viernes, 7 de enero de 2011

CÓMO SE HACE UN ADORADOR

Éxodo 14 describe un momento increíble en la historia de Israel. Los
Israelitas acababan de salir de Egipto bajo la dirección sobrenatural de Dios.
Y ahora estaban siendo perseguidos arduamente por el ejército de Faraón. Los
Israelitas fueron guiados a un valle rodeado por montañas en ambos lados, y
delante de ellos estaba el mar amenazador. Todavía no lo sabían, pero estas
personas estaban a punto de experimentar la noche más oscura, más tormentosa
de sus vidas. Ellos enfrentaron una noche de pánico y desesperación que los
probaría hasta el fin de sus límites.

Yo creo que este pasaje de las Escrituras nos muestra cómo Dios convierte a su
pueblo en adoradores. Verdaderamente, ningún otro capítulo en la Biblia
demuestra esto más fuertemente. Vea usted, los adoradores no se hacen durante
los avivamientos, o en los tiempos soleados y buenos, o en periodos de victoria
y salud. Los adoradores de Dios se hacen durante las noches tormentosas y
oscuras. Y la manera en que respondemos a nuestras tormentas determina la clase
de adoradores que somos.

Hebreos 11 nos da esta imagen de Jacob durante su vejez. “Por la fe Jacob, al
morir, bendijo a cada uno de los hijos de José y adoró apoyado sobre el
extremo de su bastón” (Hebreos 11:21). ¿Por qué se lo muestra a Jacob de
esta manera en sus últimos días?

Jacob sabía que su vida había llegado al final. Por eso lo vemos dando su
bendición a sus nietos. Así que, ¿qué hace Jacob al mirar hacia atrás, a
los eventos de su vida? El es movido a adorar. Ni una palabra dice este hombre.
Y así, mientras él se apoyaba en su bastón, maravillado ante la vida que Dios
le había dado “[él] adoró”.

Jacob adoró a Dios en ese momento porque su alma estaba tranquila. Él había
probado sin lugar a ninguna duda la fidelidad de Dios. Y ahora el patriarca
concluyó, “No importa en cuál batalla yo he estado, Dios ha demostrado que
me es fiel. El siempre ha sido fiel. Oh Señor, Dios Todopoderoso, ¡Yo te
adoro!”

David Wilkerson

lunes, 3 de enero de 2011

UN FLUJO QUE VA EN AUMENTO

En el capítulo 47 de Ezequiel, se le estaba mostrando al profeta lo siguiente:
En los últimos días, la iglesia de Jesucristo será más gloriosa, más
victoriosa, que en cualquier otra época de su historia. El verdadero cuerpo
del Señor no se va a debilitar ni va a fallar. No va a menguar en número, o
disminuir en poder o autoridad espiritual. No, su iglesia se irá en un
resplandor de poder y gloria. Y disfrutará de la revelación más plena de
Jesús que nadie antes pudo haber conocido.

Ezequiel escribe, “Y los peces, según su especie, serán tan abundantes como
los peces del Mar Grande” (Ezequiel 47:10). Esta viniendo un cuerpo de
creyentes que nadarán en las aguas ascendientes de la presencia del Señor.

Eso es lo que Dios nos está mostrando en la visión de Ezequiel de las aguas
que aumentan (ver Ezequiel 47:3-4).

Ezequiel está hablando aquí de un aumento del Espíritu Santo. En los
últimos días, habrá un aumento de la presencia de Dios entre su pueblo.

El único manantial y fundamento de este río es la cruz. Vemos una imagen
literal de esto en el siguiente verso; “Pero uno de los soldados le abrió el
costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34).

El nivel de agua que va creciendo en el río es la imagen de Pentecostés,
cuando el Espíritu Santo fue dado a los discípulos. Junto con este don del
Espíritu, a los seguidores de Cristo se les dio la promesa de que él sería
un río de vida que brotaría desde dentro de ellos. Y ese río fluiría hacia
todo el mundo (ver Juan 7:38-39).

El río de vida llegará a su máxima altura justo antes del retorno del
Señor. Esto fue dicho en la visión dada a Ezequiel. Dios lo llevó al profeta
en un viaje fabuloso. Llevando un cordel de medir, el Señor midió 1.000 codos
lo cual mide más o menos medio kilómetro. A esa distancia, el Señor y
Ezequiel comenzaron a caminar en el agua que en ese punto llegaba de altura
hasta los tobillos.

Ezequiel testifica, “me hizo pasar por las aguas” (Ezequiel 47:3). Y el
Señor siguió animando al profeta a seguir hacia delante, a entrar más
profundamente y más lejos en el agua. Después de otros 1.000 codos, el agua
les llegó hasta las rodillas. Y seguía subiendo el nivel.

¿Ve usted lo que está sucediendo aquí? Ezequiel estaba caminando hacia el
futuro, hasta llegar a nuestro tiempo. Los Cristianos hoy día viven en los
últimos 1.000 codos del río en esta visión. Estamos en la última medida del
agua. Y Ezequiel dice que cuando él puso su pié en el borde de esta medida, el
agua estaba muy profunda para él, muy arrolladora. “Y era ya un río que yo
no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se
podía pasar sino a nado” (47:5).

Yo sólo puedo imaginar el asombro de este hombre cuando el Señor le pregunta,
“Ezequiel, ¿qué es este mar que ha crecido? Si este río representa la vida
y el poder de la resurrección, ¿quiénes serán aquellos tan bendecidos de
nadar en tal gloria?” El sólo podía imaginarse lo que nosotros ahora
disfrutamos.

Tal vez usted ha disfrutado abundantemente de la presencia de Jesús. Puede ser
que usted esté exuberante por la revelación que tiene de Cristo ahora. Pero,
le digo, usted no ha visto nada en comparación al incremento que está
viniendo para los justos. Cristo va a abrir nuestros ojos y aparecerá
maravillosamente entre nosotros. El se revelará a nosotros, derramando en
nosotros la cantidad de su vida que nosotros podamos soportar sin estar
todavía en nuestros cuerpos glorificados.


DAVID WILKERSON

viernes, 19 de noviembre de 2010

¡ERES ESPECIAL PARA TU PADRE CELESTIAL!

Yo nunca olvidaré el dolor que sentí cuando uno de mis hijos adolescentes
vino a mí y me confesó, “Papá, ni una vez he sentido que te he complacido.
Nunca me sentí merecedor de tu amor. Siento que te he defraudado toda mi vida.
Tú debes de estar realmente decepcionado de mí.”

Nunca una palabra me ha dolido más. Yo me pregunté qué habré hecho para
hacer que mi hijo se sintiera de esa manera. Luego, con un dolor profundo en mi
corazón, abracé a mi joven el cual tenía los ojos llenos de lágrimas. Yo
pensé, “Cuán equivocado está. Yo siempre le he mostrado mi amor a este mi
niño. Se lo he dicho con palabras y se lo he demostrado una y otra vez. Todos
mis otros hijos se sienten seguros en mi amor. ¿Cómo puede este hijo tener
esta idea falsa por tanto tiempo y cargar con tanta miseria y culpa
innecesaria?”

Le dije a mi hijo amado, “Tú siempre has sido especial para mí. Es más,
has sido la niña de mis ojos. Cuando pienso en ti, todo mi ser se ilumina. Es
verdad que has hecho cosas necias a veces, pero también las han hecho tus
otros hermanos. Y estás perdonado. Tú te arrepentiste y yo nunca pensé que
tú eras menos. Tú eres sólo una alegría para mí. Toda tu vida me ha
traído felicidad. Has sido un deleite para mi corazón.”

Y así es con muchos Cristianos en su relación con nuestro Padre celestial. El
diablo ha convencido a esos creyentes que lo único que han hecho es decepcionar
a Dios y que nunca podrán complacerlo. Así que ellos simplemente no aceptan el
amor de Dios. En lugar de eso, ellos viven como si Dios estuviera siempre
derramando su ira sobre ellos. Cuán horrible manera de vivir. Y cuán dolido
está Dios cuando ve a sus hijos vivir de esa manera.

Amado, desde el día que usted nació, usted ha sido muy especial para su Padre
celestial.

DAVID WILKERSON

jueves, 4 de noviembre de 2010

TODAS LAS TINIEBLAS SE DESVANECEN EN LA LUZ DE LA GLORIA DE DIOS REFLEJADA EN EL ROSTRO DE JESUCRISTO!

Estudiemos solamente a Cristo en el lugar secreto.
Servimos al mismo Dios y somos enseñados por el mismo Espíritu
Santo como todos los otros que han conocido a Cristo en su plenitud.

DAVID WILKERSON

miércoles, 3 de noviembre de 2010

UNA REVELACIÓN SIEMPRE CRECIENTE DE JESUCRISTO

Desde que aconteció la cruz, todos los gigantes espirituales han tenido una
cosa en común. Ellos estuvieron en una comunión íntima con el Señor; ellos
se perdieron en la gloriosa inmensidad de Cristo, y murieron lamentándose de
que aún conocían tan poco de Él. Así sucedió con Pablo, con todos los
discípulos, y con muchos de los padres de la iglesia primitiva; así también
con Lutero, Zwingli, y los puritanos; con los predicadores píos de Inglaterra,
y con muchos líderes devotos hoy en día.

Cada uno de estos gigantes compartían la misma pasión que los dominaba: tener
una revelación siempre creciente de Jesucristo. A ellos no les importaba lo
espectacular, lo de esta tierra, las cosas del mundo, el éxito, la ambición
ni la fama. Ellos oraban – no por cosas, no por bendiciones físicas, no para
ser usados, no por nada de sus “yo”, sino solamente por una revelación más
plena de la gloria y de la inmensidad de su Señor.

Satanás está manifestando gran poder, y el infierno está desatando toda su
furia en esta generación. Las fortalezas del enemigo son más fortificadas,
más poderosas, y más atrincheradas que en cualquier otra generación. Sin
lugar a duda, Satanás se está revelando al mundo como nunca antes y está
siendo conocido mejor, temido menos, y aceptado más.

¡Un conocimiento básico de Jesús que se consigue en escuela Bíblica no
será suficiente para esta guerra final! Saber acerca de él no es suficiente.
Necesitamos buscar una revelación más grande del Espíritu Santo. Eso
requiere pasar mucho tiempo en Su mesa. Usted puede conocerlo sólo estando
mucho tiempo en su presencia, sólo sentándose con él, escuchando su voz,
esperando en él para recibir sabiduría divina. Hombres ocupados, preocupados,
muy raramente llegan a conocerlo.

Pablo estaba comprometido a una revelación siempre creciente de Jesucristo.
Todo lo que él tenía de Cristo vino por revelación. Él dijo, “Por
revelación me fue declarado el misterio” (Efesios 3:3). El Espíritu Santo
conocía los profundos secretos escondidos de Dios, y Pablo oraba
constantemente por el don de gracia para entender y predicar “las insondables
riquezas de Cristo” (vs.8). Pablo dijo que tenemos acceso a estas gloriosas
riquezas en Cristo. Al hablar de los propósitos eternos de Dios, él dijo,
“en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en
él” (vs. 12).

Dios está buscando creyentes que busquen una revelación de él que sea propia
de cada uno – que tengan una intimidad personal tan profunda con Él para
abrir las “las insondables riquezas de Cristo”

martes, 26 de octubre de 2010

¡DIOS ME DIJO ALGO QUE YO NO ESPERABA OIR!

Una noche durante una reunión de oración, Dios me dijo algo acerca de nuestra
iglesia que yo no esperaba escuchar.

El Señor me susurró, “¡Esta iglesia necesita una sacudida! Muchos se han
vuelto satisfechos y complacientes. Ustedes se sienten a salvo de los vientos y
de las olas de falsas doctrinas que están barriendo sobre la tierra – ¡pero
ustedes no están listos para lo que viene!”

Amados, el mensaje de tener el testimonio del Espíritu funcionando en usted no
es una solicitud – ¡es un asunto de vida o muerte! ¡Si usted no tiene el
testimonio del Espíritu Santo en estos últimos días, usted no va a lograrlo!
¡Usted cederá al espíritu del Anticristo que viene!

Usted necesita el testimonio del Espíritu Santo cada día – en su trabajo,
en sus quehaceres, en el colegio. Usted necesita juzgar correctamente a los
políticos y líderes para no ser atraído en el sistema del anticristo.

Esto es lo que Jesús trataba de mostrarnos acerca de las vírgenes insensatas
a las cuales se les acabó el aceite para sus lámparas. Ellas tenían un
suministro del Espíritu Santo – pero no tuvieron su testimonio en el momento
final.

No termine usted como las vírgenes insensatas. Si a usted se le está acabando
el aceite – confiando en que su pastor o su iglesia guardarán su alma –
¡entonces arrepiéntase! ¡Humíllese y examine su corazón! Clame a Dios para
que eche fuera todo enojo y amargura. Confiese sus pecados y abandónelos. ¡Y
dependa de Dios nuevamente para todo!

Adquiera la paz de Dios en su corazón, para que usted pueda tener un
testimonio del Espíritu Santo. Y pídale al Padre que le dé más de su
Espíritu. ¡Invítelo a que él sea su testimonio y guía en todo!

Enfrentamos un costo para que Jesús sea todo en nuestras vidas, pero también
recibimos una recompensa: Es simplemente tener la bendición de que Cristo
esté con nosotros. Hay muchas otras recompensas también (vea Mateo 19:29),
pero yo menciono esta por que es todo lo que necesitaremos.

Cuando Pablo estaba prisionero en Jerusalén, todo el sistema religioso quería
matarlo. Lo acusaron de contaminar el lugar sagrado y de predicar doctrinas
falsas. Su vida estaba en peligro, aun los soldados tenían “temor de que
Pablo fuese despedazado” (Hechos 23:10). Así que lo llevaron a la fuerza y
lo encerraron en un castillo. La próxima noche el mismo Señor le habló a
Pablo, y qué palabra la que le trajo: “¡Anímate! ¡Todavía vienen más
problemas!”

El costo de seguir a Cristo era claro en las vidas de estos hombres de Dios –
y si vamos a ser como nuestro Amo, entonces debemos de abrazar el costo
también. Soportando el costo llega a ser un gozo por que Jesús promete estar
con nosotros en cada situación. Y podemos enfrentar cualquier cosa o a
cualquiera que sea cuando sabemos que el Señor está con nosotros.

Así que examinemos el costo y conozcamos que nuestra recompensa, en todas las
cosas, es la preciosa presencia de Jesucristo.

viernes, 15 de octubre de 2010

¡YO HE LIMITADO A DIOS AL CONFORMARME CON LO POCO!

Dios tiene tanto que quiere darle a usted. Su deseo es “abrir las ventanas
del cielo, y derramar sobre usted bendición, que no habrá espacio suficiente
para recibirla” (ver Malaquías 3:10). El está en un almacén lleno,
diciendo, “Yo soy un Dios dador, amoroso – pero muy pocos recibirán de mi.
¡No me dejan que yo sea Dios para ellos!

Por supuesto, debemos agradecer a Dios por todo lo que él ya ha hecho y nos ha
dado. ¡Pero no debemos estar satisfechos con lo que creemos que es mucho!
Muchos Cristianos están satisfechos con sentarse en la iglesia y ser
bendecidos por la presencia de Dios. ¡Tales personas son tan solo “esponjas
satisfechas”! Ellos absorben todo – pero limitan a Dios en sus vidas,
cuando él quiere ungirlos para el servicio.

Cuando los discípulos se maravillaron de los milagros de Cristo, Jesús
respondió, “¡Dios tiene mayores cosas que vosotros haréis!” La mayoría
de nosotros somos como los discípulos. Vemos un milagro, y estamos satisfechos
por hablar de eso el resto de nuestras vidas. Pero si realmente hemos conocido a
Dios y le permitimos que sea nuestro Dios, le pediríamos mucho más:

• Nosotros haríamos que nuestras oraciones alcancen los cielos por fe,
creyendo que Dios derribará a los líderes impíos en los gobiernos locales,
estatales y todas las agencias gubernamentales. ¡Derribaríamos fortalezas y
principados, como Dios dijo!
• Le creeríamos a Dios que nos va a ayudar a saturar nuestra ciudad con el
evangelio de Jesús. Nos levantaríamos en fe contra cualquier arma forjada
contra nosotros, y derribaríamos fortalezas satánicas en nuestras familias e
iglesias.

Nuestra visión sería ilimitada. ¡Le creeríamos a Dios por cosas aun más
grandes para su reino!



DAVID WILKERSON