martes, 30 de abril de 2013

ANDAR EN EL ESPÍRITU

La mayoría de nosotros podríamos admitir que rara vez sentimos la gracia de
Dios obrando en nuestras vidas. Es por eso que somos propensos a dudar que su
presencia mora en nosotros. Pablo apunta a este dilema en Gálatas cuando
escribe, " Digo, pues: Vivan según el Espíritu, y no satisfagan los deseos de
la carne." (Gálatas 5:16, NVI).

Suena bastante simple pero, tendemos a aceptar este consejo de Pablo como una
orden difícil de obedecer. Apretamos los dientes y decimos: "Voy a caminar en
el Espíritu hoy." Luego, una vez que tropezamos, nos parece que no estamos
"siendo espirituales", así que nos esforzamos aún más. De repente, estamos
bajo la ley de nuevo porque hemos vuelto a nuestra capacidad carnal, en lugar
de confiar en que ya estamos en el Espíritu.

Pablo dice: "Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley"
(5:18). En otras palabras, el Espíritu de Dios mora en ustedes y Él les da
acceso en todo momento a Su gracia que los empodera. Cuando Pablo dice: "Andad
en el Espíritu", quiere decir, "Caminen bajo la gracia y no bajo la ley".

Luego Pablo nos muestra el resultado de caminar por el Espíritu: "El fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre, dominio propio, contra tales cosas no hay ley" (5:22-23). Tome
nota: Estas cosas no se producen a causa de lo que hacemos. Son el fruto de la
justicia que Dios ha puesto en nosotros; el resultado de su obra en nosotros.

Puede que no se sienta lleno de amor todo el tiempo, pero el amor está en
usted, porque Dios lo puso ahí. Puede que no sienta el gozo y la paz, pero
Dios los ha implantado profundamente dentro suyo. Su Espíritu está obrando en
usted cada hora de cada día, para Su gran gloria y para bendecirlo inmensamente
a usted.

En uno de los pasajes más impresionantes de la Escritura, Pablo nos da la
respuesta de Dios a la condición humana: "Gracias sean dadas a Dios por
Jesucristo nuestro Señor… Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que
están en Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en
Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte "(Romanos 7:25, 8:1-2).






GARY WILKERSON 

lunes, 29 de abril de 2013

PRIORIDADES PERVERTIDAS

Los cristianos que descuidan la oración han pervertido sus prioridades. Muchos
creyentes se comprometen a orar siempre y cuando tengan tiempo. Sin embargo,
cada semana, el buscar a Cristo se ha vuelto cada vez menos importante para
ellos que lavar el auto, limpiar la casa, visitar a los amigos, comer afuera,
ir de compras, disfrutar de eventos deportivos. Ellos simplemente no hacen
tiempo para orar.

La gente no era diferente en los tiempos de Noé y de Lot. Sus grandes
prioridades eran comer y beber, comprar y vender, casarse y cuidar de sus
familias. No tenían tiempo para escuchar los mensajes de Dios del juicio
venidero. ¡Y así fue como nadie estuvo preparado cuando el juicio llegó!
Evidentemente, nada ha cambiado con el paso de los siglos. Para muchos
cristianos de hoy en día, Dios permanece al final de su lista de prioridades,
y en el tope están sus ingresos, su seguridad, los placeres y la familia.

Amado, el Señor no quiere tus sobras: aquellos pequeños pedacitos de tiempo
cuando sólo tienes un momento para hacer una petición rápida. Eso no es un
sacrificio de oración.

El profeta Malaquías escribe:” Y cuando ofrecéis el animal ciego para el
sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no
es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le
serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. (Malaquías 1:8).

Malaquías está diciendo: “Estás trayendo cualquier animal de la granja
para sacrificarlo en la presencia de Dios: regalos descuidados,
desconsiderados, de segunda mano. ¡Trata de darle ese tipo de ofrendas a su
gobernador y ve qué es lo que pasa!”

Dios esperaba que Su pueblo revisara sus rebaños cuidadosamente, examinando
cada animal para elegir el espécimen más perfecto para sacrificarlo a Él. De
igual manera hoy, Dios espera lo mismo de nosotros. Él quiere nuestro tiempo de
calidad: sin apuros. ¡Y tenemos que hacer que ese tiempo sea una prioridad!

Una vez me encontré con el pastor de una de las iglesias más grandes de
Estados Unidos. Este hombre era uno de los ministros más ocupados que he
visto. Me dijo sin excusas, “No tengo tiempo para orar”. Sin embargo, lo
que realmente quiso decir fue: “No le doy ninguna prioridad a la oración”.
Cuando visité su iglesia, no sentí el mover del Espíritu de Dios en su
congregación. De hecho, fue una de las iglesias más muertas en las que yo
había predicado. ¿Cómo podría haber vida si el pastor no oraba?

Ningún cristiano va a dedicar tiempo para orar a menos que la oración se
convierta en la primera prioridad en su vida, por encima de todo: familia,
carrera, tiempo de esparcimiento, todo. ¡De lo contrario, su sacrificio está
pervertido!

DAVID WILKERSON

viernes, 26 de abril de 2013

AMOR BARATO

Cuando uso la palabra "tibio" para describir el amor de una persona hacia
Jesús, no me refiero a que es frío hacia el Señor. Más bien, quiero decir
que su amor es "barato": no costoso. Déjame darte un ejemplo: Cuando Jesús se
dirige a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2, Él primero les elogia por todo
lo que han hecho. Reconoce su ardua labor en la fe, odiando el pecado y la
transigencia, rechazando falsas doctrinas, nunca desmayando o dándose por
vencidos cuando fueron perseguidos y siempre manteniéndose firmes por el
evangelio. Pero Cristo dice que tiene una cosa en contra de ellos: Que han
abandonado su amor ferviente y costoso por Él! “Pero tengo contra ti, que
has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4).

De alguna manera en medio de todas sus buenas obras, dejaron atrás su caminar
amante y disciplinado con Jesús. Y ahora Él les dice: “Has dejado tu primer
amor y  has abandonado la costosa disciplina de venir a Mi presencia y tener
comunión conmigo.”

Por favor nota que Jesús está hablando aquí de creyentes que comenzaron
sintiendo un amor ardiente por Él, no de cristianos fríos y solo de nombre,
quienes en primer lugar nunca lo amaron. Él está diciendo, “Es posible que
alguien que una vez tuvo un corazón lleno de amor por Mí, deje que su celo
por mi se entibie, y ore muy rara vez.”

Piensa cuan ofensivo debe ser esto para Cristo, nuestro Esposo. ¿Qué tipo de
matrimonio puede haber cuando el esposo y la esposa no tienen momentos privados
de intimidad? Y eso es justamente a lo que Jesús se refiere aquí. Él quiere
momentos contigo solamente para Él!

No importa cuán ruidosamente alabamos al Señor en la iglesia, cuánto digas
que le amas, cuántas lágrimas derrames. Puedes ser un dador generoso, amar al
prójimo, odiar el pecado, reprender a los malhechores, pero si tu corazón no
está siendo atraído continuamente a la presencia de Cristo, has perdido tu
amor por Él.

Todas tus obras son en vano a menos que regresemos a nuestro amor luminoso y
ardiente por Jesús. Debemos darnos cuenta que “Amar a Jesús no se trata
solamente de hacer cosas, sino que involucra la disciplina diaria de mantener
una relación, y eso me va a costar algo.”


DAVID WILKERSON

jueves, 25 de abril de 2013

¿PORQUÉ ORAR ES TAN DIFICIL PARA LOS CRISTIANOS?

Las Escrituras dicen claramente que la respuesta a todo en nuestras vidas es la
oración acompañada de fe. El apóstol Pablo escribe: “Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). Pablo nos está
diciendo: “Busca al Señor con relación a todas las áreas de tu vida y dale
gracias anticipadas por escucharte”

Pablo enfatiza que siempre debemos orar primero y no como último recurso: no
yendo a nuestros amigos primero, luego a un pastor o consejero, y finalmente
terminar de rodillas. Jesús nos dice: “Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).
Debemos ir al Señor primero!

Nuestro ministerio recibe cartas desgarradoras de multitudes de cristianos
destrozados. Hay rupturas familiares, las personas que caminaban fielmente con
Cristo por años ahora están viviendo en temor y derrota. Cada una de estas
personas ha sido superada por algo: pecado, depresión, mundanalidad, codicia;
y año tras año, sus problemas solo parecen empeorar.

Sin embargo, lo que más me asombra de sus cartas es que muy pocos de estos
cristianos mencionan la oración. Acuden a sermones grabados, libros,
consejeros, llaman a radioemisoras y asisten a terapias de todo tipo, pero rara
vez recurren a la oración.

¿Por qué es tan difícil para los cristianos buscar a Dios para sus
necesidades en tiempos de crisis? Después de todo, la Biblia permanece como un
gran testimonio de que Dios escucha el clamor de Sus hijos y les contesta con
tierno amor.

• “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al
clamor de ellos.” (Salmos 34:15).

• “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias”
(Versículo 17).

• “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera
cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1
Juan 5:14-15).

• “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.” (Mateo
21:22).

Estas promesas son la abrumadora evidencia del cuidado de Dios.


DAVID WILKERSON

miércoles, 24 de abril de 2013

¡TE HIZO NUEVO!

¿Has sido libertado? Probablemente pienses: “¡Por supuesto! He sido lavado,
redimido, santificado por Jesús, y vivo para Él”

Ahora aquí hay preguntas subsecuentes: ¿Tu vida cotidiana refleja la gloriosa
libertad que acabas de describir? ¿Tus amigos, tu esposo o tu esposa, tus
hijos, dirían que has sido libertado? ¿O eres como multitudes de cristianos
que sienten que están en un columpio espiritual? ¿Tu caminar con Cristo está
continuamente arriba y abajo, aparentemente espiritual por un momento y carnal
en el momento siguiente?

Nosotros aceptamos por fe las grandes verdades acerca de la obra de Jesús por
nosotros: salvación, redención, santificación, liberación. Sin embargo,
para muchos de nosotros, estas son “verdades espirituales” que existen en
otro mundo. Cantamos y nos regocijamos en la iglesia cada semana acerca de lo
que Jesús ha hecho por nosotros, pero ¿Su regalo de libertad es una realidad
en nuestras vidas diarias?

A veces, todos luchamos por permanecer puros en pensamientos y acciones. Tal
vez esta semana dijiste algo desagradable a tu esposo o esposa y te has sentido
inquieto: “¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo ser de bendición en mi
matrimonio? "

Cada vez que fallamos en nuestro caminar con Dios, nos preguntamos: “¿Dios
me libertó realmente?” Quizás a veces incluso te cuestionas tu salvación.
Amigo, eso no es libertad. Entonces, ¿Qué es lo que significa realmente ser
libertado en Cristo? La primera evidencia de esto viene de Jesús, quien dice:
“¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura
un codo?… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:27, 33)



Cristo ofrece las mismas palabras para todos nosotros que nos preocupamos por
nuestras vidas espirituales: ¡No se afanen! No importa cuán destrozado te
sientas acerca de tu caminar con Dios. Él declara que tú eres una “nueva
criatura” (Vea 2 Corintios 5:17). En el momento en que elegiste seguir a
Jesús, Él te hizo nueva criatura y eso nunca cambia. Incluso cuando crees que
te has alejado demasiado, Jesús dice lo contrario: “No te afanes. He provisto
todo para que tu puedas tener comunión conmigo”

GARY WILKERSON

martes, 23 de abril de 2013

EL DÍA DEL PAGO

Quiero dar cuatro resultados trágicos que le suceden a los que destronan al
Señor:

      1. "Israel es una frondosa viña, haciendo fruto para sí mismo"
(Oseas 10:1).

Cada uno en Israel buscaba por sí mismo y el resultado era un vacío total.
Oseas estaba hablando a los creyentes, mostrándoles una imagen de lo que le
sucede a todos los que destronan al Señor de sus vidas. Esas personas se
vuelven egoístas y miserables y todas sus búsquedas acaban en el vacío.

      2. "Su corazón está dividido... él quebrantará sus altares y
destruirá sus ídolos." (Versículo 2).

El corazón de nuestras naciones está dividido. De boca, los americanos sirven
a Dios y a la religión, pero ellos no adoran al Señor en verdad. Esto ha
llevado directamente a la ruptura de todas nuestras sagradas instituciones.
Cuando se pierde la fe en Dios y se pone la confianza en otra cosa, esa cosa se
convierte en un ídolo. Y es lo que está sucediendo en nuestras naciones hoy en
día. Nuestra sociedad ya no confía en Dios, en cambio, se vuelve hacia el
gobierno, el presidente, el sistema educativo, la seguridad social, todo para
tratar de encontrar algún tipo de estabilidad. Dios está diciendo: "Si no vas
a confiar en mí, voy a hacer que todas las instituciones en que confías
fallen".

      3. "Habéis arado impiedad, habéis cosechado iniquidad... porque
confiaste en tu camino, en la multitud de tus valientes" (versículo 13).

Oseas dice: "¡Usted dejó de confiar en el Señor y ahora va a recoger una
cosecha de iniquidad!" La humanidad hoy es sofisticada, educada y bien
informada. Hemos destronado a Dios -rechazado la Biblia y la oración- se ha
entronizado la ciencia, la psicología y la educación. Sin embargo, yo les
pregunto: ¿Cuál ha sido la cosecha? ¿Qué nos trajo todo nuestro sofisticado
aprendizaje?

      4. "No tenemos rey, porque no temimos a Jehová" (versículo 3).

Oseas era profeta sobre Israel, pero cuando comenzó la rebelde de Israel, él
fue impotente para detener la pérdida de la fe. Sus palabras no llevaban
ninguna autoridad. Cada vez que hablaba, la gente se limitó a menear la cabeza
y decir: "No tenemos ningún liderazgo, estamos sin dirección. Estamos a la
deriva".

Eso es precisamente lo que está sucediendo en América en este momento y lo
mismo está ocurriendo en la iglesia hoy. Muchos cristianos se burlan de sus
pastores, ridiculizando su autoridad. ¿Por qué? Porque las palabras de estos
hombres no llevan poder. La gente dice: "Ya no tenemos ningún liderazgo en
nuestra iglesia. Estamos perdidos, confundidos". ¡Ese es el día de pago para
destronar al Señor!
DAVID WILKERSON

lunes, 22 de abril de 2013

ENTRONADO COMO REY

El apóstol Pablo escribe que cuando Jesús regrese, "a su debido tiempo
mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de
señores," (1 Timoteo 6:15). Pablo está diciendo, en esencia: "¡Cuando Cristo
venga, va a demostrar a todos que es el Señor!"

Dios el Padre entronó a Cristo como rey de todas las naciones y toda la
naturaleza, y como el Señor de la iglesia. Pablo está diciendo: "No importa
cómo luzcan las cosas en el exterior. Todo puede parecer fuera de control y
puede parecer como si el diablo hubiera tomado el poder. Pero la verdad es que
Dios ha puesto todas las cosas bajo los pies de Jesús y ¡Él sigue siendo el
rey sobre todas las cosas!".

"Por él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y las que hay
en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades: todo fue creado por él y para él" (Colosenses
1:16). "Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia... para que en todo tenga
la preeminencia" (versículo 18).

Estos pasajes prueban que Dios todopoderoso ha nombrado a Jesucristo como
Señor, y todo dominio se ha colocado en sus manos. Sin embargo, vemos a
nuestra sociedad y al gobierno destronar a Cristo en todo, negándose a
reconocer su autoridad y reinado. Estamos quitando a Dios de nuestras escuelas
y tribunales haciendo caso omiso de Él en la elaboración de nuestras leyes. Y
ahora estamos recogiendo una cosecha terrible.

Yo creo que el rechazo de América al señorío de Cristo es la razón detrás
de todo el derramamiento de sangre, violencia, odio racial, decadencia moral,
abuso de drogas y brote de mortales enfermedades sexuales en nuestra sociedad.
Los legisladores, educadores y medios de comunicación han hecho de Dios un
tema innombrable.

Sin embargo, mi preocupación va más allá del rechazo de América a la
autoridad de Jesús. Creo que el problema del destronamiento de Cristo es mucho
peor, mucho más trágico, ya que está sucediendo en su iglesia. ¡Es cierto!
Nuestro Señor exaltado está siendo destronado en las iglesias de la tierra y
en las vidas de una multitud de creyentes.
Es comprensible que la gente impía quiere destronar a Cristo. Pero, ¿cómo se
debe entristecer Dios al ver a Cristo destronado por aquellos que se llaman por
Su nombre.
DAVID WILKERSON


jueves, 18 de abril de 2013

FIRME HASTA EL FIN

La incredulidad, incluso en su forma más leve es abominable a Dios. Es un
pecado condenatorio, que destruye el alma. Dificulta la obra de Dios en
nosotros y es el pecado detrás de todo alejamiento de Dios.

Puedes estar totalmente desprendido de todas tus posesiones terrenales y
anhelar la venida de Jesús. Puedes estar oyendo predicación sólida y cantar
alabanzas a Dios en Su casa y puedes devorar la Palabra de Dios cada día. Pero
a menos que estés orando: “Oh, Dios, hazme oír esta palabra en mi hombre
interior, hazme creer que puedo aplicarla y que se convertirá en vida para
mí”, hasta entonces no tiene efecto alguno. Lo que escuchas debe ser
mezclado con fe.

“Pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en
los que la oyeron” (Hebreos 4:2). Deja que esas palabras penetren: “A menos
que lo que lees y escuchas predicar sea mezclado con fe, ¡No tiene ningún
valor para ti!”

La Escritura dice: “[Jesús] es fiel al que le constituyó, como también lo
fue Moisés en toda la casa de Dios”  (Hebreos 3:2). ¿De qué manera se les
midió su fidelidad? ¿Cómo eran ellos realmente fieles en todas las cosas?

Ellos eran tenidos por fieles, porque nunca dudaron de la palabra del Padre
celestial para ellos. Ellos sabían que Dios haría lo que Él dijo. Verás, la
fidelidad es simplemente creer que Dios cumplirá Su Palabra.

En este sentido, Jesús y Moisés tenían “firme hasta el fin [su] confianza
del principio” (Hebreos 3:14). Ellos no tenían una clase de fe con
altibajos, o que se enfría. ¡Su fe nunca vaciló!

Así como Jesús fue fiel en Su confianza en el Padre, nuestra fidelidad será
medida por el mismo estándar: “Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual
casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el
gloriarnos en la esperanza.” (Hebreos 3:6).

Cuando aumentan nuestras pruebas y la batalla se hace más intensa, nuestra
carne puede agotarse. Con el tiempo, muchos cristianos permiten que el miedo y
la duda vayan entrando. Ellos pierden su abandono en Dios, su fe infantil en
Él, y el cuestionamiento invade sus corazones.

Al mirar el camino que me queda de vida, veo un tiempo limitado. Y lo que
quiero más que cualquier cosa es estar gozoso en la esperanza, firme hasta el
fin.
DAVID WILKERSON

miércoles, 17 de abril de 2013

EL CREYENTE QUE PERMANECE

“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.”(Juan 15:10).
Jesús obedeció fielmente todos los mandamientos de Su Padre y le llama a esto:
permanecer.

Algunos cristianos piensan que pueden seleccionar cuáles de los mandamientos
de Cristo obedecer. Si no les gusta un mandamiento, simplemente lo ignoran o
justifican su desobediencia diciendo: “Yo no lo veo de esa manera, no lo creo
así.” Si a la gente no le gusta que un pastor haga un llamado a la santidad,
simplemente lo dejan y van en busca de un pastor que acentúe lo positivo. Esa
es la razón por la cual la terrible plaga de la apatía se está extendiendo
por la iglesia hoy en día. Hemos tenido tanto miedo de las obras, nos hemos
irritado tanto acerca del legalismo, que hemos desprestigiado la obediencia.

¿Cómo es posible que un pámpano en Él no permanezca? Jesús dijo: “El que
en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Versículo 6). ¿Puede eso ser
más claro? Permanecer incluye descanso y responsabilidad. Es posible estar en
Él, conectado a la vid, y no tener un flujo de vida con el cual producir
frutos. Permanecer está relacionado con la obediencia absoluta a los
mandamientos de Cristo, porque cada pámpano tiene libre albedrío, una fuerza
vital en sí mismo. El pámpano no es pasivo, sino que debe extraer la vida de
la vid. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros”
(Versículo 7). Esto pone de manifiesto que la Palabra es el cuchillo que el
Padre usa para podar. ¿Cómo puede un pámpano llevar fruto si la Palabra del
Señor es ignorada, desconocida, descuidada?

Vemos los frutos de la sequedad brotando por toda la viña del Señor: el
adulterio, la fornicación, la bebida, las drogas; debido a que el proceso de
poda se ha detenido en muchos. La palabra de Dios es Su cuchillo, una espada de
doble filo. La mayoría de los cristianos de hoy en día no conocen la Palabra
de Dios, porque no la leen. Es imposible dar el fruto de la justicia sin que Su
Palabra permanezca en ti. El descuido de la Palabra está causando esterilidad y
trayendo una terrible sequía al pueblo de Dios.

El creyente que permanece es el que ama y teme a Dios, el que tiene hambre de
la Palabra y que tiembla a su poder de convicción. Él se deleita en tener la
palabra podando todo lo que estorba, ora para que la vida y semejanza de Cristo
se incremente cada vez más en él, y para que madure cada vez mas y mas en
obediencia y amor.


DAVID WILKERSON

martes, 16 de abril de 2013

“CHRISTUS VICTOR”

“Christus Victor” es la frase del latín que los padres de la iglesia
primitiva usaron para describir a Jesús y Su expiación. Traducido a grandes
rasgos, significa: “Nuestra victoria no está en nosotros mismos, sino en
Cristo”.

Si derrotamos a un enemigo cuando las probabilidades son de cincuenta por
ciento, nos sentimos tentados a pensar: “yo gané la batalla.” Pero cuando
nuestro enemigo tiene 3 metros de altura, cuando lo hemos reprendido pero
regresa aun más fuerte, cuando hemos agotado todos nuestros recursos, cuando
nos damos por vencidos y decimos: “No puedo hacer esto”, entonces Dios
dice: “Te tengo justo donde te quería.”

Por lo general, las historias del Antiguo Testamento son enseñadas a los
niños, no como verdades espirituales, sino como enseñanza moral. Por ejemplo,
la lección de Jonás se suele presentar como: “No desobedezcas a Dios o te
meterás en serios problemas.”

A la mayoría de nosotros se nos enseñó la historia de David y Goliat en la
escuela dominical y la lección era: “Sé valiente y osado.” El problema
con esta interpretación de la historia de David es que les estamos enseñando
a nuestros hijos a que hagan algo que ellos no son capaces de hacer. No había
ni un solo soldado israelita que podría haber sobrevivido a un combate cuerpo
a cuerpo con Goliat. Esa batalla estaba por encima incluso del hombre más
valiente.

Del mismo modo, cuando estamos en una batalla espiritual, la valentía y la
audacia no son suficientes. David sabía que no estaba a la altura Goliat. De
hecho, todavía no era ni siquiera un soldado, era demasiado joven. La única
cosa con la que David estaba armado cuando se presentó en el frente de batalla
era pan y queso para sus hermanos. Sin embargo, la diferencia con David era que
él sabía que la batalla no era suya, sino de Dios. Cuando escuchó las burlas
de Goliat, testificó:

“Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza,…y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es
la batalla, y él os entregará en nuestras manos.” (1 Samuel 17:46-47).

DAVID WILKERSON

lunes, 15 de abril de 2013

MEJOR QUE EN SUS INICIOS

"Yo... los haré prosperar más que en sus comienzos" (Ezequiel 36:11). Esta es
la promesa de una gran obra de Dios, más grande que Pentecostés, que se
producirá en estos últimos días.

Recuerde sus "inicios" espirituales, cuando fue salvo. Estaba tan feliz y
emocionado acerca de Jesús. Ahora, Dios le dice: "¡Yo voy a hacer algo mejor
para ti!" Él va a hacer mejores cosas en la iglesia que nunca antes. ¿Mejor
que el Mar Rojo? ¿Mejor que Elías haciendo descender fuego del cielo y
deteniendo la lluvia? Sí, Dios tiene algo mejor.

Se preguntarán "¿Qué podría ser mejor?". "Nuestra misma fe está construida
sobre estos grandes ejemplos". Queridos hermanos, vamos a ver la más completa
revelación de Jesucristo en la historia de la humanidad. Y aquí está la
grandeza de tal milagro: Dios va a tomar a la generación más sucia y más
perversa de todos los tiempos; la generación más dura de corazón en toda la
historia y va a limpiarlos, les dará corazones llenos de amor y los
convertirá en un santo rebaño.

"Yo multiplicaré los hombres como un rebaño. Cuando el santo rebaño..."
(Ezequiel 36:37-38). Dios va a salvar un "rebaño", una gran multitud de
hombres y mujeres. Vamos a ver pecadores de todos los ámbitos de la vida
siendo salvos: Judíos, musulmanes, ricos, pobres, asesinos, gente de todos los
orígenes.

Usted dice: "Eso no es una cosa nueva. Pecadores malvados siempre han sido
limpiados por Cristo. Dios ha estado haciendo eso desde la cruz". Es cierto,
pero recuerde, el pecado está en aumento; la maldad está creciendo y es cada
vez peor, y cuando el pecado abunda, la gracia de Dios abunda mucho más.

En el Mar Rojo, el diablo estaba avanzando y amenazando con saltar sobre el
pueblo de Dios. La diferencia hoy es que él ya ha prevalecido contra la
iglesia apóstata, capturando y esclavizando a millones de personas: " gente de
otras naciones se los han tragado... se han convertido en posesión del resto de
las naciones... han sido objeto de burla y de insultos por parte de la
gente."(Ezequiel 36:3).

Pero ahora, Dios se va a mover  por esta razón: "Porque el enemigo ha dicho
contra vosotros: ¡Ajá, ahora las alturas antiguas nos pertenecen!"
(versículo 2). Satanás y su multitud se burló y se rio, diciendo: "¡Hemos
destruido la obra de Cristo en la tierra!" Pero Dios dice: "Por causa de mi
nombre, voy a hacer una poderosa liberación".

Usted necesitará fe para entender este milagro, porque esto sucederá en el
tiempo más necesitado y más crítico en la historia de la Iglesia. Dios hará
que su rebaño camine en justicia. Él traerá tal convicción que los creyentes
que literalmente detestarán sus pecados pasados. "Multiplicaré en ustedes el
número de hombres... y se multiplicarán y serán fecundos... y los haré aun
más prósperos que antes" (Ezequiel 36:10-11).

DAVID WILKERSON

viernes, 12 de abril de 2013

ELLOS NO CREEN QUE DIOS ESCUCHA SUS ORACIONES

Algunos creyentes se desaniman por las oraciones sin respuesta y al final,
simplemente se dan por vencidos. Ellos piensan: “La oración no funciona para
mí y ¿Por qué debería orar si no tiene efecto?”

Los israelitas en el tiempo de Isaías adoptaron la misma actitud. Isaías
escribió: “Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente
que hubiese hecho justicia…me piden justos juicios, y quieren acercarse a
Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras
almas, y no te diste por entendido?” (Isaías 58:2-3).

Estas personas estaban diciendo: “Yo amo a Dios. Hago el bien y evito el
pecado, y hasta hace poco había sido fiel en buscarle en oración, pero,
¿sabes qué? Él nunca me contestó. Entonces, ¿por qué debo seguir
afligiendo mi alma delante de Él?”

Santiago escribe que Dios no contesta las oraciones de los que piden cosas
simplemente para satisfacerse a sí mismos: “Pedís, y no recibís, porque
pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:3). En otras
palabras: “No estás pidiendo la voluntad de Dios. No estás preparado para
someterte a lo que Dios quiera, en lugar de eso, estás tratando de dictarle a
Él aquellas cosas que satisfarán tu propio corazón”

Nuestro Dios es absolutamente fiel. Pablo escribe: “…sea Dios veraz, y todo
hombre mentiroso” (Romanos 3:4). Él está diciendo: “No importa si escuchas
un millón de voces gritando: ‘La oración no da resultado. ¡Dios no me
escucha!’ Que todo hombre sea llamado mentiroso porque la Palabra de Dios
permanece. ¡Él es fiel para escucharnos!”

Jesús dijo: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo
recibiréis.” (Mateo 21:22). En sencillas palabras, Cristo está diciendo:
“Si realmente crees, estarás dispuesto a esperar y estarás expectante por
una respuesta de tu Padre celestial. No importa cuánto tiempo tarde,
mantendrás la fe, creyendo que Él contestará.”

“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has
mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!” (Salmo
31:19). “Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.”
(34:10).
DAVID WILKERSON

jueves, 11 de abril de 2013

EL SEÑORÍO DE CRISTO

Aquellos que se someten al señorío de Cristo incrementan su fuerza y
conocimiento de Dios. Ellos literalmente ganan nuevas fuerzas mental y
físicamente. Ellos no desmayan en el camino porque Jesús derrama su propia
fortaleza en ellos sobre la marcha.

"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar
por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en
toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en
el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de
su gloria, para toda paciencia y longanimidad "(Colosenses 1:9-11).

Dios guardará sin mancha a los que se someten a su señorío hasta el día de
la venida de Cristo. Si nos sometemos a Jesús, haciendo lo que Él manda, no
apoyados en nuestro propio entendimiento, nunca nos faltará nada. Él suplirá
todo lo que necesitamos para agradarle. ¡El Señor mismo nos va a mantener y
nos va a sostener irreprensibles hasta el fin!

"Que en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda
ciencia; así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de
manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo: el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el
cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor "(1
Corintios 1:5-9 ).

Tenemos que confiar nuestras vidas al cuidado de Jesús. Entonces será Su
responsabilidad sostenernos y mantenernos: "Pero el Señor es fiel, y él los
mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal" (2 Tesalonicenses 3:3).
Él dice: "Si me mantienes entronizado en su corazón, yo te mantendré sin
mancha hasta mi venida. ¡Yo voy a evitar que caigas!" "sigan haciendo lo
correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creó, pues él nunca les
fallará." (1 Pedro 4:19b).
DAVID WILKERSON

miércoles, 10 de abril de 2013

JESÚS ES REY DE MI VIDA

Tal vez usted está diciendo: "¡Yo quiero que Jesús sea el rey de mi vida.
Quiero hacer todo lo que Él me manda!" Le voy a enseñar dos de las
maravillosas bendiciones que llegan a todos los que entronizan a Jesús como
rey de sus vidas.

En primer lugar, la Escritura dice que si usted se presenta a Jesús, a la
espera de recibir su consejo y dirección, usted participa de su santidad. "Por
otra parte, tuvimos padres terrenales, los cuales nos disciplinaban, y los
respetábamos. ¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los espíritus, y así
vivir? 10 La verdad es que nuestros padres terrenales nos disciplinaban por
poco tiempo, y como mejor les parecía, pero Dios lo hace para nuestro
beneficio y para que participemos de su santidad."(Hebreos 12:9-10).

Pablo nos manda a venir a Jesús, pidiéndole que nos dé dominio sobre todos
nuestros pecados y temores: " Tampoco presenten sus miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos
de entre los muertos, y presenten sus miembros a Dios como instrumentos de
justicia. 14 El pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues ya no están
bajo la ley sino bajo la gracia."(Romanos 6:13-14).

Dios está diciendo: "¡Si quieres conocer vida abundante -verdadera vida
plena-entonces sométete a Mí y Yo te daré vida sin temor, culpa o
condenación!"

En segundo lugar, los que se someten al señorío de Cristo caminan en paz, sin
miedo ni ansiedad. "vivir sin temor alguno, libres de nuestros enemigos, para
servirle75 con santidad y justicia, y estar en su presencia toda nuestra
vida... Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el
sol de un nuevo día, para dar luz a los que viven en la más profunda
oscuridad, y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz."(Lucas 1:74-75,
78-79).

¡Qué maravillosa promesa! Si rendimos nuestras vidas a Él, Él hará brillar
su luz en nuestras tinieblas y nos guiará hacia la paz y el descanso. Usted
puede notar cuando una persona ha puesto a Cristo en el trono de su corazón;
tal vida produce una paz que sobrepasa todo entendimiento y se puede ver la paz
en el rostro de esa persona y en su comportamiento.
 DAVID WILKERSON

martes, 9 de abril de 2013

RESISTENCIA AL PIE

La Biblia dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Sin el, no tenemos
poder para soportar. Amados, debemos estar en guardia, porque la culpa y la
condenación por el pecado destruyen absolutamente el gozo del Señor.

Muchos cristianos bajo esa esclavitud ahora mismo. No son capaces de aceptar el
perdón completo y gratuito y creen que no tienen derecho a ser feliz. A lo
largo de la Escritura, Dios derrama su aceite de alegría en los que han
aprendido a odiar el pecado y amar Su justicia. Eso es lo que dice la Palabra
acerca de Jesús: "Tú has amado la justicia y aborrecido la maldad, por lo
tanto Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus
compañeros" (Hebreos 1:9)

Personas que han depuesto sus pecados y están caminando con el Señor pueden
tener una lucha que está todavía sin resolver. Pero están siendo tan
atraídos hacia el Señor y es tal el hambre, que el resultado es inevitable:
¡tendrán gozo!

Supongamos que Jesús aparece en carne y hueso, vestido como un hombre común y
se sienta a su lado; un cristiano herido y derrotado, con una expresión de
tristeza, culpa, condenación y miedo. Usted no  le ha reconocido y Él empieza
a hablarle:

--"¿De verdad amas al Señor?" Él le pregunta.
Usted probablemente contestaría: "¡Muchísimo!"
--"Has pecado, ¿verdad?"
"Mmm…sí", Ud. responde.
--"¿Crees que Él perdona a todos los que confiesan y se convirtieren de sus
pecados?"
"Sí, pero... Yo lo lamento tanto, señor. Creo que me lastimado a mi Salvador,
verdaderamente le he herido".
--"Si has confesado, ¿por qué no has recibido Su perdón?"
"Lo he hecho tantas veces!"
--"¿Crees que Él perdonará 499 veces cada vez que confiesas y te
arrepientes?"
"Sí".
--"¿Odias tu pecado? ¿Todavía lo quieres a Él?"
"Oh, sí!"
--"Entonces, ¿por qué dejas que el diablo te robe la victoria de la cruz y el
poder de la sangre del Cordero? ¿Por qué no te apropias de Su alegría y miras
hacia arriba?"
Amado, no renuncie ni abandone su gozo en el Señor. Usted tiene derecho a
alabarle, a cantar, gritar y ser feliz en el Señor, ¡porque tiene un Padre
que perdona!
DAVID WILKERSON

lunes, 8 de abril de 2013

SI TÚ LO BUSCAS

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu
Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público.” (Mateo 6:6)

Cuando Jesús habla de ir al aposento secreto para buscar al Padre, Él está
hablando de algo mucho más grande que un lugar físico. El Antiguo Testamento
nos dice que Dios dividió su pueblo en dos categorías: Aquellos que lo
buscaban regularmente en su lugar secreto de oración, y aquellos que no lo
buscaban.

Cuando Dios se enojó contra Israel debido a su idolatría, Moisés levantó su
tienda de oración fuera del campamento. Las escrituras dicen: “Y cualquiera
que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del
campamento.” (Éxodo 33:7). En medio de toda la idolatría que estaba tomando
lugar en Israel, el pueblo de Dios todavía dedicaba tiempo para buscar al
Señor. Este remanente que buscaba a Dios sabía que tenía que ir fuera del
campamento no sea que ellos, también, cayeran en la apostasía que estaba
engañando al pueblo.

Siglos después, el pueblo bajo el dominio del Rey Asa entendió porqué Dios
los bendijo y prosperó, manteniéndolos en paz con todos sus enemigos:
“Porque hemos buscado a Jehová nuestro Dios; le hemos buscado, y Él nos ha
dado paz por todas partes. Edificaron, pues, y fueron prosperados.” (2da
Crónicas 14:7)

En un punto determinado del reinado de Asa, un ejército de un millón de
etíopes vino en contra de Israel. “Y clamó Asa a Jehová su Dios, y
dijo:…Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. Y
Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa…y huyeron los etíopes…fueron
deshechos delante de Jehová.”(2da Crónicas 14:11-13). Cuando Asa fue
atacado, se postró sobre su rostro y se volvió a Dios en oración, y Dios
respondió dándoles la victoria.

Poco tiempo después de ese triunfo, sin embargo, Azarías el profeta vino a
Asa y le dijo: “Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con
Él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, Él
también os dejará.”(2da Crónicas 15:2). En otras palabras: “Si dejas de
buscar a Dios y de clamar a Su nombre en todo lo que haces, Él te
abandonará.”

Cada vez que Israel buscó al Señor después de eso, Dios los bendijo: “Pero
cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová Dios de Israel, y le
buscaron, Él fue hallado de ellos.” (2da Crónicas 15:4). Israel disfrutó
el descanso cuando buscaron a Dios en oración y Él siempre los libró y les
dio orden y fuerza.
DAVID WILKERSON

viernes, 5 de abril de 2013

LA VERDADERA JUSTICIA

Todo seguidor de Jesús tiene cierto tipo de hambre en su corazón. Es un celo
apasionado de ser santo delante de Dios, libre de pecado, victorioso sobre la
carne, puro y sin mancha delante del Señor.          

De hecho, el Espíritu Santo coloca este deseo en el corazón de cada ser
humano, un deseo innato de vivir rectamente. La gente de todas las religiones,
e incluso los que no tienen religión, son movidos a vivir bien, hacer lo
recto, amar a los demás, ser la mejor persona que puedan ser. Algunos,
obviamente, huyen de ese deseo y hacen lo contrario, pero todavía son
conscientes de un profundo deseo de hacer lo correcto.

Por supuesto, ninguno de nosotros estamos a la altura de este deseo, debido a
nuestra naturaleza pecaminosa. Para los no creyentes, el espíritu de este
mundo puede oscurecer la mente a cualquier sentido de rectitud. Para los
creyentes, el fracaso al tratar de vivir de una manera que honre a Dios puede
destrozar el espíritu.    

Este deseo de vivir rectamente está detrás del significado de la palabra
justicia. Significa estar en una posición correcta con Dios (vivir por los
motivos, emociones y comportamiento correctos) y establecer la alineación
correcta con Sus propósitos.      

Para ser verdaderamente justos, tenemos que saber lo que es y no es. ¿Es la
justicia el comportamiento correcto? No, usted puede hacer lo correcto teniendo
un motivo incorrecto. Algunos cristianos hacen las cosas correctas, pero están
motivados por un espíritu farisaico. Su comportamiento externo está bien,
pero por dentro son "huesos de muerto." Por lo tanto, ¿Es la justicia el deseo
o la voluntad de ser correcto? No, muchas personas buscan la justicia con gran
pasión pero no logran alcanzarla.

La Biblia describe nuestra justicia en dos palabras: justificación y
santificación. Como cristianos, necesitamos ambas en nuestras vidas. El primer
término indica nuestra posición correcta con Dios. El segundo se refiere a
nuestro caminar con Dios, nuestra relación continua con Él.

Si no estamos justificados, no podemos ser justos. Podemos hacer buenas obras y
pasar horas en oración, pero estas cosas no nos harán justos. Eso se debe a
que la justificación está asociada con hacer las cosas con justicia. Para que
esto suceda, la ira de Dios contra el pecado tiene que ser abordada. Se tiene
que pagar una pena por nuestros pecados para que Dios los perdone.
Todos sabemos que Jesús hizo este pago (o propiciación) por nuestros pecados.
Su sacrificio en la cruz apagó la ira santa de Dios hacia nuestro pecado.
Nuestro Salvador ha cumplido con todos los requisitos para que seamos
plenamente aceptados por el Señor y estemos en una posición correcta con Él
de una vez por todas.
GARY WILKERSON

jueves, 4 de abril de 2013

CONVENCIDOS Y CONDENADOS

No somos salvos por la ley, pero por la ley estamos convencidos y condenados a
causa de nuestro pecado. "Porque por la ley es el conocimiento del pecado"
(Romanos 3:20).

La ley fue enviado "para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el
juicio de Dios" (Romanos 3:19). "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a
Cristo, para que fuésemos justificados por la fe" (Gálatas 3:24).

"La ley es santa... justa y buena ¿lo que es bueno, se convirtió en muerte
para mí? ¡De ninguna manera!  Más bien el pecado, para demostrar que es
pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por
medio del mandamiento llegara a ser extremadamente pecaminoso." (Romanos
7:12-13).

Pablo estaba diciendo, "Yo no podía confesar mis pecados hasta que supe que
eran pecado. Yo no podía buscar la santidad de Dios hasta que vi lo lejos que
estaba de Él. La ley dio en el blanco conmigo destruyendo mi indiferencia
acerca del pecado. Cuando vi la santidad de Dios por Sus mandamientos, el
pecado se hizo completamente pecaminoso para mí."

Esa es la convicción que te lleva directamente a los brazos de Cristo,
clamando: "¡Misericordia, Señor, no puedo salvarme a mí mismo, no puedo
cumplir tu ley. He visto el pecado de mi corazón!"

La fe ha sido definida como "la huida de un condenado pecador arrepentido,
hacia la misericordia de Dios en Cristo Jesús." Sólo la persona que ha sido
convicta por sus pecados según la ley de Dios "escapa hacia Cristo" en busca
de refugio.

En el día de Pentecostés, Pedro se levantó y ofreció a la multitud el
evangelio de la gracia de Dios. Pero primero, las puso bajo la luz
resplandeciente de la ley, los señaló con el dedo y les dijo: "y ustedes lo
aprehendieron y lo mataron por medio de hombres inicuos, crucificándolo"
(Hechos 2:23). El corazón de la gente fue compungido, completamente convictos
por la Palabra de Dios se pusieron a gritar: "¿qué debemos hacer?"
(Versículo 37).

A Adán se le dio el evangelio de la gracia, después de que sus "ojos fueron
abiertos" (Génesis 3:7). ¡Fue sólo después de haber visto su lamentable
condición y las consecuencias de su pecado que Dios le trajo el mensaje de
misericordia y de esperanza!
DAVID WILKERSON

miércoles, 3 de abril de 2013

JUSTIFICADOS POR FE

La justificación y la justicia vienen por la fe. Soy salvo por la fe, hecho
justo por la fe y guardado por la fe en la sangre de Cristo. Esa es la base
misma del Evangelio. Pero no toda la fe es fe que justifica. La Biblia
claramente habla de dos clases de fe: una que justifica y otra que no tiene
ningún valor, una fe que incluso los demonios ejercitan.

El libro de los Hechos narra que Simón el mago "creyó", pero su fe no era del
tipo que justifica. "Simón también creyó y... fue bautizado" (Hechos 8:13).
Simón ofreció dinero al apóstol Pedro para adquirir el poder del Espíritu
Santo, pero Pedro le contestó: " Por lo que veo, estás en manos de la
amargura y la maldad" (versículo 23). Él estaba diciendo, "Tu corazón está
todavía atado por el pecado."

Pedro le dijo a Simón que sin arrepentimiento tanto él como su dinero se
perdería. De hecho, Simón creyó pero no fue hecho justicia de Dios en
Cristo. Su fe no era fe que justifica, la clase de fe que purifica el corazón
y trae la justicia de Cristo.

La Escritura dice mucha gente "creyó [en Jesús]... al ver los milagros que
hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos... pues él sabía lo que había
en el hombre" (Juan 2:23-25). Estas personas tenían una creencia en Cristo,
pero no era la fe de aquellos que reciben "potestad de ser hechos hijos de
Dios" (1:12).

Justificación por fe es más que una fe de consentimiento; hace más que
simplemente reconocer a Dios. Santiago sostuvo: "Tú crees que Dios es uno;
bien haces: también los demonios creen, y tiemblan" (Santiago 2,19). Santiago
estaba hablando de una fe muerta, temporal, no de aquella eterna. Y Jesús les
advirtió acerca de esta clase de fe, diciendo que algunos creen por algún
tiempo "[pero] no tienen raíces. . . y en el tiempo de la tentación se
apartan "(Lucas 8:13).

Pero hay una fe que justifica, que "purifica el corazón" (Hechos 15,9) y "cree
para justicia" (Romanos 10:10).

Para que la fe sea de justificación, tiene que estar acompañada por el deseo
de  obedecer y ser fiel a Dios. Esta clase de fe tiene una fuerza vital, un
principio de obediencia eterna y amor a Dios.


DAVID WILKERSON