en desesperación. Esos hombres
usados por Dios están constantemente gimiendo bajo la carga de sus cuerpos,
esperando ansiosamente ser revestidos con los nuevos.

Dios se burla del poder del hombre. Se ríe de nuestros esfuerzos egoístas de
ser buenos. Él nunca usa al grande y poderoso, sino que en lugar de eso, usa
las cosas débiles del mundo para confundir a los sabios.

“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió
Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado
escogió Dios, y lo que no es,…a fin de que nadie se jacte en su
presencia.” (1 Corintios 1:26-29).

Dios pone sus tesoros de incalculable valor en vasos de barro, porque se
deleita en hacer lo imposible de la nada.

DAVID WILKERSON

lunes, 6 de mayo de 2013

EN MEDIO DE LA TORMENTA

“Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el
viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos
andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se
turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida
Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mateo
14:24-27).

Los discípulos estaban tan agobiados y tan abrumados repentinamente, que la
sola idea de que Jesús estaba cerca cuidando de ellos era absurda.
Probablemente uno dijo: “Esta es la obra de Satanás. El diablo salió a
matarnos, por todos los milagros de los que hemos formado parte.” Otro dijo:
“¿Dónde nos equivocamos? ¿Quién de nosotros tiene pecado en su vida?
¡Dios está enojado con alguien en esta barca!” Otro podría haber
preguntado: “¿Por qué nosotros? Estamos haciendo lo que Él dijo que
hagamos. Estamos siendo obedientes. ¿Por qué esta tormenta repentina?”

Y en la hora más oscura “Jesús vino a ellos.” ¡Qué difícil debe haber
sido para Jesús esperar en el borde de la tormenta, amándolos tanto,
sintiendo cada dolor que sentían, queriendo tanto evitar su sufrimiento,
anhelando hacer algo como un padre por sus hijos en problemas. Sin embargo, él
sabía que nunca lo podrían conocer completamente o confiar en Él hasta que
toda la furia de la tormenta cayera sobre ellos. El se revelaría solamente
cuando ellos hubiesen llegado al límite de su fe. La barca no se habría
hundido, pero su miedo los habría ahogado más rápido que las olas golpeando
la embarcación. El temor de ahogarse era por la desesperación, no por el
agua!

“Y los discípulos, viéndole…se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma!”
(Mateo 14:26).

Ellos no reconocieron a Jesús en esa tormenta, vieron un fantasma: una
aparición. La idea de Jesús estando tan cerca, siendo participante de todo
aquello que estaban pasando, ni siquiera entraba en sus mentes.

El peligro que todos enfrentamos es no ser capaces de ver a Jesús en nuestros
problemas. En lugar de eso, vemos fantasmas. En el mismísimo momento en que el
temor alcanza su punto más alto, cuando la noche es más negra, la tormenta es
más furiosa, los vientos son más fuertes y la desesperanza es abrumadora,
Jesús siempre se acerca a nosotros para revelarse como el Señor de la
inundación: el Salvador en las tormentas.

“Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre”
(Salmo 29:10).
DAVID WILKERSON


viernes, 3 de mayo de 2013

DANDO SUS FRUTOS

Hay una porción de la Escritura que me persuade profundamente. Jesús dijo:
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador Todo sarmiento que en mí
no lleva fruto, lo quitará; Y cada rama que lleva fruto, la limpiará, para
que lleve más fruto... El que no permanece unido a mí, será echado fuera y
se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego."(Juan 15:2,
6).

He leído y releído estas poderosas palabras de Cristo, y no puedo escapar a
su poder de convicción. El Espíritu Santo, que me insistió en la importancia
de comprender estas palabras: "Mi Padre es el labrador... Todo sarmiento que en
mí no lleva fruto, lo quitará".

Este asunto de dar fruto como cristianos no es opcional con Dios. Él cuida de
su vid y todas las ramas injertadas con gran celo y preocupación, esperando
pacientemente a que las ramas den fruto. Se pone de pie junto a ellas con el
cuchillo de podar en la mano, mirando con amor a la menor evidencia de
corrupción, plaga o enfermedad que podría obstaculizar el crecimiento. Dios
espera fruto de todas las ramas. Sin fruto, es imposible honrar y glorificar a
Dios o ser un verdadero discípulo de Cristo. Jesús dijo: "En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos" (Juan 15:8).

Llevar fruto tiene mucho que ver con agradar a Dios y cumplir con nuestra
misión en Cristo; también tiene mucho que ver con nuestras oraciones y
peticiones contestadas. Jesús dijo: " Ustedes no me eligieron a mí. Más
bien, yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y
su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo
conceda"(versículo 16).

En realidad, el fruto se refiere a lo que nos estamos convirtiendo, en lugar de
limitarse a lo que estamos haciendo. Estoy dando fruto cuando nada obstaculiza
el flujo de la vida de Cristo en mí. Eso es lo que Jesús quiso decir cuando
dijo: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado" (Juan
15:3). Él está diciendo, "Porque usted creen que mi palabra: temblando ante
ella, dejando que se revelen todos los secretos ocultos, sacando a la luz todo
lo oscuro, permitiendo a la Palabra de Dios purgarle, ¡todos los estorbos se
han ido!"
DAVID WILKERSON

jueves, 2 de mayo de 2013

CONFIANZA PARA ENTRAR

Hebreos 10 contiene una promesa increíble. Dice que la puerta de Dios siempre
está abierta para nosotros, que nos da acceso total al Padre:

"Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por
la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a
través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la
casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura "(Hebreos 10:19-22).

Unos versículos más adelante, se nos advierte de que el día del Señor se
acerca rápidamente: "No dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, como veis que aquel día se
acerca "(versículo 25). Dios está diciendo: "¡Incluso ahora, cuando el
tiempo de la venida de Cristo se acerca, debes buscar mi rostro. Ya es hora de
entrar en tu habitación secreta y llegar a conocerme!"

Creo que ya estamos viendo señales de que estamos cerca del colapso de nuestro
sistema financiero; la violencia y la inmoralidad están en aumento y nuestra
sociedad esta enloquecida de placer. Falsos profetas "ángeles de luz", han
engañado a muchos con sus doctrinas de demonios. Y en cualquier momento
podemos esperar ver la hora de la tribulación, lo que hará que los corazones
de los hombres desfallezcan de miedo. Sin embargo, antes de que todo esto
suceda, el escritor de Hebreos dice:

"No dejes que la verdad se te escape! Quédate despierto y alerta. Tienes una
puerta abierta a la santa presencia de Dios, a fin de ir a Él con plena
certidumbre de fe, para que tus peticiones sean conocidas. La Sangre de Cristo
ya ha hecho el camino para ti y nada se interpone entre tú y el Padre.
¡Tienes todo el derecho a entrar en el Lugar Santísimo, para recibir toda la
ayuda que necesitas!"

DAVID WILKERSON